Sonríe, mañana será peor
El 11 de septiembre y los colapsos financieros han acentuado el escepticismo de la gente y el descrédito de los políticos Era una mañana de invierno. Fría, ventosa. Alejandro Magno, o El Grande, marchaba rumbo a la India; iba a conquistar el mundo, decía. En el itsmo de Corinto se topó con Diógenes, el filósofo. Quedó deslumbrado, viéndolo tumbado, irreverente frente al poder y la gloria. Lo llamó señor, trato que no dispensaba a nadie. Y quiso saber si podía hacer algo por él. Muy poco, obtuvo como respuesta, que te apartes del sol. Si Alejandro fuera un político contemporáneo, la gente proferiría, tal vez, el desplante de Diógenes: que se aparte del sol. Que se vaya Chávez, en Venezuela. Que se vaya Toledo, en Perú. Que se vayan los defensores de los inmigrantes, en Europa. Que se vayan Arafat y Sharon, en Medio Oriente. Que se vayan los cómplices de los estafadores, en los Estados Unidos. Que se vayan todos, en la Argentina. La ola de escepticismo, corregida y aumentada por los atentados terroristas (leer más)