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Detrás del secretario de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, unas manos improvisaban sobre un periódico enrollado los acordes de una melodía pegadiza. Un rock, al parecer. Los dedos, que simulaban sostener una púa para tocar la guitarra, no seguían el ritmo cansino de los ominosos anuncios de reducción de gastos del colaborador del primer ministro David Cameron, sino los acordes de un reproductor de audio que tronaba, estridente, en los oídos del parlamentario europeo Graham Evans. La debilidad por la música terminó saliéndole cara. Lo reprendieron con severidad por su pésima conducta en la Cámara de los Comunes.
Todo gobierno es como una guitarra: se toma con la izquierda y se ejecuta con la derecha. La suerte ha sido esquiva para unos y cercana para otros. En Argentina, Ramón “Palito” Ortega incursionó con escasa fortuna en la política. En Panamá, Rubén Blades quiso ser presidente en 1994. Quedó tercero. En 2004 apoyó la candidatura presidencial de Martín Torrijos, hijo de Omar Torrijos, y ejerció el cargo de ministro de Turismo entre 2004 y 2009. También fue ministro el cantante y compositor brasileño Gilberto Gil, en su caso de Cultura entre 2003 y 2008. Teresa Parodi ocupó el mismo ministerio en Argentina entre 2014 y 2015.
En general, la política y la música se llevan bien. No pocos políticos se valen de sus dones artísticos para hacer campaña y, también, propaganda. Korn Chatikavanij, ministro de Finanzas de Tailandia entre 2008 y 2011, se convirtió en un galán de moda de Asia por una breve aparición en la telenovela Vanida. La aprovechó para explicar los denodados esfuerzos de su gobierno en lidiar contra los préstamos de usura. Le vino como anillo al dedo la trama: un triángulo amoroso ambientado en la Segunda Guerra Mundial entre un coronel, su novia aristocrática y la hija de un comerciante en el cual son vitales los problemas financieros ocasionados por las deudas.
Al final de sus carreras, salvo honrosas excepciones, los instrumentos de música de los políticos pueden hacer por ellos más que ellos al ejecutarlos
El cantante Michel Martelly, presidente de Haití entre 2011 y 2016, nombró embajador itinerante a su colega Wyclef Jean, excluido como candidato presidencial en 2010 por no cumplir con los requisitos básicos para postularse. El dominicano Sergio Vargas resultó elegido diputado en 2006. Ocupó la banca hasta 2010. El de origen puertorriqueño Willie Colón, nacido en Estados Unidos, intentó serlo en 1994.
Más ejemplos. Sonny Bono, ex marido de Cher, fue alcalde de Palm Springs, California, y senador por ese Estado hasta su muerte, el 5 de enero de 1998. La peruana Susana Baca, ganadora de dos Grammys Latinos, ha sido ministra de Cultura de su país en 2011 y, desde ese año, presidenta de la Comisión Interamericana de Cultura de la OEA.
Al final de sus carreras, de no ser amonestados como el europarlamentario Evans, los instrumentos musicales de los políticos pueden hacer por ellos más que ellos al ejecutarlos: el saxofón de Bill Clinton fue subastado en 30.000 euros por la actriz Sharon Stone durante una cena organizada en Cannes por la Fundación Americana de Investigación para el Sida. La buena noticia es que el expresidente norteamericano dejó de tocarlo por esa noble causa. Otra, no menos noble, ha sido el beneficio para la salud auditiva de sus vecinos.
http://marcelafittipaldi.com.ar/2019/06/con-la-musica-a-otra-parte-por-jorge-elias/?fbclid=IwAR05GzDVGYwxSAC19rRFaOle_CYRHLSTsHQ4LW1cMaJY66LqQxAPJ5Cafe8
https://www.periodicotribuna.com.ar/22586-empezaron-con-la-musica-y-se-volcaron-a-la-politica.html