Ruinas circulares
Difícilmente israelíes y palestinos retomen el camino de la paz en tanto Sharon y Arafat sigan siendo sus líderes De milagro salvó el pellejo Yasser Arafat. Era entonces, en el verano de 1982, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). En retirada del oeste de Beirut, después de una década de dominio, hacia Gaza, su nuevo enclave. Corrido por las tropas israelíes, bajo las órdenes del ministro de Defensa, Ariel Sharon. Cada uno, enemigo íntimo del otro, siguió su carrera. Pero el destino vino a encontrarlos casi dos décadas después de la expulsión de los fedayines de Beirut, también en verano, en esta segunda intifada (sublevación palestina). Brutal. Despiadada. De réplicas mutuas hasta el fin del mundo. Que, en la cultura de Medio Oriente, no es el Apocalipsis, sino el día en que uno muere. Un nuevo estadio. Signado por la gloria de haber cruzado el umbral divino. Razón de ser de aquellos que no temen inmolarse por Alá y llevarse con ellos la vida, o el alma, de inocentes que (leer más)