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Sociedad

Fronteras calientes

Más allá de los recelos de la Argentina por el liderazgo de Brasil, la región está signada por enfrentamientos bilaterales En resumen, Lula no pudo monopolizar la cumbre de la cual era anfitrión por la actitud políticamente incorrecta de Hugo Chávez y, a su vez, Néstor Kirchner se mostró tan sensible ante las palabras emotivas de su par peruano, Alejandro Toledo, que, en medio de su discurso, prefirió atender una llamada por teléfono celular mientras iba al baño en lugar de aprobar con aplausos el papel de líder regional que había asignado a Brasil. Tan sensible se mostró, convengamos, que apuró el regreso a Buenos Aires por estrictas razones de tedio, no de agenda. La postal de la I Cumbre de Países de América del Sur y la Liga Arabe, realizada en Brasilia, exhibió algo más que rencillas entre Lula y Kirchner. Exhibió rencillas múltiples entre varios presidentes de la región, independientemente, en su mayoría, de los vínculos entre sus respectivos países. Y exhibió, también, una ola de conflictos bilaterales, generados por heridas no cicatrizadas, (leer más)

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Política

El beso del diablo

Vanos fueron los cabildeos de Lagos y Fox por sus respectivos candidatos, mientras Bush sólo quería oponerse a Chávez En febrero, mientras promediaba una reunión de George W. Bush con la cúpula de la alianza atlántica (OTAN) en Bruselas, José Luis Rodríguez Zapatero procuró entibiar una relación fría, distante, marcada por el retiro de las tropas españolas de Irak. El encuentro, de menos de 10 segundos, se limitó a cuatro palabras del presidente norteamericano en abrupto castellano: «Hola, ¿qué tal, amigo?». Una respuesta de circunstancia: «Bien, ¿y tú?», presumo. Y un sucinto apretón de manos, señal de despedida. ¿O de desconfianza? El retiro de las tropas españolas de Irak era el correlato de los atentados de Atocha, primero, y de la victoria electoral de Zapatero, después, en un país que, como la mayoría de los occidentales, volcó su simpatía hacia los Estados Unidos por la voladura de las Torres Gemelas y su antipatía hacia Bush por la guerra contra Saddam Hussein. La cooperación mutua salió ilesa, sin embargo: los soldados españoles no se movieron de (leer más)

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Economía

Perdona nuestras deudas

Más que haber evitado una guerra y haber ganado la paz, Juan Pablo II trazó desde el fin del mundo su política exterior Era un actor teatral de discreta trayectoria en Polonia hasta que aceptó otro papel en el Vaticano: ser actor político. Había intentado asumir el reto su antecesor, Juan Pablo I: durante su entronización, el 3 de septiembre de 1978, el cardenal chileno Raúl Silva Henríquez se precipitó frente a él; le pidió, arrodillado, que mediara en el conflicto inminente entre su país y la Argentina por el canal de Beagle. Debió vulnerar el protocolo para ello. Lo acompañaban en la delicada misión los cardenales argentinos Raúl Primatesta y Juan Carlos Aramburu, portadores de una carta que nunca llegó al destinatario. Más allá, en otro rincón de la plaza de San Pedro, estaba Jorge Rafael Videla. Treinta y tres días después de su elección, Juan Pablo I murió entre rumores de venenos. No volvió todo a foja cero, pero tampoco quedó claro si había surtido efecto su exhortación a los episcopados de ambos (leer más)

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Política

La manzana de Evo

El limbo político en el que se halla el país plantea la disyuntiva entre dos concepciones de poder difícilmente conciliables A 14 meses de haber asumido el gobierno, Gonzalo Sánchez de Lozada estaba solo. Más solo que nunca, en realidad. Como todo presidente a punto de caer en un pozo, el más profundo dentro sus depresiones frecuentes. Le sobraban culpas y le faltaban respuestas en octubre de 2003. En la calle, frente al Palacio Quemado, la protesta cobraba muertos. Cobraba muertos y resucitaba rencores por las privatizaciones realizadas durante su primera gestión, entre 1993 y 1997, y por la mera posibilidad de que Chile, identificado como el enemigo implacable desde las aulas primarias por la Guerra del Pacífico, en 1879, obtuviera algún rédito de las exportaciones de gas. En los 17 meses siguientes, el hasta entonces vicepresidente Carlos Mesa debió enfrentar, como presidente, 820 conflictos sociales. O, traducidos en reclamos, 12.000, diferentes todos ellos. Resolvió 4250. Poco más de un tercio, apenas, frente a un promedio de dos huelgas, bloqueos o amenazas por día. En (leer más)

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Política

Mar adentro

Cada vez más, los conflictos sociales son propios de los países en los que se producen en lugar de representar un drama regional COQUIMBO, Chile.– Sobre el Desierto de Atacama, a bordo del avión presidencial, Ricardo Lagos debió interrumpir un animado diálogo con ministros, parlamentarios e invitados. «Me llama Chávez», se excusó. Y al tiro, como dicen los chilenos, partió hacia su despacho, una cabina modesta con un escritorio y tres butacas. Después abordó con la comitiva un Hércules C130, de la Fuerza Aérea, rumbo a El Salado, pueblo terroso y aislado en el que iba a inaugurar una planta de tratamiento de cobre. Fue el jueves, un día antes de su quinto aniversario en La Moneda (sede del gobierno) y un día después de la resolución de la crisis de Bolivia. Al teléfono, Chávez era un peligro. No por el motivo del llamado, sino, amante de los monólogos, por la temible duración del diálogo a pocos minutos del aterrizaje. Desde París, empero, sólo le agradeció la gestión conciliadora del canciller chileno, Ignacio Walker, ante (leer más)

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Política

Amamos a Kerry, pero votaríamos a Bush

La mayoría de los presidentes simpatiza con los demócratas, pero desea que la Casa Blanca no cambie de color político Sólo el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, consustanciado con la lucha contra el terrorismo por padecerlo en casa, y la mayoría de sus pares de América Central, beneficiados con el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, enviaron tropas a Irak. Si uno hila fino, también podrían ser los únicos de la región en inclinarse sin pudores por la reelección de George W. Bush. Los otros presidentes latinoamericanos jamás arriesgarían su capital político de ese modo. Sobre todo, frente una realidad: John Kerry, el candidato demócrata, no se ha caracterizado en el Senado por una gran vocación hacia los tratados de libre comercio, por más que haya votado por ellos. Menos aún su compañero de fórmula, John Edwards, también senador, contrario a los acuerdos de ese tipo con Chile, el Caribe y África. Con un agravante, en su caso: si hubiera sido senador en 1993, dijo que habría rechazado el Tratado de Libre Comercio (leer más)

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Política

Manual del perfecto presidente latinoamericano

Crea enemigos, más que adversarios, reza el credo de Chávez, legitimado en el referéndum impulsado por la oposición En América latina, había un modelo de regente enérgico y, a la vez, honesto, por más que no fuera legítimo ni democrático: Pinochet. En cuanto tambaleaba un gobierno, el ideario popular sacaba su nombre de la galera como virtual vacuna contra las crisis. Era una falacia, desde luego, más asociada con el orden económico que Chile supo reflejar desde que sirvió de espejo de las reformas en el continente que con los crímenes de su dictadura y, a la luz de sus exageradas cuentas bancarias en el exterior, con las sospechas de corrupción en ella. Con esa imagen engañosa de Pinochet, sin embargo, convivimos durante casi una década hasta que apareció el otro paradigma regional: Chávez. Es decir, el paracaidista de tez cobriza y devoción bolivariana que, decantado del populismo y de la confrontación, concentra el poder alrededor de sí mismo y, entre golpes frustrados (uno dado por él, en 1992; otro dado contra él, en 2002), (leer más)

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Política

La crisis menos pensada

Castro se cobró una deuda con Fox, de modo de enviarle un mensaje a Bush frente a su inminente plan para desplazarlo Iba a cobrarse una deuda; dos años y dos meses llevaba esperando la oportunidad. En su arenga del 1° de Mayo, Fidel Castro cargó contra los gobiernos de México, Perú y Chile por la condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los acusó de haber sido peones de los Estados Unidos en la votación del 15 de abril en Ginebra. Uno en particular, Vicente Fox, iba a acusar el golpe. En vísperas, sobre todo, del anuncio del plan de George W. Bush para acelerar la caída de su dictadura vitalicia y captar de ese modo el voto del exilio cubano de Florida en su carrera por la reelección. Poco después, el canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, dijo que la actitud de Fox había sido irreflexiva: ordenó el retiro de su embajadora en La Habana, Roberta Lajous, y la expulsión de México del (leer más)

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Política

Me duele si me quedo y me muero si me voy

En el gobierno norteamericano despertó tanta ilusión la intervención en Haití como un tratamiento de conducto. Frente al slogan demócrata ABB (Anybody But Bush, cualquiera menos Bush), otro desplazamiento de tropas, sin indicios de terrorismo ni de petróleo, lejos estaba de ser una prioridad. Era, más que todo, un compromiso ineludible por la cercanía geográfica frente a la incapacidad de Aristide de sofocar el caos hasta las elecciones de noviembre. De ahí, la elegante invitación de Powell: te vas o te matan. Au revoir, Aristide, por segunda vez en su historia, rumbo a un exilio menos dorado que Nueva York en los noventa. Pagó el precio de haber hecho trampa en las elecciones de 2000 con la moneda más corriente de las democracias latinoamericanas: la abrupta interrupción de los períodos presidenciales frente a la impotencia de instituciones débiles, como los congresos y los tribunales, para contener insurrecciones populares. En boca de otro ex, Sánchez de Lozada, el precio del neoparlamentarismo. Expresado, en la Argentina de De la Rúa, con las cacerolas batientes y, cual bis, (leer más)

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Política

Al mundo le falta un tornillo

El paradigma de la guerra, a diferencia de la amenaza soviética en la Guerra Fría, divide y descentraliza el poder real Uno, Bush, habla con tanta ligereza de la guerra como otro, Clinton, hablaba del ketchup, y otro, Kerry, habla con tanta ligereza de la globalización como uno, Reagan, hablaba de una de cowboys. El paradigma, eje de la carrera presidencial de los Estados Unidos, converge en una curva: la guerra. Una curva peligrosa en el camino de la globalización. O, en su momento, una irónica respuesta a la europea, extraña al tradicional idealismo norteamericano, al horror del 11 de septiembre, doblegando, y archivando, el papel unificador que ejerció la amenaza soviética durante la Guerra Fría. La amenaza soviética ha sido desplazada por la amenaza terrorista. Todos usan repelente contra ella, pero medio planeta, y me quedo corto, se pregunta si es peor el perro o la rabia. En la duda, sin más antibiótico que la rabia contra el perro, talla la diferencia. Uno, Bush, se ufana de ser el presidente de la guerra, por (leer más)

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Política

Nada personal

El mensaje no ha cambiado: si ustedes no se ayudan a sí mismos, poco y nada podemos hacer nosotros WASHINGTON.– La tempestad sacude un barco. En la cubierta va un muchacho que, por el impacto, pierde el equilibrio y cae al mar. No sabe nadar. Un marinero se arroja detrás de él. Lo rescata con mucho esfuerzo. Un rato después, en el camarote, el muchacho, aún no repuesto del shock, le dice al marinero: gracias por haberme salvado la vida. De nada, le responde el marinero, pero procure vivirla como algo digno de haber sido salvado. En ocasiones, América latina ha sido comparada con el muchacho del cuento de Paulo Coelho que no sabía nadar y que, gracias al marinero, logra salir a flote. En otras, América latina ha sido comparada con un barco sacudido por una tempestad. Y en otras, América latina ha sido comparada con la mismísima tempestad. ¿Qué es América latina, entonces? A los ojos de círculos gubernamentales y políticos de los Estados Unidos, no es el muchacho ni es el barco. (leer más)

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Política

No seré feliz, pero tengo democracia

La mayoría desconfía de los políticos y no está satisfecha con la economía de mercado, según el sondeo Latinobarómetro Confío más en los bomberos que en mis compañeros de trabajo o de estudio, mi vecina, la telefonista de la central de informaciones, un burócrata municipal, un pariente lejano que nunca he visto antes o una persona que conozco en forma ocasional. Confiaría más en las instituciones si trataran a todos por igual, cumplieran con sus obligaciones, admitieran errores, prestaran servicios acordes con mis necesidades, fueran fiscalizadas, respondieran a mis inquietudes y se interesaran en mis opiniones. La confianza, rasgo más común en las sociedades abiertas que en las tradicionales, ha bajado en 17 países de América latina entre 1996 y 2003, según la encuesta anual Latinobarómetro. Así como ha bajado, en igual período, el peso de la democracia por no haber logrado reducir en forma significativa los índices de desigualdad económica, política y social. Y han bajado, también, las calificaciones de la Iglesia, de la televisión (principal fuente de información en la región) y de (leer más)

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Política

Lamento boliviano

Fue el colapso de un sistema tras varias crisis que, con sus muertos, precipitó el desenlace por la exportación de gas Adherida al saco, a la altura del bolsillo interior izquierdo, Gonzalo Sánchez de Lozada siempre lleva una imagen de la Virgen de Socavón, patrona de los mineros bolivianos, y una pluma de plata labrada con la cual ha firmado todos sus decretos. Entre ellos, el centrado en la venta de gas. Con él pretendía compensar las pérdidas por la erradicación de cultivos de coca en el Chapare, recomendada por el gobierno norteamericano desde 1998. De cada cinco dólares que iban a ingresar por la venta de gas a los Estados Unidos vía México, previa salida por Chile o Perú, el Estado boliviano había aceptado percibir menos de 50 centavos. Una propina. La ecuación no cerraba, más allá del apego a los recursos naturales de los líderes de la rebelión. Tampoco cerraba otra ecuación: el gobierno de Sánchez de Lozada urgía a la Aduana por el ingreso de 60 vehículos de origen japonés para uso (leer más)

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Política

¿Qué tú sabes de democracia?

En uno de los momentos más duros de su régimen, Castro es, curiosamente, vitoreado en el exterior como si fuera un héroe En 44 años de gobierno, Fidel Castro ha sobrevivido a 10 presidentes de los Estados Unidos, empezando por Eisenhower. Lapso en el cual ha sido asesinado uno, Kennedy; malogrado otro, Nixon, y reincidentes otros, Reagan y Clinton, entre otros que tampoco han podido con él. Ha sobrevivido, también, a la Guerra Fría, enrolado en el bando opuesto, y a las dictaduras militares, jugando a dos bandas. Y ha sobrevivido, a diferencia de Saddam, al segundo Bush, el hijo, enarbolando banderas con mástiles oxidados que casi todo el mundo ha arriado. Desde que rondaba los treinta, la edad mítica a la que otros han muerto, bajo las barbas de Castro pende una duda: ¿cómo deshacerse de él y, a la vez, cómo preservarlo? El otro día, el miércoles, cumplió 77 años. Y encontró en Chávez, su único incondicional, un oído presto para hablar de béisbol (Cuba le había ganado 3 a 1 a los (leer más)

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Política

La vergüenza de haber sido o el favor de ya no ser

Mientras Lula y Bush renuevan su agenda, la Argentina vislumbra su espacio en un escenario cada vez más complejo Si de piel se trata, nada más autóctono que Hugo Chávez, Alejandro Toledo y Lucio Gutiérrez. Si de cambios se trata, nada más radical que Vicente Fox, después de las siete décadas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, o Ricardo Lagos, después de los horrores de Pinochet en Chile. Si de perseverancia se trata, nada más monótono que Fidel Castro, en Cuba, o el Partido Colorado, en Paraguay. Si de excentricidades se trata, nada más elocuente que Abdalá Bucaram. Si de corrupción se trata, nada más emblemático que Alberto Fujimori (etcétera, etcétera, etcétera). Si de pragmatismo se trata, nada más flexible que el peronismo: de Carlos Menem a Néstor Kirchner. Hasta un presidente que habla mejor inglés que español tenemos, Gonzalo Sánchez de Lozada. Si de milagros se trata, sin embargo, nada más parecido a las mieles prodigadas por Bush a Lula. Recibido en la Casa Blanca, el viernes, con los honores de una reunión (leer más)