
Pilotos de tormentas
Entre tanto ismo, el mundo pasó del nacionalismo, causante de las dos guerras mundiales del siglo XX, al globalismo, latente al final de la Guerra Fría, y derrapó en el populismo. Mote ambiguo, frecuente tanto en derechas como en izquierdas. Representa la proyección de líderes cabreados con el sistema que, casualmente, se valen del sistema para monopolizar el poder. Una curiosa alquimia totalitaria, a veces bajo el alero de la democracia. Suelen jugar al límite, como quien tira de la cuerda hasta vulnerar las potestades de los otros poderes. ¿Qué otros poderes, se preguntan, si ellos representan al pueblo? Las órdenes ejecutivas de Donald Trump, mientras barre áreas y programas estatales con la ayuda del hombre más rico del mundo, Elon Musk, son una respuesta a los anhelos de su pueblo. Lo votaron por esa razón y, también por esa razón, le extendieron un cheque en blanco para dominar los otros poderes: el legislativo y el judicial. Como apuntan Steven Levitsky, profesor de Estudios Latinoamericanos y Gobierno en la Universidad de Harvard, y Lucan A. (leer más)