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Política

Sólo sabemos que no sabemos nada

El sesgo terrorista de los atentados ha llevado a Bush a no distinguir grises en un mundo que ya no será como antes Culebreó la sospecha y, de inmediato, toreó la certeza: Osama ben Laden dejó su huella en los atentados. Como en otras ocasiones: la bomba en el estacionamiento subterráneo de las Torres Gemelas, en 1993; las voladuras de las embajadas norteamericanas en Kenya y en Tanzania, en 1998, y el boquete en el destructor USS Cole en Yemen, en 2000. Una ristra de horrores, reivindicado el fanatismo, o la brutalidad, como el derecho de los malos, de un lado. Una ristra de errores, reivindicada la réplica, o la defensa, como el derecho de los buenos, del otro. Y, en el medio, una ristra de cabos sueltos, entre horrores y errores, reivindicado el derecho de la duda. O del escepticismo. Legítimo frente a las pistas zigzagueantes de una banda terrorista cuyo presunto líder, Mohamed Atta, ingeniero y piloto, de 33 años, nacido en El Cairo, radicado en los Estados Unidos, habría estado vinculado con (leer más)

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Política

Herida por un sable sin remache

Señal de alerta: la gente pierde confianza en las instituciones porque no ve satisfechas sus expectativas económicas Vivíamos en un ombligo. Los latinoamericanos, no sólo los argentinos. Tan aislados vivíamos, náufragos en tierra firme, que usábamos palabras raras. Como sentimientos en lugar de feelings y reuniones en lugar de meetings. En un santiamén, apenas una década, pasamos del tercer mundo al primero. Y, entonces, empezamos a llamar a las cosas por su nombre: loft al galpón venido a más, topless a nada por aquí y poco por allá, baguette al pan flauta, look al aspecto personal, fashion a la moda, sale a la liquidación de fin de temporada (o de mes), shopping a la vuelta del perro y todo por dos pesos (o su equivalente en otras monedas) al excedente made in China. Teníamos programas de televisión aburridos, no talk-shows ni reality-shows, y noticieros, no magazines. Ni zapping hacíamos, obstinados en cambiar de canal. De Panamá, digo. Tanto hemos cambiado, sin embargo, que vanos parecen ahora los esfuerzos con tal de preservar las especies en (leer más)

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Política

Balada para un loco

Videla se convertía, casi al mismo tiempo, en el primer dictador latinoamericano procesado por la Operación Cóndor De sobra sabía que iba a ser sobreseído por la Sala Sexta de la Corte de Apelaciones de Santiago. Los achaques no son tan malos como parecen. Sobre todo si resultan una vía de escape. La única de Pinochet, a los 85 años, con la arrogancia en baja, la arteriosclerosis estable y la demencia en alza después de 503 noches de posoperatorio en las afueras de Londres con la visita frecuente de una diva como Margaret Thatcher. Razón, quizá, de sus deseos ardientes de volver a casa. Por la razón o por la fuerza. Como el canto de una moneda de 100 pesos chilenos. Que, echada a rodar, cayó ceca allende los Andes: casi en estéreo con su eximición de juicio por falta de juicio, el lunes, Videla pasaba a ser, el martes, el primer dictador latinoamericano procesado por la Operación Cóndor. Patentada en Santiago a fines de 1975. Tres meses antes del golpe en la Argentina, dos (leer más)

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Política

Devoto de los votos y de las botas

El régimen de Castro, más amigo de la dictadura argentina que de la democracia, se ufanó de una victoria moral Perdido por perdido, nunca vencido, Fidel Castro removió el avispero: «Eso es lamer la bota de los yanquis», espetó el 2 de febrero por los 39.500 millones de dólares que requería el blindaje financiero. Podrían haber sido 1500 millones menos si hubiera pagado la añosa deuda contraída con la Argentina, pero suele ofenderse cada vez que un emisario del gobierno, o del vil capitalismo, trata de hablar de ella. Nada de eso, entonces: asesorado por expertos sobre las inminentes grietas de la Alianza desde la renuncia de Carlos Chacho Alvarez a la vicepresidencia, sólo pretendía cargar contra las relaciones carnales con los Estados Unidos. En otro país, el exabrupto de Castro, con tono grave de stalinista dogmático, movimientos ampulosos de showman vocacional y uniforme verde oliva de recién llegado de Bahía de Cochinos, habría desatado réplicas inmediatas de oficialistas y de opositores por igual. Que eso no se dice, que eso no se hace, que (leer más)

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Sociedad

Sapos de otro pozo

Entre 5000 y 10.000 argentinos buscan su destino en España, pero chocan con puertas cerradas por temor a una invasión Empecemos por casa: somos un país de inmigrantes y, sin embargo, no aceptamos a los recién llegados. Vengan de donde vinieren, salvo que sean turistas, banqueros, inversores o cráneos en alguna materia. Desconfiamos de ellos. En especial, si son de los países limítrofes. De los cuales, por omisión y por deformación, nos sentimos más alejados que de España, de Francia, de Italia y de los Estados Unidos. Estamos convencidos, sobre todo en Buenos Aires, de que somos superiores (griegos y romanos desterrados, según Borges) por un mérito tan vago como la pertenencia. Por algo respondemos a un retrato perverso entre nuestros vecinos: son italianos que hablan español, pero se creen británicos que viven en una réplica de París en América latina. No nos quieren, seamos francos. Nosotros tampoco nos queremos, ni queremos a los demás. Ni a los provincianos. A los extranjeros de estatura baja y piel cobriza solemos achacarles la causa de casi todos (leer más)

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Política

Cuándo volverás a ser lo que no fuiste nunca

El dominio de las FARC sobre una porción del país consagra de hecho la existencia de un Estado dentro del Estado Tirofijo está como Carlos Menem: enamorado. En su caso, de una guerrillera a la que duplica en edad. Con ella, Sandra, de 37 años, habrá descorchado aguardiante, o alguna champaña reservada para la ocasión, en Inspección Los Pozos, cerca de San Vicente del Caguán, después de la prórroga que concedió el gobierno de Andrés Pastrana a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sobre las tierras que dominan a su antojo en el sur del país. Maravilloso si Tirofijo, de 70 años, fuera Walt Disney o la Madre Teresa, no el líder guerrillero más veterano del mundo. Hombre de armas llevar, por más que, curiosamente, también empuñe el violín. Que ha ganado más que cualquier otro con su renuencia al diálogo y con su concepción setentista del poder. Pasada de moda, pero efectiva. O lucrativa. Hasta dejó plantado a Pastrana el día que recibió, limpios de presencias tan molestas como soldados y policías, los (leer más)

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Política

Casémonos vía México, Chile o Paraguay

La gira de Fox por el Cono Sur coincidió con el desafuero de Pinochet y con elecciones en el único país del Mercosur que no visitó ASUNCIÓN.– No sólo por la boca muere el pez. También muere por el puño. O por la letra: “En la vida militar se vive quizá con mayor claridad formal que en otra parte en la permanente dinámica de mandar y obedecer. En la organización militar quien no sepa mandar, no sirve. Y quien no sepa obedecer, tampoco sirve. Por lo demás, y aunque resulta un tanto drástico decirlo así, en la vida la persona que resulta más inútil es aquella que no sabe mandar ni obedecer”. ¿Napoleón? Frío. ¿Maquiavelo? Frío. ¿Bolívar? Más frío aún. Es una perla del pensamiento vivo de Pinochet. De su libro Política, politiquería y demagogia, editado en 1983. Párrafo, frío a secas, trascripto en el veredicto de la Corte de Apelaciones de Santiago por el cual, después de 10 años de impunidad como correlato de 17 de dictadura, ha sido despojado de sus fueros de (leer más)

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Economía

Lo atamos con alambre

Cardoso procura que Brasil se consolide como líder de la región, pero sufre reveses que debilitan su aspiración Detrás de la escandalosa revalidación del poder de Fujimori en el Perú hubo gato encerrado, según trascendió. O, al menos, un pacto incumplido con Fernando Henrique Cardoso, su par brasileño, presuntamente acordado poco después de que la sangre llegara al río con el retiro de los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en vísperas de las elecciones y, como correlato de ellas, con las sospechas de fraude expresadas con dureza inusual por los Estados Unidos. Señales, o advertencias, que Fujimori pasó por alto. Como también habría pasado por alto el gesto, o el silencio, de la diplomacia brasileña con tal de atenuar el impacto que podrían haber tenido las sanciones que barajaban los Estados Unidos en la OEA. El silencio, siempre más difícil que la palabra, tenía un costo: que Fujimori, a cambio de no ser aislado, emitiera de inmediato señales y gestos en favor de la democracia y de la apertura política en (leer más)

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Política

Desaforados

Finalmente, la Organización de los Estados Americanos (OEA) demostró que podría pagar parte de sus deudas, originadas por mora de los países miembros, si se abstiene de mandar observadores a los procesos electorales. Es más barato confiar en la palabra de los ganadores, como Fujimori, que gastar dinero y tiempo, o viceversa, en levantar campamento por sospechas de fraude, dejando todo a la buena de Dios, para convalidar, después, las trampas advertidas entre bambalinas. O los observadores observaron mal, o los observados observaron mejor. Es un dilema. Quizás otro habría sido el desenlace en el Perú si los Estados Unidos no hubieran metido sus narices. La amenaza unilateral de sanciones, rechazada por la mayoría en la OEA, sólo despertó nacionalismos. O reparos. Esos que dictan, tanto en México como en Venezuela en vísperas de sus elecciones, que cada uno debe resolver sus asuntos en casa. Sin participación extranjera. Menos aún de los primos del Norte, imperialistas durante las dictaduras, intervencionistas desde Kosovo. Y, sin embargo, admirados por todos. Vaya contradicción. ¿Que podría haber hecho la (leer más)

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Política

Durmiendo con el enemigo

Supongamos que un vecino del edificio golpea a la mujer frente a los hijos. Nos consta por el escándalo, en su departamento, y por el carácter de él. Agresivo, generalmente. ¿Qué podemos hacer? Ignorarlo, llamar a la policía o, armados de valor, tocar el timbre. Si vamos solos, quizá todo siga igual y nos ganemos, de puro comedidos, un enemigo que usa el mismo ascensor que nosotros. Si vamos acompañados (por los miembros del consorcio, digamos), quizás el hombre acepte razones y empiece a respetar las normas más elementales de la convivencia. Todo sea con tal de que ella, la mujer, no resulte herida. O más herida aún. Supongamos ahora que el vecino es Fujimori, que el edificio es América latina y que la mujer es la democracia. La mujer puede ser bonita o no tanto, pero no deja de ser mujer. A secas. Así como la democracia, fuerte o no tanto, no deja de ser democracia. A secas, también. En este caso, la mujer, o la democracia, es víctima de los arrebatos de un (leer más)

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Sociedad

La conjura de los narcos

BOGOTÁ.– Desde que la policía colombiana descubrió en agosto de 1999 que una banda de narcos había sacado del país media tonelada de heroína por medio de una compañía que prestaba servicios terrestres a American Airlines en Miami, algo comenzó a oler mal. O peor que antes. Y no en Dinamarca, precisamente. Era la señal de que los carteles de Cali y de Medellín, últimamente sombreado su infame monopolio por competidores desleales de México, operaban con libertad y alevosía no sólo en Colombia, sino también en uno de los aeropuertos de mayor movimiento, y seguridad, del mundo. Y que, en su afán de remozar de inmediato el sistema de distribución, iban a sustituir en forma paulatina los contenedores por las mulas (pasajeros que transportan pequeñas cantidades). El tráfico hormiga, sin embargo, no alcanza a cumplir con la demanda, cada vez más exigente, del 75 por ciento de la cocaína que se consume en todo el planeta. Made in Colombia. Es decir, cerca de 165 millones de toneladas. Lo cual habla por sí mismo de la (leer más)

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Política

Motines a bordo

Resistencia al cambio siempre hubo. Resistencia y miedo. Que llevaron a Octavio Paz, por ejemplo, a escribir: «Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo». Del miedo al cambio. Sobre todo, en momentos en que no se ve, ni se vislumbra, la luz al final del túnel. Como ahora, tal vez. Destello de ello ha sido la derrota en las elecciones regionales italianas de Massimo D’Alema (en retirada después de haber sido el primer comunista converso que llegó al gobierno) frente al ultraderechista Silvio Berlusconi. Un outsider (forastero de la política), millonario y políticamente incorrecto como Ross Perot, que, a diferencia del norteamericano, supo obtener millones de votos gracias a la decepción de la gente con la partidocracia. Sinónimo de los aparatos que manejan los partidos tradicionales. En Italia, sin embargo, primó más el efecto arrastre de la onda conservadora que surca Europa (es decir, la resistencia al cambio) que una mala gestión de D’Alema. Onda conservadora, o revolución, que comenzó con la victoria en cadena (leer más)

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Política

Perdona nuestros pecados

Libre de toda especulación política, Juan Pablo II ha demostrado dos virtudes divinas: perdonó y pidió perdón. Perdonó de inmediato a Mehmet Ali Agca, el turco que intentó matarlo el 13 de mayo de 1981, y, a su vez, pidió perdón, hace una semana, por los errores, las omisiones y las injusticias que cometió la Iglesia en sus 2000 años de historia. Mucha responsabilidad para un solo hombre, cual cruz, por más que esté un paso más allá de los poderes terrenales. Un paso más acá, sin embargo, su actitud no deja de ser la respuesta a una demanda frecuente de gente de toda laya: la sinceridad, cual correlato de la honestidad. De los políticos, en especial.          Sinceridad que, con menor tenor y aún menor énfasis, salvó de la catástrofe a Bill Clinton después de los siete meses de 1998, los primeros, en los cuales negó sistemáticamente la relación (impropia, según él) que mantuvo con Monica Lewinsky mientras era becaria de la Casa Blanca. La admisión de la verdad, más por necesidad que por (leer más)

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Sociedad

Devuélvase al remitente

Que Pinochet haya vuelto, o sido devuelto, a Santiago no significa necesariamente una victoria de la que pueda ufanarse a bastón suelto. Es, quizá, la forma más elegante que encontró el gobierno británico, en aprietos desde que recibió el pedido de extradición de la justicia española, de deshacerse de él. O, tal vez, el broche de un acuerdo político cuyas primeras hilachas comenzaron a vislumbrarse en vísperas de las elecciones presidenciales en las que, después de una primera vuelta reñida, Ricardo Lagos, socialista enrolado en la Concertación, coronó la continuidad que rige en Chile desde el final de la dictadura. El triunfo de Lagos, aunque no sea democristiano como Eduardo Frei y Patricio Alwyn, fue como una figurita repetida en los últimos 10 años frente a un candidato por la derecha, Joaquín Lavín, que renunció a mitad de camino a la causa Pinochet por considerarla perdida. No era negocio, al parecer, insistir con el prócer de otra generación. Situación que, como sucedió desde que Pinochet quedó detenido en Londres, el 16 de octubre de 1998, (leer más)

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Política

Cartón lleno

Moderación y valor gobiernan el Cono Sur. En especial, después de la ajustadísima victoria de Ricardo Lagos en Chile. Un socialista remozado. Quizá más afecto a la tercera vía que promueven Bill Clinton y Tony Blair que sus inminentes pares de la Argentina, Fernando de la Rúa, y de Uruguay, Jorge Batlle. Quizá más a la izquierda que sus antecesores Eduardo Frei y Patricio Aylwin, democristianos. Quizá menos a la derecha que su rival, Joaquín Lavín, bendecido por Pinochet. Quizás en el mismo centro en el que confluye la mayoría de los presidentes de América latina, menos Fidel Castro, por razones prácticas, no necesariamente ideológicas. La moderación de Lagos, no exenta de valor, está en sintonía con los perfiles de De la Rúa y de Battle. Cual respuesta, más que todo, a una demanda coincidente en los tres países: la defensa de la sociedad establecida, aunque imperfecta e injusta, de modo de evitar audacias, o vueltas de tuerca, que puedan alterar las reglas de juego. Eso no dice; eso no se hace; eso no se (leer más)