Trump se indulta a sí mismo

Es el primer expresidente de Estados Unidos en comparecer ante los tribunales para enfrentar cargos federales después de haber sido el primero en ejercicio en ser acusado dos veces




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¿Qué podría salvar a Donald Trump de 400 años de cárcel si resulta culpable de los 37 cargos penales en su contra por retener ilegalmente documentos clasificados que, según el fiscal Jack Smith, habrían puesto en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos de haber sido revelados? Un indulto presidencial. ¿Y quién podría dictarlo? Él mismo si gana las primarias republicanas y, después, las generales de 2024. O, acaso, un mandatario de su signo político mientras sigue cosechando récords Guinnes.

Como en abril, acusado de falsificar documentos para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels, Trump se declaró inocente ante la corte de Miami después de haberse llevado decenas de cajas de la Casa Blanca con archivos confidenciales cuando salió a regañadientes en enero de 2021. Las escondió en su casa de Mar-a-Lago, Florida, donde fueron recuperadas en un operativo sin precedente del FBI ordenado por el Departamento de Justicia. En este caso, después de haber sido condenado en mayo por un tribunal de Nueva York a pagarle cinco millones de dólares a la periodista E. Jean Carroll por haberse propasado con ella en los probadores de la sección de lencería de una tienda de Manhattan en 1996.

Nada le impide ser candidato y presidente, por más que sea condenado antes de las elecciones. En 1920, Eugene Debs, cinco veces candidato presidencial por el Partido Socialista, hizo su campaña desde la prisión. Había sido sentenciado por sedición a raíz de su oposición a la Primera Guerra Mundial. Obtuvo un millón de votos. Lo indultó el presidente Warren Harding, republicano, ganador de aquellas elecciones. Casi un siglo después, Trump podría conmutar su pena si logra ser elegido. Las encuestas le auguran ventaja en las primarias y, de superarlas, una riña cabeza a cabeza con Joe Biden, su rival de 2020.

Nunca reconoció la derrota ni los estragos provocados por los suyos en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 para no certificar la victoria de Biden. En el town hall de New Hampshire en mayo, su primera aparición pública frente a un público no necesariamente enrolado en sus filas desde 2020 y la primera en CNN desde 2016, se mantuvo en esa postura agresiva, plagada de exageraciones, fanfarronadas, insultos y fake news, que encandila a su tropa. Ocho de cada 10 creen que las acusaciones no tienen fundamento legal, sino político, según un sondeo de Reuters-Ipsos. ¿La fórmula? Indultarse a sí mismo a pesar de las evidencias en su contra.

Jorge Elías

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