La isla de la fantasía
La influencia de los gobiernos de los Estados Unidos, Venezuela, Brasil y España será decisiva en la inminente transición En vísperas de la parada militar del 2 de diciembre en la plaza de la Revolución, la gran incógnita no era la presencia de Fidel Castro. Ya no. Que estuviera poco iba a cambiar la situación. Desde el 31 de julio había delegado el mando en su hermano Raúl. Excepto esporádicas apariciones con el diario oficial Granma de la fecha correspondiente sólo para demostrar que seguía vivo, todo se centraba en el secreto mejor guardado de la isla: su estado de salud, librado a la decisión del destino de mantener el pulgar erguido o inclinarlo hacia abajo. Faltaba después de 47 años. Faltaba y, con su ausencia, abonaba la intriga sobre el desenlace. El desenlace de Cuba, más que el suyo. Febriles comenzaron a ser los contactos reservados con los gobiernos de Hugo Chávez, por un lado, y de George W. Bush, por el otro. Febriles y, en ocasiones, precipitados. Sobre la mesa, aún dominada por (leer más)