
Cuentos de la selva
La región, en general, no acierta en la fórmula para salir de su propio laberinto, fuente de una frustración galopante MAR DEL PLATA.– Temía que estallara la guerra entre Honduras y El Salvador. Por la radio hondureña había oído que matar salvadoreños como él era hacer patria. Salomón Vides creyó que iba a ser la siguiente víctima. Huyó y, en el apuro, fue dejándolo todo: mujer, hijos, casa. Halló refugio en la selva tupida de Guatemala. En ella, aislado, estuvo desde 1969 hasta 2001. Lo descubrió, apenas vestido con un taparrabos de cortezas y lianas, un grupo de cazadores furtivos. Pensó que había llegado el final. Su final. Supo entonces que la guerra entre Honduras y El Salvador había durado sólo 100 horas. Y que, por ella, había vivido oculto 32 de sus 72 años. Oculto y librado a su suerte, con semillas, palmitos silvestres y pequeñas tortugas como únicos alimentos. De una avioneta estrellada, que encontró después de mucho caminar en zigzag por una frondosa e inquietante vegetación, extrajo un cuchillo y algunos metales. (leer más)