Y la orquesta sigue tocando
Gente de toda laya y nacionalidad tiende a creer, como Woody Allen, que tiene más problemas que el resto del mundo Errores cometemos todos. Que tire la primera piedra quien no haya tecleado alguna vez la contraseña del cajero automático en el microondas. ¡No tan fuerte, por favor! La experiencia ayuda a cometer errores nuevos en lugar de repetir los viejos. Es la gracia de los errores: siempre son originales. Pero hay errores y errores. U horrores. Son aquellos por los cuales pueden pagar tanto sus autores como otros que, sin arte ni parte, se ven involucrados en situaciones embarazosas. O desastrosas. Como los pasajeros del Titanic. A esos errores, y sus primas hermanas las omisiones, apuntaba un diplomático norteamericano retirado, frente a un grupo de camaradas en idéntica situación, mientras planteaba un desafío a la buena memoria con una pregunta de sobremesa en un club privado de Washington: «¿Cuál ha sido para ustedes el error o la omisión del año?», inquirió, abriendo el juego. Era una pregunta con trampa. Todos pensaron al principio que (leer más)