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El Español
Con una mezcla de fascinación, sorpresa y cautela, la hasta ahora desconocida hermana del líder norcoreano ha pasado por PyeongChang, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, ofreciendo un mensaje conciliador y una esperanza para el futuro de la península. Si bien los medios locales la han señalado como una especie de Ivanka Trump de la diplomacia de Corea del Norte, ella ha dejado en la retina un estilo propio: se llama Kim Yo-jong.
La delegación que ha encabezado ha concluido este domingo una histórica visita a Corea del Sur que ha escenificado el acercamiento entre Pyongyang y Seúl ante el escepticismo mostrado por Washington.
En el último día de este viaje, que ha supuesto la primera visita de un miembro de la dinastía Kim a Corea del Sur y que se zanja con una invitación al presidente sureño, Moon Jae-in, para que se reúna en Pyongyang con el dictador norcoreano, el grupo almorzó con el primer ministro en Seúl, donde también asistió a un concierto con Moon.
Kim Yo-Jong, hermana del líder, y el presidente honorífico del Norte, Kim Yong-nam, presenciaron sentados junto al presidente surcoreano el segundo concierto que ha ofrecido en el país vecino la orquesta norcoreana Samjiyon, que logró un lleno absoluto en el Teatro Nacional de Corea.
Al final de la actuación, la banda de 140 miembros creada especialmente para actuar en Corea del Sur, interpretó el tema «Nuestro deseo es la unificación» junto a Seohyun, cantante del grupo surcoreano de pop Girls’ Generation.
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