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Acaso la mira se desvíe de Irak

El peor atentado después de la voladura de las Torres ha sido otro sofocón para Bush, empeñado en derrocar a Saddam Irritado por la hora, Bill Clinton atendió el teléfono. Eran las 7.18 de la mañana. Y tenía planes: iba a celebrar en la nueva casa de Hillary en Nueva York sus 25 años de matrimonio, por tomentosos que hubieran sido, e iba a jugar golf, pasión de presidentes desde Gerald Ford, antes de regresar a Washington. No pudo, sin embargo. Sandy Berger, asesor de Seguridad Nacional, no reparó en la agenda de ese día, 12 de octubre de 2000. Ni pensó en ella mientras comenzaba a desgranar con voz pastosa el espantoso atentado contra el destructor USS Cole, anclado en el puerto de Aden, Yemen, después de haber cumplido con su rutina de controlar los movimientos de las tropas de Irak en el Golfo Pérsico. Diecisiete marinos norteamericanos habían muerto y otros tantos habían resultado heridos. La tragedia, dos años y monedas después de la voladura de las embajadas norteamericanas en Kenya y en (leer más)

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Todo tarda más de lo que crees

Muchos ven en la victoria de Lula en la primera vuelta de las elecciones una cuña entre el neoliberalismo y el estatismo En Dios confiamos (In God we trust, como rezan los dólares), y que los otros paguen en efectivo. Los otros, sin embargo, han asimilado la potencial, o casi, victoria de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil como una ráfaga de aire fresco. O una fórmula: todo candidato que critica el consenso de Washington,  modelo común de democracia, libre comercio y privatizaciones de compañías públicas que rige los destinos de América latina menos Cuba desde comienzos de los 90, está más cerca de ganar elecciones que aquel que insiste en prodigar loas a la llamada política neoliberal, despreciada, y depreciada, en un principio por Hugo Chávez y, antes, por Fidel Castro. Un militar golpista, uno; un dictador oxidado, el otro. Que, lejos de la versión light de Lula diseñada y esculpida con fines proselitistas por Duda Mendonça, han radicalizado sus discursos, endureciéndolos. Al punto de tensar las cuerdas de la democracia, uno, Chávez, (leer más)

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Un poco de insatisfacción

La inclinación de los brasileños hacia el líder antisistema refleja, en cierto modo, el descontento regional con el modelo Somos como somos: demócratas insatisfechos, define Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, sorprendida con el consenso negativo en la Argentina. Y estamos como estamos: insatisfechos con la democracia. Mucho más que América latina en su conjunto: nueve de cada 10, contra seis de cada 10 en otros 16 países, desaprobamos, o estamos insatisfechos, con la democracia, pero, a la vez, el 65 por ciento, contra el 56 por ciento en el resto, opta por ella frente a otra alternativa de gobierno. O aventura autoritaria, caracterizada por la mano dura y por la obediencia indebida como en años no tan pretéritos, mientras, presas y presos de la crisis, desconfiamos más que ninguno. De los partidos políticos. Del gobierno de Duhalde. De los bancos. Del Congreso. De la Justicia. De las municipalidades. De las compañías privadas. En ese orden; en este desorden. Desconfiamos hasta de nosotros mismos. Vacilación, tendencia en el fondo, que no comenzó en 2001, con la (leer más)

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Hasta puedo hacerte mal si me decido

Con la reformulación de la doctrina militar, Bush parece dispuesto a atacar, pero Saddam ha dividido a sus enemigos Vaya contradicción: Saddam Hussein aceptó el regreso sin condiciones de los inspectores a Irak, dividiendo a sus enemigos; George W. Bush, a su vez, anunció una nueva doctrina militar contra el terrorismo con la cual se propone dejar de lado las políticas de disuasión y de contención propias de la Guerra Fría, dividiendo a sus aliados. Más aún después de que, en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones (ONU), Francia, Rusia y China, renuentes a la invasión, vieron con buenos ojos el gesto conciliador, sólo en apariencia, proveniente de las mil y una noches, y caras, de Bagdad. O, acaso, hallaron en él una excusa formidable para evitar obligaciones por compromiso. Entonces, haciendo uso del derecho de veto, se inclinaron por los paños fríos antes que por las represalias calientes. Inhibidas desde el comienzo por las diferencias profundas entre los aliados de Bush, no convencidos, salvo Tony Blair, de la necesidad de (leer más)

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Hollywood en texano

En el aniversario de los atentados, Bush ha insistido en su cruzada contra Irak sin dejar espacio para la neutralidad En la película Wag the dog! (Mentiras que matan, su extraña traducción), Conrad Brean (Robert de Niro), asesor de la Casa Blanca, contrata a un productor de Hollywood, Stanley Motss (Dustin Hoffman), con tal de inventar una guerra contra Albania y, de ese modo, aventar las sospechas del romance del presidente con una muchacha de la edad de su hija. Están a punto de ser ventiladas por The Washington Post, el diario del Watergate. La sátira, adaptación más oportuna que atrapante del best-seller American hero (Héroe americano), de Larry Beinhart, recrea el abrazo fugaz de Bill Clinton con Monica Lewinsky, rescatado de los archivos de CNN y repetido, en su momento, como los impactos de los aviones contra las Torres Gemelas. Material de descarte, o descartado, que cobró de pronto inusitada importancia documental. En su afán de justificar una guerra que no existe, Motss filma en su estudio la azarosa huida de una mujer de (leer más)

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Se me olvidó otra vez

La distancia de los Estados Unidos con México ha sido el reflejo de una relación más dura con la región en general Eran cuates. Amigos, en mexicano básico. Cuates, o amigos, ligados por rasgos e intereses comunes, más allá de diferencias puntuales en asuntos puntuales. Hasta que la gota desbordó el vaso: George W. Bush desoyó los pedidos de clemencia de Vicente Fox para su compatriota Javier Suárez Medina, ejecutado el 14 de agosto en Texas por el asesinato de un oficial antinarcóticos de Dallas. Otro pedido soslayado, digamos. Uno más entre los 150 que formaron la llamada fila de la muerte, prólogo de la inyección letal, mientras Bush era gobernador del Estado. Sordo, entonces, a los reclamos del Papa. Sordo, ahora, a los reclamos de Fox. Quien, indignado por la decisión de su cuate de no mediar ante los tribunales, suspendió una visita al rancho de Crawford, Texas. Señal de enojo ante el cerrojo. Rubricó, en cierto modo, la presunción general de sus pares de América latina sobre la muralla levantada desde el 11 (leer más)

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Cosecharás tu siembra

Están todos de acuerdo con los diagnósticos, pero como sucede en las crisis económicas, las soluciones parecen panaceas EN órbita desde 1977, las naves Voyager I y II portan varios mensajes. Alguno que otro, medio confuso. Ambiguo, en apariencia. «Amigos del espacio –dice uno de ellos–. ¿Cómo están? ¿Han comido ya? Si tienen tiempo, vengan a visitarnos.» Vengan, muchachos, pero, consejo sano, no olviden traer el sustento de los racionales: la vianda. En este cascote desprendido del Big Mac (perdón, del Big Bang) hay alimentos más que suficientes para todos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero 18 de cada 100 terrícolas padecen hambre. Condición, o debilidad, tan humana como el miedo. Definida, o resumida, en las estadísticas hechas al calor del asfalto de Manhattan como aquellos cuyos ingresos provienen de sus cultivos. Si no rinden, no pueden comprar alimentos producidos por otros, deducen. Baja la productividad agrícola, como consecuencia del deterioro del suelo, e invaden bosques, pastizales y humedades, provocando, por necesidad y urgencia, una mayor degradación del medio ambiente en forma (leer más)

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Haz lo que digo, no lo que hago

Casi sin inhibiciones, los Estados Unidos imponen condiciones frente a instancias capaces de perjudicar sus intereses DESPUES del 11 de septiembre, George W. Bush preguntó: “¿Por qué nos odian?” No obtuvo más respuesta que el silencio. Piadoso, en algunos casos. Prudente, en otros. Fraguado, como los escombros de las Torres Gemelas, en rencores, y en reproches, soslayados por las circunstancias. No era momento, ni lugar, para meter baza en la razón, si pudo existir, del atropello contra la razón. Unánime el silencio, pues, frente al duelo de un pueblo laborioso, devoto, optimista, más propenso a la ingenuidad que a la ironía y menos inquieto por el mundo exterior que por la vida extraterrestre. Convencido del mérito de haber nacido, y crecido, en el país más grande, más civilizado, más justo, más democrático y más poderoso del universo y alrededores. Invulnerable, hasta aquella mañana, creía el norteamericano medio que era su país. Más concentrado en los asuntos del condado que en los asuntos estatales y federales. Menos sensible al proteccionismo del acero, los subsidios a la (leer más)

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En el comienzo era el fuego

La mano dura prometida, avalada por Bush, es la réplica de los cuatro años que invirtió Pastrana en el vano proceso de paz Terroristas, lo que se dice terroristas, eran los criminales del 11 de septiembre. Los suicidas de Al Qaeda. Capaces de montar un plan siniestro, cual virus, con tal de esparcir el pánico, cual plaga, en los Estados Unidos. ¿Lo son también los guerrilleros de las FARC, impiadosos durante la asunción de Alvaro Uribe, el miércoles, dejando un tendal de muertos y de heridos con atentados espantosos en el corazón de Bogotá? En la duda radica, precisamente, la razón por la que el conflicto, a pesar de estar ligado íntimamente al narcotráfico, no despierta más que juicios diversos, o más dudas, en el gobierno de George W. Bush. Más allá de los lazos de las FARC con organizaciones de calibre parecido, como el IRA, según el Capitolio. Más allá de los secuestros y de los homicidios de norteamericanos en Colombia. Más allá de los ataques contra intereses de idéntico origen; oleoductos, entre ellos. (leer más)

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Tumbas de la gloria

La muerte de cinco norteamericanos en un atentado en Jerusalén ha enfurecido a Bush, que cada vez está más lejos de Europa Jóvenes sin esperanzas terrenales, salvo que sus familias dispongan de una renta vitalicia, aceptan el reto como si fuera un empleo. El último de sus vidas: morir matando con tal de ser abrazados pronto, en ese paraíso prometido, por 70 vírgenes de pelo negro, intactos sólo sus genitales (protegidos con burdos papeles de diario) después de dejar estallar la ira, y la pólvora, en sitios o en transportes públicos. Repletos de israelíes, habitualmente. Solían ser jóvenes devotos y solteros, nunca hijos únicos, ni padres de familia, ni mujeres, dispuestos a todo con tal de ser mártires de la causa. De la Jihad (Guerra Santa) que, según el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), anidan en sus corazones. Como anidan, después de estudiar cada detalle del blanco en un video, la presunta esencia de la misión en sí: “No estamos luchando contra los judíos porque son judíos, sino porque ocupan nuestra tierra”, aducen. Irracional metodología, (leer más)

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Operación Perejil

El incidente en el despoblado islote, que obligó al gobierno de Aznar a movilizar sus tropas, recordó una vieja disputa Érase una isla. Un islote. Un pedrusco despoblado y minúsculo, invisible en los mapas. Roca firme de ingrato nombre español: Perejil. Ni como verdura u hortaliza tiene gracia, salvo que, picada, gane alcurnia con un poco de ajo. Puro condimento sobre el cual cargaron de pronto marroquíes okupas. De ahí la primera reacción: «Hay moros en la costa». ¿Cuántos? No muchos, seguramente: la invasión coincidía con la boda del rey Mohamed VI con Salma Benani, ausente con aviso, como indica la tradición, hasta el final de la fiesta. Es decir, varios días después. Alarmado, sin embargo, el gobierno de José María Aznar, remozado con nuevos ministros, tomó sus recaudos. Y ordenó el rápido despliegue de tropas de elite del Ejército de Tierra en cinco helicópteros: en tres iban 28 bravos soldados con aspecto de marines mientras los otros dos patrullaban la zona. Resguardados, a su vez, por buques artillados y, tal vez, por submarinos nucleares. (leer más)

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Sonríe, mañana será peor

El 11 de septiembre y los colapsos financieros han acentuado el escepticismo de la gente y el descrédito de los políticos Era una mañana de invierno. Fría, ventosa. Alejandro Magno, o El Grande, marchaba rumbo a la India; iba a conquistar el mundo, decía. En el itsmo de Corinto se topó con Diógenes, el filósofo. Quedó  deslumbrado, viéndolo tumbado, irreverente frente al poder y la gloria. Lo llamó señor, trato que no dispensaba a nadie. Y quiso saber si podía hacer algo por él. Muy poco, obtuvo como respuesta, que te apartes del sol. Si Alejandro fuera un político contemporáneo, la gente proferiría, tal vez, el desplante de Diógenes: que se aparte del sol. Que se vaya Chávez, en Venezuela. Que se vaya Toledo, en Perú. Que se vayan los defensores de los inmigrantes, en Europa. Que se vayan Arafat y Sharon, en Medio Oriente. Que se vayan los cómplices de los estafadores, en los Estados Unidos. Que se vayan todos, en la Argentina. La ola de escepticismo, corregida y aumentada por los atentados terroristas (leer más)

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El dinosaurio todavía estaba allí

Los mexicanos esperan que la bisagra de la historia que impuso la derrota del PRI, tras 71 años en el poder, se haga realidad Al dinosaurio le han cambiado el nombre: unicornio, Mario Vargas Llosa; cocodrilo, Carlos Fuentes; dragón, otros; hipopótamo, otros; rinoceronte, otros. Un bestiario completo. O un zoológico. Pero el dinosaurio no es más que el dinosaurio. El dinosaurio de Augusto Monterroso. Y el cuento de él, uno de los más breves de la historia, dice: “Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. ¿Estaba todavía allí el dinosaurio, o el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuando México se despertó el 3 de julio de 2000, a la mañana siguiente de la victoria de Vicente Fox en las elecciones? Seguro. El prinosaurio, o el prigobierno, todavía estaba allí. Difícil deshacerse de él en un santiamén. Sobre todo, después de 71 años en los cuales partido, gobierno y Estado, confundidos con los colores de la bandera, han sido una trilogía indivisible. La dictadura perfecta, según Vargas Llosa. Resguardo, a su vez, de los quiebres usuales (leer más)

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Mándame una postal de Bagdad, adiós, cuídate

Bush otorgó a principios de año amplios poderes a la CIA para realizar operaciones encubiertas contra Saddam Hussein Victorioso después de la derrota, regodeándose en ella como Yasser Arafat en las réplicas israelíes como consecuencia de las masacres fundamentalistas o como Fidel Castro en el embargo norteamericano como consecuencia de su revolución, Saddam Hussein halló en la resistencia, y en la regulación de los pozos de petróleo, un refugio contra el Gran Satán. Paraguas bajo el cual ha permanecido firme, intocable, durante los dos períodos de Bill Clinton en la Casa Blanca mientras promedia el primero de George W. Bush. Inmune a los asuntos pendientes del padre de Bush, vanamente atacado apenas asumió el hijo, y al escándalo Monica Lewinsky, coincidente con los bombardeos de 1998. Desde entonces, o desde la guerra de 1991, Hussein oculta su secreto bajo siete candados. Un arsenal de destrucción masiva capaz de partir al mundo en dos, dicen. O en tres. O en cuatro. Inhallable, al parecer, para los expertos en armas de la Organización de las Naciones Unidas (leer más)

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Es un monstruo grande y pisa fuerte

Creen en Wall Street que la virtual victoria de Lula en Brasil provocaría un descalabro regional, pero nadie sabe cómo evitarlo Esta vez no hubo mano de Dios: volvimos con la frente marchita de Corea-Japón. Pero, consuelo al fin, podemos sentirnos satisfechos. Por la entrega de los muchachos. Y, en cierto modo, por haber hecho escuela en copas anteriores, pregonando la viveza como un arte: Rivaldo se tomó la cara con las manos después de recibir un pelotazo en el costado derecho, debajo de la cintura, del turco Hakan Unsal, de modo de que fuera expulsado. Lo logró. Y Brasil se aseguró la victoria. Dos a uno. Al filo de un partido difícil. Frente a un rival que ya tenía un jugador menos. Táctica y estrategia, sin jogo bonito ni fair play, cada vez más frecuente. Que excede el Mundial. El fútbol mismo. Por más que las simulaciones, o las pantomimas, sean presuntamente castigadas por el FMI. Por la FIFA, digo. Así como los penales inexistentes. Cobrado, en ese caso, por el árbitro indio Anoop (leer más)