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Política

Carrozas de fuego

Rumbo a Pekín, la antorcha olímpica enciende cada vez más objeciones a China En dos palabras resumió China su solicitud de ser sede de los Juegos Olímpicos: reforma y apertura. En todas sus acepciones, reforma y apertura son argumentos políticos, no deportivos. Por esos argumentos políticos, precisamente, las protestas de cada marzo en el Tíbet contra el régimen comunista de Pekín estallaron, en este marzo en particular, con mayor vehemencia que en años anteriores. Desde las marchas por la democracia en 1989, en forma casi simultánea con la matanza de la Plaza de Tiananmen y la caída del Muro de Berlín, la extraordinaria paz de la ciudad sagrada de Lhasa no se veía turbada por tiroteos y destrozos. En ella, capital del Tíbet, la mayoría étnica, de nombre han, impone las reglas. En ella, la brecha entre ricos (chinos) y pobres (tibetanos) es mayor que en cualquier otra ciudad china. En ella, los tibetanos recuerdan cada 10 de marzo, desde 1959, las revueltas que forzaron al Dalai Lama a exiliarse en la India. En este (leer más)

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Setenta veces siete

Kosovo independiente es una buena carta electoral para Putin Cuando terminó la guerra de Kosovo, los soldados rusos arribaron a la provincia serbia antes que los tanques de la alianza atlántica (OTAN). Era lógico: los militares norteamericanos y europeos no habían puesto un pie en el terreno durante la represalia aérea contra el régimen de Slobodan Milosevic. Era lógico y era, también, una demostración de poder. Los bombardeos duraron 78 días. Entre el 24 de marzo y el 9 de junio de 1999 hubo 5000 víctimas de un solo lado, el serbio, y ninguna del otro. Con la ayuda de Boris Yeltsin, entonces presidente de Rusia, Milosevic sorteó la regla Galtieri: no cayó de inmediato por la derrota, sino un año y medio después. En ese lapso, los serbios no recibieron de su gobierno una admisión sobre el desenlace de la guerra. Sólo supieron que Kosovo, ocupada por 16.000 efectivos de la fuerza multinacional de paz (KFOR), adquiría el estatus de protectorado. En él, el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), considerado terrorista, narcotraficante y (leer más)

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Entradas agotadas

El gran debate político en la Unión Europea es cómo controlar la inmigración En 2006, el ex canciller británico Jack Straw mostró inquietud por el uso del nijab  (velo que oculta la cabeza y parte del rostro de las mujeres musulmanas). No mostró inquietud por el hábito en sí, sujeto a discusión en colegios y universidades de Europa, sino por la contrariedad que supone entablar un diálogo más o menos razonable con una persona a la cual uno apenas puede adivinarle las facciones y verle los ojos. El ejemplo, banal, casi frívolo, entrañaba un asunto de mayor relevancia: el contraste entre encerrarse en uno mismo o confiar en los demás. En realidad, la ventaja de vivir en una comunidad en lugar de vivir en un gueto. El uso del nijab, prohibido en los institutos educativos de Francia y en algunos de Bélgica por su aparente carácter religioso, no es un precepto del Corán, sino una elección de cada mujer o, en ocasiones, un capricho del marido. En una sociedad como la británica, dominada por lógicos (leer más)

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En casa manda él, pero ella toma las decisiones

Si bien la imagen del líder masculino está intacta, se supone que las mujeres no son propensas a caer en la corrupción Le pregunté a Mary McAleese, presidenta de Irlanda, por qué no llevaba cartera como la mayoría de las mujeres: “Siempre llevo a mi marido –respondió con naturalidad–. Martin lleva el dinero, las llaves y todo eso que una suele cargar en la cartera. Yo prefiero llevar solamente a mi marido”. Era broma, pero hablaba en serio. Martin estaba sentado a su lado, impertérrito, sonriente, orgulloso de su papel de primer caballero (o cónyuge de la primera mandataria). En su país, desangrado durante años por la ira del IRA, que una mujer fuera presidenta no era novedoso: Mary Robinson, su antecesora, había sido la primera. Lo del género es relativo, en realidad. No era extraño que Martin llevara en sus bolsillos los artículos de primera necesidad de su mujer. Poder y dinero nunca dejaron de ser asuntos masculinos. En España, con una vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y un (leer más)

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Nosotros, que nos queremos tanto

Nunca hubo mejores condiciones para la integración regional y, a la vez, nunca hubo tantos enconos capaces de trabarla Dos amigos observan a una mujer. Dice uno: “Tú la ves descansando sobre el brazo de aquel hombre. Sólo que ayer descansaba así sobre el mío”. Replica el otro: “Y mañana se posará sobre el mío”. Dice uno: “Mírala sentada junto a él. Fue sólo ayer que se sentaba junto a mí”. Replica el otro: “Mañana se sentará a mi lado”. Y así, mientras la mujer bebe de la copa de su pareja, contempla su rostro y susurra a sus oídos, uno memora el pasado y el otro vislumbra el futuro con ella. Hasta que uno concluye que esa mujer es extraña. Replica entonces el otro: “Ella es como la vida, poseída por todos los hombres; y como la muerte, conquista a todos los hombres; y como la eternidad, envuelve a todos los hombres”. ¿Es América latina como la mujer descripta por Gibrán Jalil Gibrán en el cuento Ayer, hoy y mañana? Es, al menos, como (leer más)

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Tu verdad, mi verdad, la verdad incómoda

Una crisis diplomática se abrió entre los EE.UU. y Turquía por una suma de factores que incluyen el holocausto armenio En defensa de la verdad, el filósofo, político y economista británico John Stuart Mill planteó en 1859, en su tratado Sobre la libertad, que una opinión debía ser debatida a fondo, “frecuentemente y sin temor”, de modo de evitar que se marchitara como “un dogma muerto”. La verdad, concebida como la idea por Platón y como la forma por Aristóteles, descorre el velo de la apariencia. El concepto varió desde la filosofía antigua hasta la contemporánea, pero la verdad no dejó de ser lo que es. Lo inmutable, aquello que no cambia más allá de la discusión y de la interpretación. El holocausto judío existió. El holocausto armenio, como supo llamarlo Winston Churchill, también existió. Dicen que Hitler reparó en él por la rapidez con la que creía que el mundo olvidaba las grandes masacres. Reparó en él para emprender la impiadosa y abominable faena de purificación social en la cual incluyó rusos, eslavos, polacos, (leer más)

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Según pasan los daños

Con la amenaza de declarar la guerra contra Irán, Sarkozy subió la apuesta de la reconciliación con los Estados Unidos En 2003, el director de la consultora Mercados Emergentes, Iñigo Moré, disparó desde el portal del Real Instituto Elcano, de Madrid: “¿Qué tienen en común Irak, Irán y Cuba? Lo primero que viene a la cabeza es su enemistad con los Estados Unidos. Pero comparten algo más. Los bancos franceses son sus primeros proveedores de fondos”. Tenía razón: a fines del primer trimestre de ese año, en coincidencia con el comienzo de la guerra contra Irak, los bancos franceses eran los principales dadores de créditos privados internacionales de Saddam Hussein, los ayatollahs chiítas y Fidel Castro, según el Bank for International Settlements (BIS). Los bancos franceses eran, a su vez, los financistas más importantes de otros países poco confiables para los Estados Unidos, como Vietnam, Somalia y Camboya. El vínculo con Hussein, al cual Jacques Chirac honró en más de una ocasión, explicaba el rechazo de Francia, en el Consejo de Seguridad de las Naciones (leer más)

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Cómo atarse los cordones con una sola mano

Cada vez hay menos diferencia entre los gobiernos de ambas tendencias, vectores de la vida política durante dos siglos En la Revolución Francesa no había zapatos para ambos pies. Aún no se fabricaban. El zapato derecho era igual al izquierdo. Sin diferencias entre sí. Los pies terminaban domándolos: pasaba a ser uno el derecho y el otro el izquierdo. Con la política ocurrió algo parecido. En la asamblea nacional constituyente de Francia se sentaron a la derecha los partidarios de la monarquía absoluta y a la izquierda los detractores del orden establecido. Hasta entonces no había corrientes de opinión identificadas de ese modo. Tenían, como los zapatos, el molde derecho y debían calzarlo en el pie izquierdo. No existían las hormas, supongo. Dos siglos después, con un zapato para cada pie, la derecha y la izquierda sobreviven más en la forma que en el contenido. En Europa, cuna de ambas vertientes, varios motes sustituyeron los modelos primitivos. En Gran Bretaña, Francia, y Alemania, entre otros países, no pocos candidatos de un polo enriquecen sus programas (leer más)

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La Revolución Francesa

Una nueva generación de gobernantes europeos refirma la identidad nacional y recompone la relación con los EE.UU. Dejó dicho Napoleón que los problemas de Francia se resolvían con dos cosechas. Con dos cosechas, Nicolás Sarkozy no resolvió los problemas de Francia, pero, como hijo de una generación invicta del trauma de la Segunda Guerra Mundial, se perfiló en la campaña electoral como el sepulturero del gaullismo y, en plan de renovación, como el partero de otro tipo de alianza con Europa y los Estados Unidos. Un conservador interpretó  entonces el papel de revolucionario en una obra en dos actos que vino a ser el anverso de la resistencia a la posibilidad de que el legado del último Tony Blair, parecido a Margaret Thatcher, demuela lo que quedó en pie de la utopía de Mayo del 68. En Francia, nada menos. Sarkozy pertenece a la generación de la canciller de Alemania, Angela Merkel, conservadora como él. Pertenece, también, a la generación de Blair, en retirada tras su último acto: el histórico acuerdo entre protestantes y católicos (leer más)

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Plan canje

Hayan estado en sus aguas territoriales o no, Irán quiso subir la apuesta frente a las inminentes sanciones de la ONU Amonestado o no, Irán nunca consideró la posibilidad de suspender su programa de enriquecimiento de uranio. Prometió que no iba a usarlo para fabricar la bomba. Nadie le creyó. Y, por ello, puso a la comunidad internacional en un aprieto. En un aprieto mayúsculo: los Estados Unidos, encerrados en su “eje del mal”, siempre se mostraron más propensos a la guerra que a la diplomacia. Pesó Irak, sin embargo. Pesó Irak, con su rédito penoso, y pesó, también, Gran Bretaña, asociado con los máximos exponentes de la denostada “vieja Europa”, Francia y Alemania, en el intento de evitar otra confrontación. O de recuperar la cordura. La captura de 15 marinos británicos en aguas territoriales iraníes, o no, puso en otro aprieto a la comunidad internacional. En otro aprieto mayúsculo: ¿cómo responder a un país soberano, bajo sospecha por su obsesión de obtener la bomba, ante una situación por la cual Israel, en circunstancias diferentes, (leer más)

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Cuatro presidentes y un funeral

En el país de las dos vigilias, el pasado volvió a aflorar, y a dividir, por la deuda del general con la historia Pinochet no era el dictador, sino el general. El general a secas. Del dictador no se hablaba en Chile. Había adquirido el mote fuera. Lo cual, a oídos de un chileno sorprendido en el exterior con la asociación libre entre su país y el caballero, como supo llamarlo Tony Blair, no resultaba grato ni simpático. Resultaba paradójico que el espejo de la modernización de la economía de América latina reflejara una imagen tan distorsionada y que coincidiera, a su vez, con gravísimas violaciones de los derechos humanos, primero, y con sospechas de corrupción, después. El general no era Chile, pero Chile era del general. En 1999, mientras estaba detenido en las afueras de Londres, parecía omnipresente. Parecía, aclaro, porque, por creyente que fuere, carecía de mérito para atribuirse un don de Dios. Su rostro, severo, fisgoneaba desde los balcones, las paredes, los diarios y las revistas. Fisgoneaba desde todos los rincones, seguro, (leer más)

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Cómo ser opositor y no morir en el intento

El dilema afecta a América latina, sobre todo por la impronta de Chávez y por el correlato de las elecciones en México BERLÍN.– Poco sabía Gabriela Büssemaker, alcaldesa de Ettlingen, Estado de Baden-Württemberg, del origen remoto de sus visitantes: la Argentina. Sólo acudían a su memoria, mientras departía con diputados por Compromiso para el Cambio, Recrear, la UCR, el ARI y los partidos Demócrata de Mendoza y Renovador de Salta, los reclamos de alemanes furiosos por no haber cobrado los dividendos de los bonos de la deuda pública que habían adquirido antes de la crisis. Ese tema y la curiosidad por la cercanía entre Néstor Kirchner y Hugo Chávez, así como el conflicto con Uruguay por las plantas de celulosa, fueron recurrentes en las reuniones con dirigentes del Partido Liberal Democrático (FDP). Después de la crisis, la Argentina dejó de ser una sucursal de Europa, plasmada, cual síntesis, en la vida y la arquitectura de Buenos Aires. Antes, la pregunta era: ¿cómo nos ven? Ahora, la pregunta es: ¿nos ven? En Alemania, concentrada en su (leer más)

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Reloj, no marques las horas

Vencido el plazo de la ONU, Irán desafía a la comunidad internacional con su empeño en desarrollar material sensible y peligroso Desde la muerte del ayatollah Ruhollah Khomeini, diez años después de la revolución islámica, Irán aplicó una estrategia: zigzagueó entre la agresión y la persuasión. La agresión contra los Estados Unidos y, cuando se vio apremiado, la persuasión con Europa. La estrategia de los mullahs, capaz de sacar de quicio a George W. Bush, reportó el tiempo como beneficio inmediato para un régimen que, de cara al mundo, debió ser intérprete de una faz política y de otra religiosa como síntesis de un poder complejo. Tan complejo que no vaciló en socavar gobiernos comprometidos con causas contrarias a sus intereses, como Arabia Saudita, mientras sentaba precedente de su rechazo a la existencia de Israel. En todo momento se valió Irán de la confusión, de modo de mostrarse agresivo, por un lado, y persuasivo, por el otro. Nunca antes, sin embargo, estuvo tan decidido a disponer de la capacidad de enriquecer uranio, aislar plutonio y (leer más)

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Recuerdos del futuro

Cambian los candidatos y los partidos, pero no cambia la percepción de las mañas que tantas veces se le criticaron al PRI Le advirtieron cierta vez a Adolfo López Mateos, presidente de México entre 1958 y 1964: “No son pocos, señor, quienes se aprovechan de la generosidad de usted y están hincándole el diente al presupuesto”. No lograron incomodarlo, parece. Sonrió, según el escritor Rafael Loret de Mola. Sonrió y extrajo la cajetilla de Delicados que siempre llevaba consigo. Encendió uno, tranquilo. “Cada mexicano tiene la mano metida en el bolsillo de otro mexicano… ¡y pobre de aquel que rompa la cadena!”, concluyó mientras exhalaba la primera bocanada de humo. ¿Rompió la cadena Vicente Fox, el primer presidente ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años? Lo prometió, al menos. Desde 2000, los mexicanos vislumbraron un cambio profundo. Tan profundo que iban a sepultar aquello que en 1929 el presidente Plutarco Elías Calles llamó sistema político e iban a concebir una democracia a secas en la cual no fuera necesario, o imprescindible, que un (leer más)

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La excepción a la regla

Más allá de izquierdas y derechas, los latinoamericanos buscan respuestas urgentes a problemas comunes Antes de que amaneciera el milenio, el mundo estaba partido por la mitad. El Muro de Berlín separaba al comunismo soviético del capitalismo norteamericano. Los aislaba. Era uno o el otro, incluso después de la reunificación de Alemania, más allá de las adaptaciones libres de cada modelo según las idiosincrasias de los pueblos y de los gobiernos. No había más para escoger mientras Europa ensayaba con híbridos en busca de un sello propio. En busca, en realidad, de la tercera vía, mentada, o patentada, por el director de la London School of Economics and Political Science, Anthony Giddens. Con ella convenció a Tony Blair de que fundara la internacional de centro izquierda que congregó en 2003 a un sindicalista duro como Luiz Inacio Lula da Silva, un intelectual socialista como Ricardo Lagos y un peronista práctico como Néstor Kirchner. Rara mezcla a pesar de la vecindad y de las coincidencias. Cinco años antes, mientras Francis Fukuyama insistía en clausurar la historia, (leer más)