
La cumbre de las polémicas
La mayor presencia de España y la irrupción de China navegan en el mar de fondo de las discusiones entre mandatarios Con la decisión de encabezar con los Estados Unidos y Gran Bretaña la cruzada contra el régimen de Saddam Hussein, el ex presidente español José María Aznar rompió con un prejuicio y con un paradigma. Rompió con el estigma de gobernar el país más antinorteamericano de Europa después de Turquía, más allá del recelo cultural de los franceses ante las amenazas imperialistas de Hollywood, McDonald’s y asociados. Rompió Aznar de ese modo con un rencor arraigado entre los suyos por razones más históricas que histéricas: la Guerra Hispano-norteamericana, de 1898, por la cual España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas; el respaldo de los Estados Unidos a Franco después de la Guerra Civil (1936-1939); el Pacto de Madrid, de 1953, por el que se instalaron bases norteamericanas en la península; el escaso entusiasmo de los Estados Unidos por la transición democrática después de la muerte del generalísimo, en 1975, y el apoyo de Ronald (leer más)