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Las manos de Milei

Cada vez que me toca entrevistar a mandatarios y exmandatarios me reservo una pregunta final: “Seré curioso, ¿qué lleva en los bolsillos?”. No me importa. Solo quiero saber cuán conectados están con los suyos. Lo expongo en el libro El Poder en el Bolsillo: intimidades y manías de los que gobiernan. Son más de 50 testimonios en primera persona y de primera mano. ¿Dinero? Nunca pagan. ¿Tarjetas bancarias? No necesitan ¿Documentos de identidad? Nadie osaría pedírselos. ¿Llaves? Las puertas se abren mágicamente frente a sus narices. ¿Gafas? Siempre habrá alguien dispuesto a alcanzárselas, así como un pañuelo o una pastilla de menta. ¿Licencia de conducir? Asunto del chofer. La mayoría no lleva nada. Presidentes, primeros ministros y otros pocos son los únicos seres del planeta que, como reyes y mendigos, pueden ir por la vida con los bolsillos y los bolsos vacíos. O casi. En ello reside el poder: en cargar cada vez menos cosas o simplemente nada sin temor a no tener a mano aquello que precisen en cualquier momento y lugar. Con el (leer más)

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La maldición del pulgar

Error con error se paga. Le atribuyen a la pintura Pollice Verso, obra del pintor francés Jean-Léon Gérôme en1872, el consenso de un pueblo sediento de sangre que saca el puño y extiende el pulgar hacia arriba (pollice verso, pulgar girado) en un anfiteatro colmado. ¿Significaba la ejecución, como en las películas y las series sobre Roma? No. El pulgar hacia arriba apuntaba al cielo, la salvación, y el pulgar hacia abajo apuntaba al infierno, la muerte. Antes de las redes sociales, el pulgar hacia arriba era una señal halagüeña, algo así como una aprobación o un deseo de buena fortuna. El zoólogo, etólogo y pintor surrealista inglés Desmond Morris explica en el libro Gestures (Gestos) que el pulgar hacia arriba, no hacia abajo, era la señal para apuñalar al caído y enviarlo al averno. Sin emperadores ni gladiadores, el emoji del pulgar hacia arriba pasó a ser un sinónimo de like, okay, todo bien, me gusta o como quiera llamárselo. Y llegó a los tribunales de Canadá. La compañía Swift Current, de la provincia (leer más)

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Cuento de Navidad

Una niña de 10 años en Estados Unidos le pidió a la policía que investigue la existencia de Papá Noel. La niña, Scarlett Doumato, escribió una carta de puño y letra y la entregó a la comisaría de Cumberland, Estado de Rhode Island, con las pruebas que requería que analizara: una galleta parcialmente comida y restos de zanahoria. El jefe de la policía de Cumberland, Matthew Benson, envió la evidencia a la unidad de ciencias forenses del Departamento de Salud del Estado para su análisis.     El Departamento de Salud de Rhode Island informó que no fue capaz de confirmar ni de refutar de manera definitiva la presencia de Papá Noel en el hogar de la niña. Añadió que no encontró coincidencias completas con alguien en el sistema de índices combinados de ADN, pero señaló que había una semejanza parcial con un caso de 1947 ubicado en la avenida 34 de la ciudad de Nueva York, en alusión a la película Milagro en la calle 34. Le indicó que necesitaría más muestras de ADN de (leer más)

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Los coreanos se quitan años

El popular cantante coreano Kim Tae-hyung, más conocido por su nombre artístico V, nació el 30 de diciembre de 1995. Tiene 27 años. En teoría. En Corea del Sur, el recién nacido viene al mundo con año y en el año nuevo cumple otro. Eso significa que Kim festejó dos cumpleaños en un par de días. El método para contar la edad de ese modo es originario de China y de otros cofines de Asia. Corea del Sur dispone de tres métodos para contar la edad. Oficialmente, el país utiliza el sistema de conteo internacional desde 1962, pero también aplica el que supone que ganan un año cada 1 de enero y otro que responde a la edad calendario. En buen romance, un bebé nacido en diciembre de 2022 cumplió dos años el 1 de enero de 2023. La Asamblea Nacional de Corea del Sur aprobó una ley que elimina los métodos tradicionales de contar la edad. La llamada edad coreana desaparecerá en los documentos oficiales. Bajo esos sistemas, Kim o V, cantante de la (leer más)

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¿Ves siempre el mismo número?

Desde hace unos años me pasa lo mismo. Cada vez que miro el reloj son las 21:12 o las 12:21. El número capicúa, al derecho o al revés, me persigue, inclusive cuando alzo la vista para ver la altura de una calle o cuando pispeo un precio en una tienda (en dólares o en euros, aclaro). No soy apostador, así que paso de jugarle al 21 (la mujer) o al 12 (el soldado), según la tradición de la quiniela argentina. Cada vez que lo intenté, siempre con ayuda, terminó saliendo una letra en lugar de un número. Les pasa a muchos con otro número espejo: el 11:11. ¿Por qué se topan siempre con el mismo número? El síntoma se llama apofenia. ¿Es grave? Para nada. Tiene nombre de enfermedad, pero se trata de un fenómeno o, acaso, de una casualidad. El apocalipsis tenía fecha a plazo fijo: el 21 de diciembre de 2012, último día del decimotercer baktún (ciclo de 144.000 días en la cuenta larga del calendario maya). Hubo un error de cálculo del (leer más)

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¿Qué te hace feliz?

La familia, los amigos, la salud, la estabilidad laboral y la tranquilidad económica, entendida como llegar a fin de mes, determinan la satisfacción de las personas. Esos factores hacen que la gente sea feliz. Lo otro, empezando por la política, pasa a ser secundario. Algo que ocurre fuera de casa, como el solazo en el verano o la nieve en el invierno. Un estudio del Pew Research Center, para el cual fueron consultados casi 19.000 adultos de 17 economías avanzadas, revela no sólo eso, sino también la lejanía de aquello que mantiene en vilo a las cúpulas del poder, cada vez más divorciadas de las necesidades de la población. Un sondeo anterior, realizado en 34 países, revelaba que más de la mitad de los ciudadanos en el mundo no está satisfecha con el funcionamiento de la democracia. Los motivos: frustración con la clase política e inestabilidad económica. El monopolio de la virtud consiste en estos tiempos en apartarse de los partidos tradicionales, desangelados en casi todas las latitudes, y transitar por el centro o abrazar (leer más)

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Hablar a gritos

Una docente increpó con vehemencia a un alumno. Fue un arranque de ira a favor de la vicepresidenta Cristina Kirchner y en contra del expresidente Mauricio Macri en una escuela secundaria de Ciudad Evita, partido bonaerense de La Matanza. La sancionaron. El presidente Alberto Fernández creyó oportuno defenderla en su condición de profesor de la Universidad de Buenos Aires: “Que haya tenido el debate es formidable, porque invita a pensar». ¿A pensar o a taladrar el cerebro de aquel que piensa diferente, como si hablar a gritos fuera una fórmula eficaz para hacerlo cambiar de parecer? A pensar, en todo caso, invita el libro Hablar con los demás, de Máximo Paz, publicado por La Crujía. En el aula no hubo un debate, sino una arenga. En tiempos de efervescencia política en Argentina, con una campaña mediocre para las elecciones de medio término, no pocos candidatos suponen que resulta efectivo alzar la voz y tener la última palabra. Los políticos no viven en una burbuja. Son el reflejo de una sociedad polarizada que antes de los (leer más)

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El café en primera persona

Quedamos pronto y fácil para compartir un café en casa o en un bar. Taza va, taza viene, el café suele ser una excusa, no un fin en sí mismo. Hasta que uno repara en la historia de ese grano tostado y molido que en el libro Yo, Cafeto, de Analía Álvarez, cuenta en primera persona su propia historia. Una historia que comenzó “desde aquel rayo de sol que calentó la tierra” en la antigua Abisinia, ahora Etiopía, país sin litoral del Cuerno de África, y que entregó generosamente sus semillas a profetas, sultanes, reyes, conquistadores y adelantados para que hicieran de todas las tierras del mundo su tierra. “Mi tierra”, como dice él mismo. O, en realidad, Álvarez, periodista, docente universitaria y especialista Q Grader en café arábica. La semilla debió esquivar varias peripecias, como la Petición Contra el Café, escrita por las damas de Londres en 1674 por la preferencia de los caballeros a dejarse subyugar por el placer del café en desmedro de otros placeres, o las denuncias de sus detractores de (leer más)

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El amor en tiempos de pandemia

En vísperas de los comicios de 2011 en Turquía, el entonces primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, sabía que iba a ser reelegido gracias a las travesuras sexuales del vicejefe del opositor Partido del Movimiento Nacionalista, Bülent Didinmez, y de su antiguo líder en Estambul, Ihsan Barutçu. Los pescaron con dos muchachas en un hotel. Debieron renunciar. Un año antes, el jefe de otro partido opositor turco, el Republicano del Pueblo, Deniz Baykal, había tomado esa drástica decisión tras ser descubierto en offside con una diputada de sus filas, Nesrin Baytok. Las imágenes subidas a YouTube resultaron fatales. Las cargó un grupo chantajista, Idealismo Diferente. Eran otros tiempos. La libertad individual, más allá del escándalo, no afectaba la responsabilidad colectiva. En medio de la pandemia, las cosas cambian. Dominic Cummings, exasesor del primer ministro británico, Boris Johnson, habrá celebrado la dimisión del secretario de Salud, Matt Hancock, con rango de ministro, por haber incumplido las restricciones. El diario The Sun publicó una grabación explosiva, “primicia mundial”, con la cual revela que Hancock “engañó a su esposa (leer más)

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En el nombre del Papa

Juan Pablo I, el primer papa que eligió un nombre doble y el primero en nacer y morir en el siglo XX, ordenó iniciar su pontificado con una misa, no con una ceremonia de coronación. Murió en circunstancias extrañas a los 33 días de su papado. León XIII era llamado “el papa obrero” por haber escrito la primera carta social de la Iglesia, Rerum Novarum (De las Cosas Nuevas), en 1891. Pío X y Benedicto XV se negaron a ser embalsamados. El médico de Pablo VI decidió no hospitalizarlo en sus últimos días porque no se trataba de un hombre común. Murió rezando el Padre Nuestro. Revelaciones de Nelson Castro, periodista y médico, en La salud de los papas: medicina, complots y fe desde León XIII hasta Francisco. Su último libro o, acaso, un reto aceptado. El de Francisco en Roma, nada menos. “Le recuerdo que usted tiene que escribir un libro sobre la salud de los papas en el que yo le voy a hablar de mis neurosis”, le soltó. Transcurría octubre de 2017. (leer más)

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Disparates presidenciales

«Cuanto peor, mejor para todos y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí el suyo beneficio político». Fin de la cita textual de Mariano Rajoy, presidente de España entre 2011 y 2018. El trabalenguas dejó de piedra al Congreso de los Diputados. Provenía de la misma boca, la presidencial, que había soltado: «Tenemos que fabricar máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas porque lo que no va a hacer nunca la máquina es fabricar máquinas a su vez”. Genialidades dignas de Groucho Marx. En ristra. El sucesor de Rajoy, Pedro Sánchez, no quiso ser menos cuando intentó presumir de su lenguaje inclusivo dirigiéndose a los “miembros y miembras” del bloque del Partido Popular (PP). Desliz atribuido inicialmente a Bibiana Aído, ministra de Igualdad de José Luis Rodríguez Zapatero, repetido por otra socialista, la diputada Soraya Rodríguez. Furcio que también cometió el presidente de Chile, Sebastián Piñera. Sin afinidad ideológica, en Argentina, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, siguió esa línea discursiva cuando se dirigió a “todos los jóvenes y jóvenas del sur de la provincia (leer más)

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Apocalipsis a plazo fijo

Iba a ser el 21 de diciembre de 2012, el último día del decimotercer baktún (ciclo de 144.000 días en la cuenta larga del calendario maya), pero hubo un error de cálculo. En 1582, cuando se introdujo el calendario gregoriano, quedaron 11 días en el aire. ¿Entonces? Recalculando. El Apocalipsis pasó a ser el 21 de junio de 2020, siete años y seis meses después. O 2739 días. Esas cifras, sumadas, dan 21. La fecha clave de junio de 2020, domingo con cara de jueves, transcurrió sin pena ni gloria en medio de la pandemia. Un predicador evangélico de Estados Unidos, Paul Begley, predice ahora que el fin del mundo será el 21 de diciembre de 2020, «cuando Júpiter y Saturno estén a sólo 0,1 grado entre sí y se forme el astro más brillante desde la estrella de Belén”. Todo se centra en el 21 del mes 12. Cifras especiales, el 21 y el 12, según la numerología. Vivimos en el siglo XXI y estamos en vísperas de 2021. Veintiún gramos pesa el alma, (leer más)

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El reloj mágico

El aburrimiento, fenómeno inusual antes de la cuarentena por la pandemia, puede afinar la imaginación. Tanto que dos muchachos que habían arribado a la ciudad de Buenos Aires de San Eduardo, pueblo de menos de mil habitantes de la provincia de Santa Fe, miraron a su alrededor en la habitación de dos camas que compartían en una pensión de mala muerte y se las ingeniaron para saltar a las páginas del diario Crítica. El de Natalio Botana, uno de los más vendidos en la Argentina de mediados del siglo XX. ¿Qué hicieron? Inventaron y patentaron el reloj mágico. Una joya de la ingeniería diseñada con un despertador, una manguera, un velador y un calentador. Ninguno tenía estudios superiores, pero eran ingeniosos. Capaces de armar un coche con las piezas de ocho de distintas marcas o de crear un despertador que “evitará el madrugón de las madres o hermanas de quienes deben concurrir temprano a sus ocupaciones diarias”. ¿En qué consistía el reloj mágico? Dice el artículo: “Al sonar el despertador, caen algunas gotitas de agua (leer más)

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Cuando Bush daba la hora

A mediados de 2007, George W. Bush sufrió un percance en la ciudad de Fushe Kruje, Albania. Comenzó a estrechar manos con el reloj puesto y terminó de hacerlo sin él. ¿Se lo habían robado? “Lo encontró uno de sus guardaespaldas y se lo entregó a su mujer”, repuso el gobierno albanés, alérgico al escándalo. Antes de partir, desde la puerta del Air Force One, el presidente de Estados Unidos saludó con el brazo izquierdo en alto. Dejó a la vista la correa de cuero negra de su Timex. La misma marca que usaba Osama bin Laden. Sospechas y suspicacias al margen, el gobierno albanés suspiró con alivio en aquella ocasión. Iba ser embarazoso que Bush perdiera en su país el reloj, un modelo barato, y que sospechara que Bin Laden estuviera detrás del posible robo para tener uno de repuesto. Cuatro años después, Fushe Kruje erigió una estatua de tres metros de altura en honor a su héroe (Bush, no Bin Laden). Bush saluda con el brazo izquierdo en alto, como en su única (leer más)

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Groenlandia, ¿Estados Unidos?

Donald Trump nació en Queens, condado de Nueva York rodeado de islas. Su madre, Mary Anne MacLeod, vino al mundo en una isla. La de Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, Escocia. No es extraño que Trump, después de haber amasado su fortuna en el negocio inmobiliario, pretenda comprar una isla. No cualquiera. La más grande del mundo: Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Era uno de los sueños de otro presidente de Estados Unidos, Harry Truman. Su oferta, 100 millones de dólares, no prosperó en 1946. Tampoco prosperó la de Trump, más cauto a la hora de ponerle precio. “Groenlandia no está en venta”, repuso su primer ministro, Kim Kielsen. Telón para la fugaz negociación entre un país enorme con islas de diversos tamaños y un país pequeño cuya capital, Copenhague, se encuentra en la isla de Selandia. Las otras islas, la inmensa Groenlandia y la diminuta Feroe, entre el Reino Unido, Noruega e Islandia, componen el reino. Trump puso el ojo en Groenlandia, peñasco helado con valor geoestratégico y (leer más)