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El magnicidio de Haití

Huracanes, emergencia sanitaria, crisis política, protestas, represión, corrupción, violencia, secuestros, pobreza y, cual último martillazo, el magnicidio del presidente. Jovenel Moïse, de 53 años, no vio el amanecer en su residencia de Puerto Príncipe. Lo mataron a tiros unos sujetos que, según el primer ministro, Claude Joseph, “hablaban en inglés y en español” en un país cuyos idiomas oficiales son el francés y el creóle (criollo haitiano). Otro porrazo para Haití, no repuesto del devastador terremoto de 2010, que mató a 316.000 personas y demolió medio millón de viviendas, ni de las convulsas elecciones de 2015. Eran el broche de la presidencia del cantante de carnaval Michel Martelly. Moïse, apodado El Hombre Banana por ser un empresario de ese sector, triunfó en esas elecciones. Resultaron impugnadas. Ganó de nuevo en 2016 bajo sospechas de fraude. La tensión se apoderó de las calles dos años después, con muertos, saqueos y destrozos, por las denuncias de malversación de 3.800 millones de dólares de Petrocaribe. Un pozo ciego creado en 2005 por el presidente venezolano Hugo Chávez para (leer más)

Catalejo

Con la música a otra parte

Detrás del secretario de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, unas manos improvisaban sobre un periódico enrollado los acordes de una melodía pegadiza. Un rock, al parecer. Los dedos, que simulaban sostener una púa para tocar la guitarra, no seguían el ritmo cansino de los ominosos anuncios de reducción de gastos del colaborador del primer ministro David Cameron, sino los acordes de un reproductor de audio que tronaba, estridente, en los oídos del parlamentario europeo Graham Evans. La debilidad por la música terminó saliéndole cara. Lo reprendieron con severidad por su pésima conducta en la Cámara de los Comunes. Todo gobierno es como una guitarra: se toma con la izquierda y se ejecuta con la derecha. La suerte ha sido esquiva para unos y cercana para otros. En Argentina, Ramón “Palito” Ortega incursionó con escasa fortuna en la política. En Panamá, Rubén Blades quiso ser presidente en 1994. Quedó tercero. En 2004 apoyó la candidatura presidencial de Martín Torrijos, hijo de Omar Torrijos, y ejerció el cargo de ministro de Turismo entre 2004 y 2009. (leer más)