Las cosas por su nombre

¿Por qué gritan el peruano “¡Viva el Perú, carajo!”; el chileno “¡Viva Chile, mierda!”, y el argentino “¡Viva la patria!”?




De encierros y otros cantares. Técnica mixta. Martín Dinatale, 2023
Getting your Trinity Audio player ready...

Las sociedades democráticas están presas de una disyuntiva. O de un debate de extremos. Los conflictos, usuales en todas las comarcas, tienden a resolverse con un método tan efectista como destructivo: la derrota categórica de una de las partes. Son ellos o nosotros. Esta concepción agonal, cuasi bélica de la política, se cobija en la visión errónea de una suerte de guerra permanente. De concebir cada debate en esos términos, como si se tratara de una justa entre gladiadores. De nada sirven los planteos racionales que tienden a robustecer una democracia republicana, con participación de los ciudadanos y consolidación de las instituciones, en desmedro de una democracia electoral y, sobre todo, excluyente.

Esta concepción de la política, corregida y aumentada por las redes sociales, lleva a muchos a abrevar en ella como una fuente útil que, de cumplir sus anhelos, resulta positiva. Nada está más alejado de la realidad. Desde tiempos pretéritos las sociedades han confiado en sus conductores, desde jefes tribales, caudillos y reyes hasta presidentes y primeros ministros, para lograr la armonía del conjunto. De los errores hemos aprendido que el arreglo pacífico de cualquier disputa requiere proponer puntos de vista, evaluar los ajenos y, de ser aceptables, renunciar a los propios o pactar un término medio. Ya no es así. Una parte procura ningunear a la otra para imponer, no formular, su posición.

Simon Kusnetz, premio Nobel de Economía en 1971, decía que había cuatro tipos de países: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón y Argentina. Uno por no tener nada y haberlo hecho todo; el otro por tenerlo todo y no haber hecho nada. Esa clasificación fue reciclada en 1980 por otro Nobel, Paul Samuelson. Cuatro décadas y monedas después el país se encuentra en un atolladero político llamado grieta, sinónimo de polarización, funcional a los políticos, no a la población. La excusa inicial era la crisis económica, política y social de 2001 y 2002, entre cuyos damnificados sobresalían los políticos a secas por ser los más cercanos a la ira social.

No llamamos hermano a nuestro hermano o esposa a nuestra esposa, pero llamamos patria a Argentina

Desde la Revolución Francesa, en 1789, y más aún desde que el conde de Tracy, Antoine-Louis-Claude Destutt, acuñó siete años después la palabra ideología como ciencia de las ideas, muchos creen en forma errónea que la derecha y la izquierda son los únicos carriles por los cuales circula el mundo. Es una frivolidad entonar el Himno Nacional de Argentina poniéndose la mano en el pecho, pero sin llamar al país por su nombre. ¿Por qué gritan el peruano “¡Viva el Perú, carajo!”; el chileno “¡Viva Chile, mierda!”; el mexicano «¡Viva México, cabrones!», y el argentino “¡Viva la patria!”? Sin más, la patria (del latín patrĭa, familia o clan; patris, tierra paterna; pater, padre) impone lejanía.

La patria tiene nombre. No llamamos hermano a nuestro hermano o esposa a nuestra esposa, sino por sus nombres, pero Argentina es la patria a secas. Quizá porque no nos sentimos iguales ante la ley, con idénticos derechos y obligaciones, en una república regida por los tres poderes del Estado, debidamente constituidos, entre los cuales ninguna voz debería acallar a la otra. El único momento en el cual desaparece la desigualdad transcurre en el cuarto oscuro. En menos de un minuto, cada uno representa lo mismo que el otro más allá de su raza, religión o filiación política. Una persona es un voto. Luego, como los trebejos del ajedrez, todos vuelven a la misma caja.

Jorge Elías

X: @JorgeEliasInter | @Elinterin | @el_interin

Instagram: @JorgeEliasInter | @el_interin

YouTube: @JorgeEliaselinterin

Facebook: El Ínterin



1 Comment

  1. Así es toda nuestra historia está marcada por el autoritarismo eso implica que el bien común es el mío el resto no importa, esa mirada nos lleva a vivir en sociedad sin paz ni futuro

Enlaces y comentarios

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.