Actualidad

Trump se indulta a sí mismo

¿Qué podría salvar a Donald Trump de 400 años de cárcel si resulta culpable de los 37 cargos penales en su contra por retener ilegalmente documentos clasificados que, según el fiscal Jack Smith, habrían puesto en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos de haber sido revelados? Un indulto presidencial. ¿Y quién podría dictarlo? Él mismo si gana las primarias republicanas y, después, las generales de 2024. O, acaso, un mandatario de su signo político mientras sigue cosechando récords Guinnes. Como en abril, acusado de falsificar documentos para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels, Trump se declaró inocente ante la corte de Miami después de haberse llevado decenas de cajas de la Casa Blanca con archivos confidenciales cuando salió a regañadientes en enero de 2021. Las escondió en su casa de Mar-a-Lago, Florida, donde fueron recuperadas en un operativo sin precedente del FBI ordenado por el Departamento de Justicia. En este caso, después de haber sido condenado en mayo por un tribunal de Nueva York a pagarle cinco millones de dólares a (leer más)

Política

De aquí a la eternidad

Jeanne Louise Calment nació el 21 de febrero de 1875 y falleció el 4 de agosto de 1997 en Arlés, Francia. Vivió 122 años y 164 días. Una eternidad. Pudo ser la persona más longeva de la historia, estima Paul Palmqvist Barrena, catedrático de Paleontología de la Universidad de Málaga. “Una cosa es cuántos años vayamos a vivir y otra bien distinta cuántos habrá valido la pena vivirlos”, plantea en el artículo ¿Estamos en camino de alcanzar la inmortalidad? Como cantaba Georges Brassens, “el tiempo no tiene nada que ver con este asunto”. No tiene nada que ver, pero influye. Cuando Donald Trump dio positivo en COVID-19, la primera alarma provino de su edad, 74 años, más allá del sobrepeso y del colesterol. Está en edad de riesgo, como su rival demócrata, Joe Biden, de 77 años, o el precandidato del mismo partido Bernie Sanders, de 79. Lejos de cualquiera de ellos queda la posibilidad de ser inmunes al coronavirus o de superarlo en tres días, como se jacta Trump, a cara descubierta al estilo (leer más)

Cultura

Locos por el golf

Obama ama este deporte como Clinton y la mayoría de los mandatarios norteamericanos, pero, en su caso, las molestias que ocasiona cuando lo practica suelen convertirse en un bumerán político En China, Bill Clinton recibió como una bendición la pregunta de un tal Lee, oyente del programa Ciudadanos y sociedad, de la Radio Popular de Shanghai: “Un amigo y yo notamos que usted está envuelto en varias actividades y se lo ve saludable, con buena figura, señor presidente. ¿Qué deporte practicaba en la universidad y cómo hace para mantener la energía en su trabajo?”. Transcurría 1998. Era el momento más difícil de su presidencia, jaqueada por su relación con Monica Lewinsky. La oposición republicana amenazaba con someterlo a un impeachment (juicio político). Estábamos todos pendientes en ese viaje de un eventual resbalón en suelo enjabonado. El tal Lee permanecía a mi lado, fuera del estudio, expectante. Parecía bien entrenado con el micrófono. Clinton, del otro lado del vidrio, era el primer mandatario norteamericano que visitaba China tras la masacre de Tiananmen, en 1989. Debía lucirse (leer más)