Voy, lo mato y vengo
En Irak, los ejércitos privados cambiaron radicalmente el concepto de la guerra En septiembre de 2007, las autoridades iraquíes responsabilizaron a la compañía Blackwater, especializada en contraterrorismo y combates urbanos, de la muerte de 11 civiles en Bagdad. Como si fuera novedosa la participación de ejércitos privados en la guerra, un comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos convocó de urgencia a sus miembros. Uno de ellos presentó un informe inquietante: Blackwater, cuyos contratos con el gobierno norteamericano superaban los 1000 millones de dólares, había estado involucrada desde 2005 en 195 tiroteos en Irak. Sus empleados sólo podían abrir fuego en defensa propia. Eso adujeron los abogados frente a los cargos presentados por la policía iraquí. Citado a declarar en el Capitolio, el dueño de Blackwater, Erik Prince, antiguo militar de elite y generoso contribuyente del Partido Republicano, recordó que 30 de sus hombres habían muerto en Irak por haber protegido a diplomáticos norteamericanos. Con un sentido pésame y una indemnización a los deudos terminó el incidente. Blackwater, según observa el investigador (leer más)