Política

Todo tiempo pasado parece mejor

Decía un periodista español que los programas de la ultraderecha populista son a la política lo que las croquetas de una madre son a la cocina. Titulaba su artículo con letra de tango: “Votar con el alma aferrada a un dulce recuerdo”. Y afirmaba que aquel recuerdo, “de una manera sencilla, nos devuelve a un pasado feliz y simple”, en el que “no había tantos problemas”. Como la canción Take me back, de Van Morrison: “Oh, recuerdo, cuando la vida tenía más sentido”. Éramos chicos o, quizá, no habíamos nacido. A la distancia, todo tiempo pasado parece mejor. ¿Lo fue, en realidad? La política que recordamos, vedada por dictaduras militares en algunos países como los del Cono Sur, era bipartidista. Portugal seguía atado a ese esquema desde la Revolución de los Claveles, en 1974, hasta las elecciones del 10 de marzo. El ascenso de Chega! (¡Basta!) quebró la rutina. En apenas dos años, el partido ultraderechista fundado en 2019 por André Ventura, primo hermano de Vox, en España, cuadruplicó sus escaños en la Asamblea de (leer más)

Política

Tres poderes en un puño

¿Quién le quita a Nayib Bukele la legitimidad de su victoria a pesar de haber puesto a parir a la democracia liberal? Poco parecen importar los derechos humanos y las libertades civiles. El salvador de El Salvador, llamado a sí mismo “el dictador más cool del mundo mundial” o, últimamente, “el rey filósofo”, recibió felicitaciones. Inclusive del gobierno de Estados Unidos sin esperar el escrutiniio, más allá de su reclamo sobre las garantías judiciales para los detenidos. La política de mano dura de Bukele, exhibida en videos de TikTok como una saga de Netflix, llevó a la cárcel a 76.000 personas en condiciones deplorables, la mayoría sin sentencia. Su compañero de fórmula, el vicepresidente Félix Ulloa, no tuvo empacho en confesar en una entrevista con The New York Times que no están desmantelando la democracia, sino eliminándola y sustituyéndola por algo nuevo. Lo nuevo no es nuevo a la sombra de alumnos avanzados como Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua. Derechas e izquierdas aplican el mismo manual del autócrata. Espejo de la (leer más)

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La semana trágica de Ecuador

El crimen organizado ha vuelto a mostrar las garras en Ecuador dentro de las prisiones y fuera de ellas. Esta vez, las bandas de narcotraficantes actuaron en forma coordinada para desafiar al gobierno de Daniel Noboa, el mandatario más joven de América Latina desde su reciente toma de posesión, el 23 de noviembre. Martín Mejía, profesor de Teoría Política en la Universidad de Palermo, de Argentina, y candidato a doctor en estudios políticos de América Latina en la Universidad de Tulane, de Estados Unidos, atribuye la nueva ola de violencia al giro que quiso darle Noboa a la lucha contra el narcotráfico con la militarización del conflicto. Dice desde su ciudad natal, Quito, en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV, que el fenómeno de Ecuador dista de parecerse al de El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele aplicó la mano dura con las pandillas, pero no descarta la posibilidad de que Noboa apele a recursos similares. La ola de violencia era la principal preocupación de los ecuatorianos antes de las elecciones Las dramáticas (leer más)

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Medio mundo va las urnas

Casi la mitad de la población mundial acudirá o estará llamada a acudir a las urnas en 2024. ¿Será el año de la democracia? Lamentablemente, “la salud de la democracia no es tan rozagante” como parece, expone Marcelo Cavarozzi, doctor en Ciencia Política por la Universidad de California en Berkeley, durante una entrevista en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV. Habrá elecciones en India, el país más poblado del planeta después de haber superado a China, y en Estados Unidos, el más influyente, así como en Rusia, donde Vladimir Putin buscará ser reelegido. En Iberoamérica, El Salvador, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela también tendrán su cita con las urnas. Cavarozzi, consejero académico de CADAL especializado en política comparada de Iberoamérica y en la relación entre el capitalismo y la democracia, observa: “Las sociedades cambiaron tan radicalmente que la política quedó desubicada». En más de 70 países, los ciudadanos elegirán mandatarios y legisladores en un contexto marcado por las guerras en la Franja de Gaza y en Ucrania y, en todo el (leer más)

Sociedad

Alarmante baja de la libertad de prensa

El promedio de libertad de prensa y de expresión en América descendió a su escalón más bajo en los últimos cuatro años, reveló la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en su 79ª Asamblea General, realizada en la ciudad de México. Los 22 países auscultados experimentaron por primera vez un descenso por debajo de los 50 puntos en el Índice Chapultepec, medición anual de variables de libertad de prensa y expresión. La región obtuvo su peor calificación desde la primera edición, en 2020: 47,84 puntos sobre 100 posibles. Un llamado de alerta, como indica el informe elaborado por la SIP en alianza con la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), de Caracas, con expertos en libertad de prensa y expresión, metodología y estadística. En un año fueron asesinados tres periodistas en México, dos en Guatemala, uno en Colombia y otro en Haití. Siete, en total. Entre las razones del declive figuran en el informe las frecuentes amenazas a la vida y la seguridad de los periodistas, semillas de la autocensura, así como los arrestos, los secuestros y (leer más)

Sociedad

La mano dura en Iberoamérica

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, encarna con su lucha sin cuartel contra las pandillas aquello que, en el ideario popular, representaba el dictador chileno Augusto Pinochet en 1973. Pasó medio siglo. La mano dura, más allá de los excesos, se ha convertido en una moneda de cambio en Iberoamérica. Dos de cada diez jóvenes de 16 a 25 años que no vivieron los años de plomo están de acuerdo y un 13 por ciento de los mayores de 61 años también. Son porcentajes bajos, pero ambas generaciones se dan la mano en la encuesta anual de Latinobarómetro, que ausculta el pulso de la región desde 1995. Bukele, en el gobierno desde 2019, anunció en julio que pretende ser reelegido en 2024. No puede. En teoría. La letra constitucional de su país solo permite la reelección no consecutiva. Dice el informe: “La gran diferencia con la ola de recesión democrática de los años sesenta del siglo XX es que no hay militares. Esta vez, todos los dictadores son primero civiles elegidos en comicios libres (leer más)

Política

Entre un extremo y el otro

Dice el diccionario de la Real Academia Española (RAE) sobre el significado de la palabra autocracia: “Forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley”. Sinómino de Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador y siguen las firmas en una región, América Latina y el Caribe, en la que regímenes diversos con credenciales democráticas dudosas amagan con defender la multipolaridad, al mejor estilo de Rusia y de China, en desmedro de la unipolaridad, espejo del predominio de Estados Unidos. Entre un extremo y el otro, la tribuna, polarizada, no admite un término medio. Un discurso doméstico para amansar a las fieras, las antiimperialistas, y otro externo para acallar a los acreedores, los imperialistas, en un siglo, el XXI, en el cual izquierdas y derechas confluyen en una maraña de negocios despojados de ideologías. Sonaba mejor hace un ratito, no más, la pertenencia a la izquierda, sinónimo de resistencia y de rebeldía, que a la derecha, emparentada con el nefasto legado de las dictaduras militares y, últimamente, con los gobiernos autocráticos (leer más)

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El riesgo de imitar a Bukele

Desde hace más de un año rige en El Salvador el llamado régimen de excepción. Se trata de una herramienta aprobada por la Asamblea Legislativa después de una ola de homicidios cometidos por las pandillas, especialmente la Mara Salvatrucha, entre el 25 y el 27 de marzo de 2022. Otros gobiernos pretenden imitarlo. La medida extraordinaria para abordar situaciones de emergencia fue renovada mes tras mes por los legisladores salvadoreños. Pasó a ser la fórmula del presidente Nayib Bukele no solo para contrarrestar el delito, sino también para concentrar poder. “El régimen de excepción suspende derechos constitucionales”, dice Sergio Arauz, periodista de elfaro.net, en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV. El medio digital decidió mudar su sede administrativa a Costa Rica en respuesta a los ataques del gobierno de Bukele. Denuncia el desmantelamiento de la democracia, la falta de controles y el cierre de todo mecanismo de transparencia y rendición de cuentas. «Sabemos que esta paz no asegura calma para el futuro”, afirma Arauz Arauz asevera desde San Salvador: “Estamos ejerciendo el periodismo (leer más)

Política

El divorcio de las naciones

Si las fronteras son las cicatrices de la historia sobre los mapas, las separaciones territoriales por cuestiones políticas, económicas o raciales reflejan diferencias irreconciliables. Un camino sin retorno que, en países polarizados, pueden llevar a la estupidez de recrear guerras civiles. En Estados Unidos, la representante republicana Marjorie Taylor Greene, enrolada en la derecha radical alentada por el expresidente Donald Trump, propuso un divorcio nacional, textuales palabras, entre Estados rojos (republicanos) y azules (demócratas). Delirante, pero real. Una cosa es el Brexit, del cual muchos británicos se sienten decepcionados, y otra, muy distinta, es el separatismo dentro de los países, como el que se plantea Cataluña de España o Escocia del Reino Unido. La iniciativa de la representante Taylor Greene tiene poco sentido en un país que, a pesar de sus discrepancias internas, marca el pulso del planeta para bien o para mal. La división coyuntural, latente en las cloacas de las redes sociales de medio mundo con improperios contra aquel que no piensa igual, ¿llevaría a los rojos a mudarse de los Estados azules (leer más)

Sociedad

El salvador de El Salvador

Después de nueve meses en estado de excepción, El Salvador cree que encontró al salvador. El presidente Nayib Bukele aplica la mano dura contra las pandillas con la bendición de la ciudadanía. Una catapulta para entusiasmarse con su reelección en 2024 mientras bajan los índices del delito, pero crece la falta de garantías de los derechos humanos. El precio, demasiado alto, supone un deterioro de la democracia mientras el autoritarismo gana terreno.  En menos de un año hubo 1.000 casos graves de violaciones y abusos y la muerte de al menos 90 personas bajo custodia del Estado salvadoreño. Un sondeo de LPG Datos, del diario La Prensa Gráfica, de San Salvador, dice que el 87,8 por ciento de los salvadoreños aprueba los tres años y medio de gestión de Bukele y que el 89,5 por ciento está de acuerdo con el combate de policías y militares contra las pandillas más allá de los métodos. Otro, hecho por la ONG Fundaungo, recoge cifras similares: el 89,8 por ciento se siente conforme con el estado de excepción, (leer más)

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“El Salvador está escribiendo la historia de color rojo sangre”

“No porque dejemos de hablar de las pandillas van a dejar de existir”, dice el pintor salvadoreño Renacho Melgar en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV. En las montañas de Chalatenango, donde vive, tiene libertad para crear, pero, a raíz de las reformas del Código Penal y de la Ley de Proscripción de Pandillas introducidas por el presidente Nayib Bukele, se expone a penas de 10 a 15 años de prisión en caso de exhibir su obra, como ocurre con los periodistas y los medios de comunicación. El estado de excepción invocado por Bukele en su guerra contra las pandillas se convirtió en un arma para embestir contra los derechos fundamentales, como la libertad de expresión y de prensa. La Asamblea Legislativa, dominada por el oficialismo, sancionó una ley que agrava las condiciones carcelarias de los pandilleros o mareros y, en uno sus incisos más controvertidos, considera adultos a los mayores de 12 años. Se trata de un mecanismo de represión y de disuasión, en medio de la peor ola de violencia en (leer más)

Actualidad

La democracia pandémica

¿Es culpa de los representantes o de los representados? En esa encerrona está la democracia latinoamericana. Los síntomas de malestar de 2019, con estallidos sociales en diversas latitudes, se vieron agravados por las erráticas gestiones gubernamentales de la pandemia. Cuando tocan elecciones, la ciudadanía tilda de incompetentes a los políticos. Y los políticos, frente a un eventual resultado adverso, sospechan de algún grado de irracionalidad en la ciudadanía. La excusa de los derrotados: casi todos los gobiernos mordieron el polvo en este larguísimo año y tres cuartos de confinamientos, mascarillas y vacunas. ¿Casi todos? No tantos como parece. La oposición más poderosa convive en el seno de las coaliciones, formadas, a veces, por partidos que no comulgan entre sí. Lo cual complica las cosas. Primero hacia dentro: cómo armonizar el discurso. Después hacia fuera: cómo convencer a un electorado no cautivo, presa de las zozobras económicas y, en términos políticos y psicológicos, quemado. Literalmente, quemado. Las elecciones, postergadas en algunos países por la crisis sanitaria, no despiertan el entusiasmo deseado, sino apenas una tímida esperanza (leer más)

Sociedad

¿Por qué estamos más tristes que nunca?

En tiempos revueltos, la felicidad choca con su peor enemiga: la incertidumbre. Más de 150.000 personas de 140 países, entre ellos Argentina, respondieron preguntas simples: ¿te sentiste descansado ayer?, ¿te reíste?, ¿aprendiste o hiciste algo interesante?, ¿te sentiste estresado?, ¿te sentiste maltratado?, etcétera. Nada vinculado con la coyuntura política ni con la económica. Inquietudes sobre la vida cotidiana. ¿El resultado? Los habitantes de la mayoría de los confines del planeta están más tristes, enojados y asustados que nunca, concluye el Informe de Emociones Globales de Gallup. El índice negativo de 2018 empató con el del año anterior y superó todas las marcas desde que comenzaron a realizarse estas mediciones en 2006. Otros estudios señalan que, por el aumento de la expectativa de vida y algunos indicadores positivos, deberíamos ser más felices que nunca. Pues, no. Estamos más tristes, enojados y asustados. Entre los diez países más positivos figuran Paraguay, Panamá, Guatemala, México y El Salvador. Les siguen Indonesia, Honduras, Ecuador, Costa Rica y Colombia. Nueve de los diez son latinoamericanos. Sorprendente. El grado de satisfacción (leer más)

Política

Guatemala, entre Trump y la pared

En vísperas del triunfo de Alejandro Giammattei en la segunda vuelta de las presidenciales de Guatemala, el actual mandatario, Jimmy Morales, firmó un controvertido acuerdo sobre migración con Donald Trump. Morales aceptó que su territorio se convierta en “tercer país seguro”. ¿Qué significa eso? Que aquel que pide refugio o asilo en Estados Unidos debe esperar en Guatemala. Un país cercado por la desigualdad, la pobreza, la corrupción y la violencia que no puede retener ni a los suyos. De no haberlo aceptado, Trump podía descargar la munición con la cual amenazó a México y torea a China: aranceles a las importaciones. El pacto no pasó por el Congreso. Morales, con menos poder de resistencia que Andrés Manuel López Obrador, claudicó y, en cierto modo, hipotecó el gobierno de su delfín, Giammattei, un exjefe de prisiones que asumirá en enero de 2020 después de cuatro candidaturas presidenciales y de haber estado preso durante 10 meses por ejecuciones extrajudiciales. En la primera vuelta había perdido con Sandra Torres, la ex primera dama que en 2011 se (leer más)

Economía

El otro muro de Trump

La guerra comercial entre Estados Unidos y China tiene una faceta inquietante. La del muro que pretende levantar Donald Trump frente a la red de internet de quinta generación o 5G. Sigue la lógica de los chinos, en realidad. La Gran Muralla, construida y reconstruida por varias dinastías durante más de un milenio, tenía como fin proteger al imperio de los ataques de nómades provenientes de Mongolia y Manchuria. La emergencia nacional dictada ahora por Trump frente a los afanes de la compañía china Huawei responde al mismo criterio: resguardar los intereses de Estados Unidos en vísperas de la cuarta revolución industrial. Todo muro tiene un fin defensivo. El de Trump frente a México, una de sus obsesiones, intenta persuadir a los inmigrantes de ese país y del Triángulo Norte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador). El otro, el tecnológico, procura frenar el predominio de China en el mercado de las telecomunicaciones. El inminente desarrollo de una nueva generación de internet, más expedita y eficaz, representa para Trump “una carrera que Estados Unidos (leer más)