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Economía

Una tragedia griega

El desempleo, la inestabilidad y la inseguridad causan más pavor que el terrorismo Los primeros brotes de la hecatombe económica mundial coincidieron en diciembre con revueltas en Grecia por la muerte de un adolescente a manos de la policía. Ante la ceguera del Estado, la sordera de los políticos y la mudez de la sociedad, los estudiantes secundarios y universitarios declararon una guerra, durante varios días, contra el gatillo fácil. Declararon una guerra contra la impunidad y la ausencia de futuro, en realidad. De conseguir empleo, muchos ganarán poco. Ese signo de ingratitud se ve agravado por la recesión: en todo el mundo, 50 millones de personas habrán perdido sus empleos a fin de año, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La mayoría pertenece a la clase media. Lejos de las protestas contra la globalización, como en Seattle, Davos y otras ciudades, o contra la exclusión de los hijos de los inmigrantes, como en los arrabales de París, los futuros seiscientoseuristas griegos, símiles de los mileuristas españoles, se alzaron contra un Estado incapaz de (leer más)

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Si hay miseria, que no se note

Cada 21 de febrero, Robert Mugabe se celebra a sí mismo. Es su cumpleaños. Y no escatima gastos. Esta vez, a sus 85 años, el dictador vitalicio de Zimbabwe se agasajará con 4000 porciones de caviar, 3000 patos, 8000 langostas, 100 kilos de mariscos, 500 de queso, 16.000 huevos, 3000 pasteles de vainilla y chocolate, 8000 cajas de bombones (preferentemente, Ferrero Rocher), 2000 botellas de champaña (no cualquiera: Moët & Chandon y Bollinger) y 500 de whisky (tampoco cualquiera: Johnny Walker y Chivas). Los invitados, libres del aprieto de hacerle obsequios de dudosa utilidad, depositarán entre 45.000 y 55.000 dólares norteamericanos en una cuenta bancaria abierta para la ocasión. Si depositaran esas sumas en la moneda nacional de Zimbabwe, Mugabe no recuperaría ni la inversión en velitas. El dólar zimbabwense adelgazó 12 ceros en un vano intento de domar la hiperinflación, estimada en porcentajes jamás imaginados por el Indec. Un dólar norteamericano equivale a 30.000 zimbabwenses. El régimen, clavado como un puñal desde la independencia del Reino Unido en 1980, llegó a imprimir billetes de (leer más)

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País rico, país pobre

En el mejor momento económico, América latina enfrenta agudas crisis políticas Es un buen momento: la democracia se consolida, la economía crece, la inversión sube, la pobreza baja, la desigualdad no avanza, el precio de los commodities (materias primas) aumenta y los derechos humanos gozan de respeto. Es un buen momento para América latina y, sin embargo, esos progresos, y algunos más, se ven empañados por repentinos conflictos diplomáticos, agudos problemas sociales e inoportunas polarizaciones políticas. En lo externo, si no es por la inaudita crisis entre la Argentina y Uruguay por la pastera de Fray Bentos, estalla el pleito entre Colombia y Ecuador por las FARC o Hugo Chávez prepara, apunta y rompe relaciones con alguno de sus pares. En lo interno, si no es por la derrota no asumida de Andrés Manuel López Obrador en las presidenciales de México, estalla el pleito entre los Kirchner y el campo o Evo Morales prepara, apunta y denuncia un complot para dividir aún más a Bolivia. Curiosamente, en el ánimo de los promotores del referéndum de (leer más)

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Campo travieso

El Estado, visto como la solución tras los noventa, volvió a ser parte del problema A un campesino mexicano se le atribuye haber vaticinado, tras la declaración de la independencia de su país, que poco y nada iba a cambiar. La independencia de México era, para él, “otro cura en una mula diferente”. El cura representaba a la clase dirigente; la mula, al sistema de gobierno. La defensa del sistema de gobierno, si de la democracia se trataba, requería sustituir al cura. Esa aspiración se centra dos siglos después en sustituir a la clase dirigente. “Que se vayan todos es un lema que vale para la región completa”, concluye la versión 2007 del informe Latinobarómetro. La efervescencia social en América latina, traducida en reclamos sectoriales por promesas no cumplidas o por plegarias no atendidas, refleja una profunda debilidad de los partidos políticos. E incluso, como sucedió en la Argentina durante las protestas del campo por la imposición de retenciones móviles a la soja, en la autonomía de las bases respecto de los líderes. Esto coincide, (leer más)

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Algunos somos más iguales que otros

Vista desde España, la región no ha superado la distorsión entre el crecimiento de la economía y los altos índices de pobreza MADRID.– Neo significa nuevo. Neo, en la piel de Keanu Reeves, es el pirata informático que, en la profecía de la saga Matrix, resulta ser el Elegido para salvar a la humanidad de la prisión creada y mantenida por las máquinas. Neo, asociado con el liberalismo o el conservadurismo, espanta como el ajo a los vampiros y las novias. No espantan el liberalismo ni el conservadurismo por sí mismos; espantan el neoliberalismo, versión latinoamericana, y el neoconservadurismo, versión norteamericana. Uno, por el saldo desolador de las privatizaciones en el continente más incontinente del mundo; el otro, por la agresiva política exterior de George W. Bush. Neo a secas no significa nada. Neo, el muchacho inseguro de Matrix, no confía en el destino ni en el Oráculo, sino en Morfeo, su esmerado tutor, y en Trinity, dispuesta a sacrificarse por él. Si Neo fuera América latina, con sus insensatos índices de desigualdad, pobreza, corrupción, (leer más)

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Condenados al éxito

Las peores consecuencias del atentado a las Torres Gemelas son la guerra contra Irak y el deterioro de la imagen de los EE.UU. Un martes, según Gore Vidal, crea Alá la oscuridad. Un miércoles, según Le Monde, “nous sommes tous américans (todos somos norteamericanos)”. Un jueves, tantas Torres Gemelas se desploman en Irak como aquel martes en Manhattan. Al día siguiente, el mundo todo, sin distinción de credos ni razas, hace suya la tragedia. En francés, desde París, la veta ambivalente hacia los Estados Unidos, tan arraigada en Europa como en otros confines del planeta, queda en suspenso. O suspendida hasta nuevo aviso. Es un mandato, casi, sentir pena por esos 3000 infelices que nunca supieron por qué, aquella mañana del martes aquel, los aviones cambiaron de rumbo al ras del horizonte. Seis años después, poco antes de las elecciones por las cuales Nicolas Sarkozy sucedió a Jacques Chirac, las tres cuartas partes de los franceses advirtieron en las encuestas de opinión que aquel miércoles,  12 de septiembre de 2001, había sido una excepción. Habían (leer más)

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Perdona nuestras deudas

Más que haber evitado una guerra y haber ganado la paz, Juan Pablo II trazó desde el fin del mundo su política exterior Era un actor teatral de discreta trayectoria en Polonia hasta que aceptó otro papel en el Vaticano: ser actor político. Había intentado asumir el reto su antecesor, Juan Pablo I: durante su entronización, el 3 de septiembre de 1978, el cardenal chileno Raúl Silva Henríquez se precipitó frente a él; le pidió, arrodillado, que mediara en el conflicto inminente entre su país y la Argentina por el canal de Beagle. Debió vulnerar el protocolo para ello. Lo acompañaban en la delicada misión los cardenales argentinos Raúl Primatesta y Juan Carlos Aramburu, portadores de una carta que nunca llegó al destinatario. Más allá, en otro rincón de la plaza de San Pedro, estaba Jorge Rafael Videla. Treinta y tres días después de su elección, Juan Pablo I murió entre rumores de venenos. No volvió todo a foja cero, pero tampoco quedó claro si había surtido efecto su exhortación a los episcopados de ambos (leer más)

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Es la economía, muchachos

Países como Francia y Alemania han sido las principales fuentes de financiación de los enemigos de los Estados Unidos Es la economía, estúpido. ¿Volvió Bill Clinton? Calma, republicanos: George W. Bush no ha incurrido en el llamado haiku de George Stephanopoulos para la campaña demócrata de 1992, pero tampoco ha soslayado esa fórmula desde que empezaron los tironeos con la vieja Europa por el destino de Saddam Hussein: en el primer trimestre de 2003, los bancos franceses eran los principales prestamistas de Irak, Irán y Cuba, y los bancos alemanes eran, a su vez, los principales prestamistas de Corea del Norte, Libia y Siria. Ergo, de los enemigos de los Estados Unidos. Del eje del mal y compañía, en definitiva. De ahí, más allá de la discusión entablada en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por la legalidad de la guerra, la renuencia del gobierno norteamericano a convalidar los reparos de Jacques Chirac y de Gerhard Schrsder ante una amenaza que, como muchos, no creían urgente. Y de ahí, una vez capturado Saddam, (leer más)

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Un plomero a la derecha

Bush busca al responsable de una revelación que, en medio del caos de la posguerra en Irak, podría afectar su reelección La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar, después, los remedios equivocados. ¿Bromeaba Groucho Marx? George W. Bush buscó problemas, equiparando a Osama ben Laden, no hallado en Afganistán, con Saddam Hussein, no hallado en Irak. Los encontró (a los problemas, no a ellos): el régimen de Bagdad era sospechoso de poseer armas químicas. Hizo un diagnóstico falso, aceptando el indicio de la compra de uranio a Níger (negado por sus propios espías) como prueba de la existencia del arsenal. Y aplicó, después, los remedios equivocados: declaró una guerra preventiva en compañía de pocos ante las dudas de muchos contra un enemigo que había hecho menos méritos para ir al infierno que el dictador norcoreano Kim Jong Il, entre otros. Devastado Irak, y ocupado, las armas químicas no han aparecido. Sólo campea una presunción: Hussein planeaba fabricarlas. Presunción que no ha provenido, esta vez, de los inspectores (leer más)

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Lo atamos con alambre

Cardoso procura que Brasil se consolide como líder de la región, pero sufre reveses que debilitan su aspiración Detrás de la escandalosa revalidación del poder de Fujimori en el Perú hubo gato encerrado, según trascendió. O, al menos, un pacto incumplido con Fernando Henrique Cardoso, su par brasileño, presuntamente acordado poco después de que la sangre llegara al río con el retiro de los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en vísperas de las elecciones y, como correlato de ellas, con las sospechas de fraude expresadas con dureza inusual por los Estados Unidos. Señales, o advertencias, que Fujimori pasó por alto. Como también habría pasado por alto el gesto, o el silencio, de la diplomacia brasileña con tal de atenuar el impacto que podrían haber tenido las sanciones que barajaban los Estados Unidos en la OEA. El silencio, siempre más difícil que la palabra, tenía un costo: que Fujimori, a cambio de no ser aislado, emitiera de inmediato señales y gestos en favor de la democracia y de la apertura política en (leer más)