Japón: ante la hipótesis de ser atacado con armas nucleares o de ser invadido

Entre enero y febrero, ReporteAsia se entrevistó con académicos y funcionarios gubernamentales




El buque Mogami, parte de la Fuerza de Autodefensa Marítima | Foto del Ministerio de Defensa de Japón
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Por Marcos Gonzalez Gava

En términos de Seguridad y Defensa, por el estado de conflicto en el que se encuentra el mundo actualmente, Japón analiza hipótesis que vislumbran desde potenciales ataques con misiles balísticos y armas nucleares hasta la invasión y el despliegue de fuerzas militares extranjeras sobre su territorio. No por nada hace apenas unos días, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, afirmó que en este momento «las tensiones geopolíticas y la desconfianza han elevado el riesgo de guerra nuclear a su nivel más alto en varias décadas”. Lo dijo en una reunión del Consejo de Seguridad sobre la no proliferación nuclear justamente organizada por Japón. Ante este escenario, el país del sol naciente viene profundizando el proceso que desde 2013 lo está llevando a aumentar sus capacidades militares de Defensa y Contraataque.

Entre enero y febrero de este año ReporteAsia estuvo en Japón recorriendo distintos puntos de su geografía, entrevistando a académicos y funcionarios de diferentes estamentos de su Gobierno, entre ellos a integrantes del Ministerio de Defensa para poder profundizar el conocimiento en las cuestiones de geopolítica que tienen lugar en Asia Pacífico, en especial aquellas relacionadas con el archipiélago japonés, que son muchas y muy variadas.

El mero hecho de ingresar a dicho Ministerio fue una experiencia inolvidable, y algo adrenalínica, sin lugar a dudas: se trata de un complejo de edificios fortificados ubicados en la zona de Shinjuku, en Tokio, altamente vigilados, y a donde no es fácil tener acceso.

La entrada al recinto estuvo organizada con perfección por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón: se trató de una operación protocolar pero estricta, que marcaba la seriedad del código de conducta que rige el lugar. Una vez adentro, en un ambiente muy ameno, pudimos dialogar con el capitán de marina Nakamura Yuki, Jefe de la sección de Planificación y Políticas del Departamento de Planes y Operaciones, y con Iwamaru Shigeki, vicedirector de la División de Políticas de Defensa y Planificación estratégica, perteneciente a la Oficina de Políticas de Defensa del Ministerio. De ellos recibimos información detallada sobre el Plan de Defensa de Japón, y una explicación integral sobre la posición japonesa en temas de Geopolítica regional.

También en la ciudad capital de Japón tuvimos la posibilidad única de entrevistar al Prof. Nobumasa Akiyama, profesor de la Escuela de Políticas Públicas e Internacionales y de la Facultad de Derecho de la Universidad Hitotsubashi, uno de los académicos más destacados de Japón y más prolíficos en cuánto a escritos publicados sobre Defensa y Desnuclearización, diálogo que publicamos hace unas semanas en ReporteAsia.

Sobre las mencionadas conversaciones está basada la información que a continuación presentamos.

Una nueva era de crisis

El país del sol naciente está viviendo grandes momentos de cambio. Desde América Latina no es fácil percibirlos, pero las transformaciones son profundas, en un mundo que en todas sus latitudes muestra un proceso de reorganización económica marcado en la post pandemia de COVID-19.

Uno de esos cambios, Japón lo está viviendo por el lado de la Seguridad y la Defensa, sector en el que invertirá 43,5 trillones de yenes hasta 2027, adquiriendo capacidades integrales para responder distintos tipos de ataques que pudiera sufrir, siguiendo una multiplicidad de hipótesis de conflicto bélico que baraja su Gobierno.

La invasión de Rusia sobre territorio ucraniano marcó un hito que aceleró el gasto militar a nivel global. El hecho que Rusia, un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, haya modificado el status quo de las relaciones internacionales unilateralmente y por la fuerza, mostrando desprecio por la ley internacional al lanzar una agresión sobre un país soberano, anexando territorios y recursos, y que haya utilizado una retórica amenazante sobre el uso de armas nucleares, como sucedió hace apenas unos días, marcó un nivel de tensión geopolítica jamás vivenciando desde la Segunda Guerra Mundial, que para Japón revela el inicio de una nueva era de crisis militar global.

Japón analiza hipótesis que vislumbran desde potenciales ataques con misiles balísticos y armas nucleares hasta la invasión y el despliegue de fuerzas militares extranjeras sobre su territorio

Japón saca conclusiones a partir de la experiencia de Ucrania, que entiende, justifican su necesidad de aumentar sus capacidades de Defensa y Contraataque y el presupuesto involucrado para los próximos 5 años. Primero, observaron que la fuerza defensiva de los ucranianos contra los invasores rusos no fue suficiente, fallando entonces en desalentar la agresión, dando lugar a que se genere un daño masivo. Segundo, que para debilitar los intentos unilaterales por cambiar el status quo a la fuerza, las capacidades de Defensa deben estar ya construidas, y en este caso, Ucrania falló en hacerlo por no contar con aliados militares directos y comprometidos. De hecho, Europa, que debía ser su mayor apoyo, no logra darle el sustento (financiero y armamentístico) necesario al ejército ucraniano, que está luchando una guerra en su nombre.

Esta flaqueza, de la que Japón aprende una importante lección, fortalece de hecho su alianza con Estados Unidos, al que considera taxativamente su único aliado en términos militares, el que mayoritariamente le provee tecnología y armamento para el armado de sus fuerzas de Defensa y Contraataque. Aunque como veremos más adelante, Japón también ha sabido construir una red de contención militar en la zona colaborando con múltiples países.

Hipótesis de conflicto

Las preocupaciones de Japón no están enteramente enfocadas en Rusia, con la que mantiene conflictos por territorios al norte de Hokkaido, y que tiene un rol desestabilizante en la región. El ascenso de China como potencia geopolítica, y nuclear, representa tal vez, la mayor preocupación para los japoneses. Esto quedó manifestado en distintas encuestas, como la publicada en noviembre de 2022 realizada por el conservador Yomiuri Shimbun y NNN (Nippon News Network), que reflejó que el 80% del público encuestado estuvo de acuerdo en que China representaría una amenaza mayor para la seguridad de Japón si la administración de Xi Jinping lograse un tercer mandato en el poder (cosa que sucedió en marzo de 2023), y el 68% estuvo de acuerdo en que Japón debería fortalecer sus capacidades de Defensa. Este apoyo de la opinión pública se considera sustancial para poder aplicar las políticas que lleva adelante el primer ministro Fumio Kishida, sin el cual, probablemente, no podría lograrlo.

Si se toman como ciertas las múltiples declaraciones del presidente Xi en los últimos años alertando sobre la inevitable reunificación del territorio de su país para lograr el “Rejuvenecimiento Chino”, y sus palabras durante el vigésimo Congreso Nacional del Partido Comunista de China (16 al 20 de octubre de 2022) afirmando que su país nunca prometería renunciar al uso de la fuerza para lograr el gran objetivo de la reunificación nacional, puede concluirse que un conflicto bélico en Asia Oriental y en Asia Pacífico es posible en el corto plazo.

Si Xi Jinping continúa gobernando China durante otros 10 años (dos mandatos más), parece probable que quiera dejar un legado de progreso hacia el objetivo de la reunificación antes del año 2049, para cuando China buscará lograr un estado de “modernización socialista” completo. Mucho se especula que la reunificación también podría darse en 2027, cuando se cumplan 100 años de la fundación del Ejército de Liberación de China (PLA, por sus siglas en inglés)

Lo cierto es que esa reunificación implicaría para China la ocupación de territorios japoneses como las Islas Senkaku, que son reclamados por Beijing, y Taiwán. Las Senkaku justamente se encuentran ubicadas en el Mar del Este de China, entre Okinawa y Taiwán, que están separados por solo 749 Km de distancia. Por ende, habiendo dos objetivos geoestratégicos de China tan cerca entre sí, es entendible que se vislumbre la posibilidad que el PLA busque invadir ambos territorios en una misma operación. Justamente, el Ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán dijo el miércoles 20 de marzo que China ha construido bases militares «enormes» en tres islas del Mar de China Meridional, sumando una presión adicional a la que ejerce casi cotidianamente en la región con el despliegue de aviones caza y fuerzas navales (como fragatas chinas clase Jianwei II), que suelen ingresar a territorio aéreo y marítimo japonés y taiwanés de manera indistinta.

Japón no es, por lo menos abiertamente, un aliado militar de Taiwán. Pero desde ya, los unen desde cuestiones históricas hasta lazos económicos, culturales y políticos muy fuertes, que Beijing mira con desconfianza, y que Taipéi aprovecha con mucha astucia para lograr un apoyo estratégico en las narices de Xi Jinping. El intercambio a nivel gubernamental viene creciendo. Por ejemplo, en enero de este año la presidente taiwanesa Tsai-Ing Wen recibió una delegación encabezada por Keiji Furuya, presidente del Consejo Consultivo de Miembros del Grupo Japón-República de China de la Dieta (congreso) japonesa.

El ascenso de China como potencia geopolítica, y nuclear, representa tal vez, la mayor preocupación para los japoneses

En esa ocasión, la presidenta Tsai expresó que su país está comprometido en profundizar las asociaciones con Japón en todos los ámbitos. Asimismo, agradeció a Japón por su participación en una declaración conjunta realizada con Corea del Sur y Estados Unidos a principios de 2024, en la que reiteró su apoyo a la paz y la estabilidad a través del Estrecho. En respuesta, Furuya llamó a Taiwán “un verdadero amigo”, y enfatizó que todos los países que valoran la libertad y la democracia y respetan los derechos humanos y el estado de derecho deben trabajar juntos.

La tecnología se destaca en la agenda de colaboración estratégica nipona-taiwanesa, en especial en el sector de los semiconductores, ya que la empresa taiwanesa TSMC a principios de este año inauguró su primera fábrica en Kumamoto, Japón, y ya planea la construcción de una segunda planta. Considerando lo sensible y estratégico que resulta la fabricación de estos microchips, alrededor de los cuales se desarrolla parte de la “Guerra Comercial China-Estados Unidos”, la elección de Japón como sede alternativa para producirlos da muestras también de la importancia que tiene el país del sol naciente para Taiwán.

Lo que es casi un hecho es que, ante una contingencia bélica en Taiwán, Estados Unidos intervendría en defensa de la isla, como expresó el presidente estadounidense Joe Biden en 2022 para evitar una invasión desde China. Para cumplir ese objetivo, EE.UU. utilizaría estratégicamente las 120 bases militares que tiene diseminadas en Japón (que suman 57.000 soldados), lo cual podría atraer ataques chinos al territorio japonés, que tengan como objetivos las instalaciones militares estadounidenses y aquellas que utilizan las Fuerzas de Defensa Japonesa, que cuenta con alrededor de 250.000 integrantes y 59.000 reservistas.

¿Pero qué rol jugaría Japón en caso de ataques a Taiwán? En una potencial crisis “probablemente desempeñará un papel similar al de Polonia en la guerra de Ucrania debido a la geografía”, expresó Koichiro Bansho, teniente general retirado de tres estrellas de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón. “Si China lanza una operación militar para apoderarse de Taiwán, Japón es el único país que puede servir como puerta de entrada para que la comunidad internacional proporcione suministros a los taiwaneses para defenderse”, agregó.

También los conflictos territoriales entre Filipinas y China en el Mar del Sur de China, por las islas Spratly, complejizan la situación en la zona. La tensión entre Beijing y Manila se ha hecho cada vez más evidente por la mayor presencia militar de China en la región, que se contrapone a la política de “Indo Pacífico Libre y Abierto” que promueve el país nipón, región en la que tiene intereses comerciales y diplomáticos estratégicos. Justamente, Japón y Filipinas están negociando un acuerdo de Defensa en estos momentos, para actuar en bloque en caso que alguno de ellos sea víctima de un ataque.

Por el lado de Corea del Norte, en los últimos años se ha intensificado el lanzamiento de misiles balísticos desde territorio norcoreano hacia el Mar de Japón. El último sucedió el lunes 18 de marzo, cuando Kim Jong Un supervisó el accionar de sus “lanzadores múltiples de cohetes súper grandes”, que dispararon misiles de corto alcance (SRBM) denominados MRL KN-25, de 600 mm. Esto sucedió días después del cierre del ejercicio “Freedom Shield 24” entre las fuerzas de Estados Unidos y Corea del Sur, y mientras el Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se encontraba en Seúl para una cumbre sobre democracia.

En el marco de la guerra en Ucrania, Japón además ve con mucha preocupación la alianza entre Corea del Norte y Rusia, ya que Pyongyang está proveyendo a Moscú de armamento para ser utilizado en su guerra, mientras se entiende que el gobierno que lidera Vladimir Putin asiste a Norcorea a través de transferencia tecnológica y materias primas para construir satélites y mejorar sus capacidades bélicas con aviones de combate, misiles tierra-aire, vehículos blindados y equipos o materiales de producción de misiles balísticos, así como de otras tecnologías avanzadas.

El arsenal nuclear norcoreano (de 30 a 70 dispositivos), lo mismo que el chino (que incluye de 400 a 500 cabezas nucleares), que tienen planes de crecer en los próximos años, son también dos cuestiones que amenazan el equilibrio de poder en Asia oriental, considerando que Japón no posee ninguna de estas armas y que, por el contrario, es un conocido luchador por la promoción de la Paz y la Desnuclearización.

En este contexto marcado por varias hipótesis de conflicto, este año el gasto en Defensa de Japón aumentará en más de un 16% en comparación con 2023, en lo que se considera un presupuesto militar récord. El presupuesto de Defensa de 7,95 billones de yenes (aproximadamente 56 mil millones de dólares) para el año fiscal 2024 que comenzó en marzo, marca el segundo año de un programa de fortalecimiento militar de cinco años bajo una nueva estrategia de Seguridad que adoptó el gobierno del primer ministro Fumio Kishida hasta 2027.

Antecedentes

Pero esto no siempre fue así. Desde la Segunda Guerra Mundial, la Seguridad Nacional de Japón había estado sustancialmente garantizada por su alianza militar con Estados Unidos. De hecho, históricamente el país nipón por este motivo sólo gastó el 1% de su PBI en defensa nacional, mucho menos que el 3,7% de Estados Unidos, y los países de la OTAN se comprometen a gastar un mínimo del 2% del PBI.

Haciendo una breve revisión histórica, antes de seguir adelante con el análisis de la estrategia de Defensa de Japón, cabe destacar que la constitución japonesa en vigencia se redactó principalmente por funcionarios civiles estadounidenses bajo la supervisión del general estadounidense Douglas MacArthur, comandante supremo de las potencias aliadas. Fue promulgada como una enmienda de la Constitución Meiji de 1890 el 3 de noviembre de 1946 y entró en vigor el 3 de mayo de 1947.

Asimismo, es importante saber que durante la mayor parte del periodo de posguerra estas fuerzas de Defensa estuvieron confinadas a las islas de Japón y que sólo en las últimas décadas han participado en operaciones internacionales de mantenimiento de la Paz en otros países. Este rol está definido en el artículo 9º de la carta magna nipona, que reza: “Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la Nación y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio para resolver disputas internacionales”.

¿Pero qué rol jugaría Japón en caso de ataques a Taiwán? En una potencial crisis “probablemente desempeñará un papel similar al de Polonia en la guerra de Ucrania debido a la geografía

Japón comenzó a cambiar su política de seguridad nacional en respuesta a modificaciones en el entorno internacional ya en 1999, cuando fue aprobada la Legislación de Contingencia en Áreas Alrededor de Japón (Shūhenjitai-hō), en respuesta al desarrollo de armas nucleares y misiles balísticos por parte de Corea del Norte en la década de 1990.

Asimismo, durante la segunda Administración del fallecido primer ministro Shinzo Abe (2012-2020), se llevaron a cabo numerosas iniciativas en el ámbito de la Seguridad y la Defensa.

En este período, Japón aumentó el gasto en Seguridad  -después de casi una década de desinversión-, se creó una agencia de seguridad nacional centralizada (en 2013) y se maximizaron las asociaciones internacionales, especialmente con India, Australia y Estados Unidos a través del QUAD (​​Diálogo Cuadrilátero de Seguridad ), que en la actualidad se reúne a nivel de líderes, aunque también pueden nombrarse colaboraciones en temas de Defensa con Corea del Sur, la Unión Europea, la OTAN, Canadá, Nueva Zelanda, Mongolia, y varias naciones del Sudeste Asiático, para nombrar algunos.

Además, es conocido que fue Shinzo Abe quien en los últimos años popularizó internacionalmente el concepto de un “Indo-Pacífico libre y abierto” en la política internacional, al utilizarlo en múltiples de sus alocuciones públicas para defender el espacio marítimo de la región Asia-Pacífico de una potencial hegemonía china, que pueda desbalancear en forma desmedida el escenario de poder político y económico en esa región.

Otro punto de inflexión importante fue la Legislación para la Paz y la Seguridad (Heiwa anzen-hō) de 2015, que autorizó parcialmente el ejercicio del derecho de autodefensa colectiva en previsión de una contingencia periférica que podría tener un impacto significativo en la seguridad de Japón, con la contingencia de un conflicto en Taiwán en mente.

El último hito de relevancia en la política de Defensa tuvo lugar en diciembre de 2022, cuando la Administración de Kishida lanzó ​​la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS), la Estrategia de Defensa Nacional (NDS) y el Programa de Desarrollo de la Defensa. Estos documentos explican toda la política de Defensa, sus objetivos, la manera de alcanzarlos, los gastos involucrados, los armamentos a adquirir, y definen también la peligrosidad de la situación que Japón vislumbra en términos militares, presentando, por último, ciertas estrategias de Defensa y Contraataque que llevaría adelante de ser atacado o invadido.

Por ejemplo, la NDS afirma que: «En medio del entorno de seguridad más severo y complejo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón necesita enfrentar directamente la sombría realidad y reforzar fundamentalmente sus capacidades de Defensa, centrándose en las capacidades del oponente y en nuevas formas de guerra, para proteger las vidas y el sustento pacífico de los ciudadanos japoneses”.

Es conocido que fue Shinzo Abe quien en los últimos años popularizó internacionalmente el concepto de un “Indo-Pacífico libre y abierto” en la política internacional

Por su parte, el NSS reconoce que «la agresión de Rusia contra Ucrania ha violado fácilmente los fundamentos mismos de las reglas que dan forma al orden internacional y que no se pueden descartar actos de agresión similares en el este de Asia dada la amenaza que representa la coerción china”, que es palpable en el despliegue de fuerzas militares chinas en zonas disputadas con Japón, como las islas Senkaku, que se ha transformado en una cuestión cotidiana.

Este mismo documento deja manifestado que «los ataques con misiles contra Japón se han convertido en una amenaza palpable», y que, una clave para disuadir a los adversarios es aumentar la capacidad de contraataque. Legalmente, la justificación de la capacidad de contraataque ante potenciales ataques con misiles se basa en una declaración del gobierno japonés emitido el 29 de febrero de 1956, defendiendo la constitucionalidad de su capacidad de contraataque. En esta se señala que «mientras se considere que no hay otros medios para defenderse contra el ataque de misiles guiados y otros, atacar las bases de esos misiles guiados y otros está dentro de la legalidad, el ámbito de la legítima defensa y, por lo tanto, es permisible”.​

Fortaleciendo su capacidad de Defensa y Contraataque 

En el desarrollo de su política exterior, Japón busca fortalecer alianzas internacionales y un ordenen en el que rijan valores como la democracia, la libertad de expresión, el imperio de la ley y el fortalecimiento del status quo en base a la diplomacia en contra de esfuerzos unilaterales de modificarlo, en especial aquellos que vienen acompañados del desplazamiento de fuerza armadas, como sucedió en Ucrania de parte de Rusia.

Desde la visión militar, el país del sol naciente busca reforzar reforzar su arquitectura de Defensa y Contraataque en 7 sectores clave:

  1. Capacidades de defensa de resistencia. Fortalecer las capacidades para responder a las fuerzas enemigas desde una distancia segura sin ser atacados;
  2. Capacidades integradas de defensa aérea y antimisiles. Construcción de embarcaciones equipadas con el sistema antimisiles Aegis de origen estadounidense;
  3. Capacidades de defensa no tripuladas: mejora de las capacidades de recopilación de inteligencia y apoyo al combate mediante la adquisición de vehículos aéreos no tripulados de reconocimiento de alcance medio.
  4. Capacidades de operación entre dominios. Mejora de las capacidades en los dominios del espacio, el cibernético y el espectro electromagnético, así como las habilidades terrestres, marítimas y aéreas, necesarias para el combate fusionando todas las capacidades;
  5. Funciones relacionadas con comando, control e inteligencia para una toma de decisiones rápida y precisa utilizando IA;
  6. Capacidades de despliegue móvil y protección civil. Reforzamiento de las capacidades de transporte marítimo y aéreo para maniobras y despliegues rápidos para proteger al pueblo de Japón.
  7. Sostenibilidad y resiliencia. Acumular suficiente munición, misiles guiados y combustible en una etapa temprana. Japón también obtendrá fondos para la adquisición, preparación de recursos humanos y reparación de equipos, así como para mejorar la resiliencia de las instalaciones involucradas.

En el programa de Defensa japonés 2023-2027 se destaca la adopción de herramientas disuasivas y de contraataque. Entre ellas, se hace especial énfasis en las aeronáuticas. Por eso, el presupuesto adoptado para 2024 por el Gabinete busca fortalecer al ejército con la adquisición de aviones de combate furtivos F-35 y otras armas de fabricación estadounidense. Cabe además nombrar el proyecto que Gran Bretaña, Italia y Japón llevan adelante con el objetivo de fabricar un nuevo avión caza, dentro del denominado “Programa Aéreo de Combate Global Trilateral Conjunto”. En este marco, los tres países fusionarán sus proyectos de diseño para que Mitsubishi F-X de Japón suceda a los F-2 en retirada desarrollados por Estados Unidos y al Tempest de Gran Bretaña). El nuevo avión debería estar preparado para ser desplegado en 2035. Las empresas involucradas son: Mitsubishi Heavy de Japón, BAE Systems PLC, de Gran Bretaña, y Leonardo, de Italia.

Por otra parte, el ministro de Defensa, Minoru Kihara, anunció en diciembre del 2023 la decisión para acelerar el despliegue de dos tipos de Tomahawks: 200 misiles del Bloque IV (BGM-109) y 200 versiones mejoradas del Bloque V, adquiridos por un valor de 2.350 millones de dólares. Los mismos pueden lanzarse desde buques de guerra y alcanzar objetivos a 1.000 millas de distancia. Además se impulsará el uso de misiles tierra-barco Tipo 12 de fabricación japonesa a partir del año fiscal 2025, un año antes del plan original.

Una nueva forma de hacer la guerra

A partir de la experiencia de Ucrania, Japón también aprendió que la guerra hoy se hace con la modernidad de los tiempos que estamos viviendo. En ella se da una mixtura entre ataques misilísticos masivos (Rusia lanzó más de 5000 misiles hacia Ucrania hasta febrero de 2023) que han mejorado su precisión considerablemente. También hace mella la “Guerra Híbrida”, en la que intervienen las noticias falsas que pueden lograr objetivos impensados al ser difundidas por redes sociales, o que puede lograrse a través de hackeos a páginas oficiales de gobiernos o entidades, donde puede postearse información malintencionada con el fin de infringir pánico en las poblaciones o impulsar la desestabilización social y económica. Finalmente, suceden también ataques “asimétricos” que involucran tecnología espacial, cibernética y electromagnética junto con vehículos aéreos no tripulados, que buscan neutralizar u obstaculizar el uso de satélites de inteligencia y equipamiento de valor vital para la Defensa y el Contraataque.

Para este tipo de conflicto se prepara Japón, también, buscando fortalecer su industria tecnológica militar y civil con fines defensivos, porque el veloz avance de la ciencia y la tecnología ha cambiado fundamentalmente la naturaleza de la Seguridad, y muchos países están buscando hacerse de las herramientas más avanzadas de Defensa que existen, adquriéndolas o fabricándolas, por lo menos parcialmente, a nivel local. Un ejemplo de esta tendencia es la fabricación Made in Japan de vehículos submarinos no tripulados (UUV), cuyo uso es  clave en el despliegue de estrategias militares modernas, y que son producidos en conjunto entre Mitsubishi Heavy Industries y el Naval Systems Research Center.

Aunque no es fácil predecir qué sucederá este año en términos de Defensa y Seguridad en Asia Pacífico, y en el resto del mundo, es importante destacar que en el Congreso Nacional del Pueblo, que tuvo lugar en Beijing hace dos semanas se dio conocer el presupuesto militar anual chino para 2024, que aumentará un 7,2% hasta 1,67 billones de yuanes (230.600 millones de dólares). La tasa de crecimiento del presupuesto de Defensa de China es la misma que la del año pasado, manteniendo la tendencia que viene repitiéndose desde 2015, cuando ese país empezó a desarrollar el actual plan de rejuvenecimiento de sus fuerzas militares.

Asimismo, hace una semana finalizaron los ejercicios militares conjuntos conjuntos entre Irán, China y Rusia, en lo que se conoce como ejercicio Maritime Belt 2024 cerca del Golfo de Omán, donde se pudo ver a la corbeta Shahid Soleimani operada por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por su sigla en inglés) equipada con misiles de crucero antibuque de largo y corto alcance. Es el primer buque de guerra iraní equipado con VLS avanzados, o sistemas de lanzamiento vertical, para disparar misiles tierra-tierra y tierra-aire. Muchos especialistas consideran que este ejercicio militar envió señales a Occidente sobre el poderío que pueden conseguir sus adversarios cuando se trata de transferencia tecnológica. Asimismo, un conflicto de mayor envergadura en Medio Oriente podría activar escenarios en los que intereses japoneses en esa región sean afectados, como también propiciaría enfrentamientos que se trasladarían a Asia Oriental.

En el programa de Defensa japonés 2023-2027 se destaca la adopción de herramientas disuasivas y de contraataque. Entre ellas, se hace especial énfasis en las aeronáuticas

No son pocos quienes piensan que, con la atención y los recursos de Estados Unidos centrados en los conflictos en Ucrania y en Medio Oriente, China ha encontrado espacio para ser más agresiva en la reivindicación de los territorios que reclama como propios. Cabe nombrar que, hace apenas unas horas, el Ministerio de Defensa taiwanés informó sobre la presencia, en una misma operación militar china, de 20 aviones del PLA de varios tipos (incluidos Su-30, Y-8, UAV, etc.), de los cuales 9 cruzaron la línea media del Estrecho de Taiwán y entraron en las partes norte, central y sur de la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, por su sigla en inglés) taiwanesa.

Asimismo, la Oficina del Estado Mayor Conjunto de Japón (JSO) informó durante este marzo varias violaciones a su espacio soberano, registrando, por ejemplo, el ingreso del avión chino de inteligencia electrónica Shaanxi Y-9 y dos bombarderos H-6, que volaron desde el Mar de China Oriental a través del Estrecho de Miyako para ingresar al Mar de Filipinas, sobrevolándolo en círculos antes de regresar. La JSO también indicó que se observó un presunto vehículo aéreo no tripulado chino operando en simultáneo en esa misma área. En respuesta, se desplegaron aviones de combate del Distrito Aéreo Sudoeste de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón.

Ante la incertidumbre que genera este nivel de conflictividad militar, para Japón la única opción viable es continuar el robustecimiento de su arquitectura de Defensa y Contraataque, y prepararse para enfrentar hipótesis de conflicto bélico que, aunque sean indeseables, no dejan de ser probables.

Publicado originalmente en ReporteAsia



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