Diferentes, no indiferentes

Prólogo del libro “Diálogos transatlánticos, Marruecos hoy, ¿Y si actualizamos las percepciones?”, uno de los cuatro ensayos de Clara Riveros sobre una realidad, a veces, ignorada




Diálogos transatlánticos, de Clara Riveros: un puente entre dos culturas
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El mundo es cada vez más pequeño. Tan pequeño que, a veces, pensamos que cabe en la palma de la mano. En este mundo pequeño, la globalización ha derrapado en la antiglobalización y, a su vez, brotan como hongos los nacionalismos, causantes de las peores tragedias del siglo XX.

Dos países pueden tener rasgos comunes, como Colombia, donde nació Clara Riveros, y Marruecos, donde invirtió varios años de investigación en busca de denominadores comunes con su terruño y con América latina. Los encontró en un contexto de cambio o, acaso, de transición. El final de la historia, mentado en los noventa, terminó siendo el detonante de otra historia. La actual.

En este texto y en este contexto, Clara Riveros observa las dos orillas con ojo crítico. El ojo experto de la politóloga y analista que no se queda con la primera impresión. Que va más allá mientras ausculta una realidad diferente, la de Marruecos, a la cual no es indiferente. Eso de la cooperación Sur-Sur entre dos países que antes eran expulsores de personas por sus trances domésticos y que ahora son receptores por las crisis de sus vecinos sirve de broche del discurso sutil, pero choca con una realidad. La realidad de las personas, más allá de las cuatro décadas de relaciones diplomáticas que Colombia y Marruecos cumplieron en 2019.

La clave está en el diálogo, degradado por las estigmatizaciones y los prejuicios. El puente de Marruecos, España en particular y Europa en general, no siempre ayuda. La política de seducción, como concluye Clara Riveros en su afán de acercar realidades disímiles, debería partir de un estímulo básico y elemental: el beneficio mutuo. En ello consiste el soft power (poder blando), término acuñado Joseph Nye, profesor de la Universidad de Harvard, para realzar la cultura, los valores y la política como bases del entendimiento mutuo. La seducción resulta más efectiva que la coacción. Siempre.

El nexo entre una república y un reino va más allá de la exención de visas, de los acuerdos comerciales o de una serie de estampillas conmemorativas de los “40 años de relaciones diplomáticas Colombia-Marruecos

Marruecos se encuentra en una posición geográfica privilegiada, cual faro entre América latina y ese otro mundo para muchos desentrañable, el árabe, con su riqueza cultural y sus matices, dentro de otro contexto también difuso, África. Todos estos actores participan de este libro, único en su tipo por la vitalidad de la indagación y por el candor de su prosa en un entorno, en principio, difícil para una mujer.

Clara Riveros nunca deja de sorprender. Plantea más inquietudes que afirmaciones bajo el sol abrasador de una duda. La duda resumida en dos palabras: por qué. Y porque cada confín del planeta requiere amplitud de miras en un mundo cada vez más pequeño escribe sin tapujos sobre cuestiones domésticas y externas de Marruecos, América latina y Europa con dimensión transatlántica.

El reto es vencer la indiferencia a pesar de las diferencias y de la distancia. Los implacables 7.586 kilómetros que separan a su Colombia natal, carcomida durante décadas por la guerra, de Marruecos, con su propio conflicto, el del Sahara Occidental, el único territorio no autónomo de África, y otros fenómenos lamentablemente comunes en los cuatro puntos cardinales del planeta, como el narcotráfico, el terrorismo y la crisis de los migrantes.

El nexo entre una república y un reino va más allá de la exención de visas, de los acuerdos comerciales o de una serie de estampillas conmemorativas de los “40 años de relaciones diplomáticas Colombia-Marruecos”. Todo ayuda, pero nada sustituye al diálogo, al intercambio de pareceres y, sobre todo, a la integración. Nada sustituye al apretón de manos.

La afinidad, en árabe, en francés o en castellano, debe palparse entre las personas. Son las únicas capaces de vencer la ignorancia sobre la realidad del otro. Del que, en un mundo cada vez más pequeño, termina adquiriendo desde la lengua hasta la cultura sin perder las propias. La ignorancia crea rechazo y violencia, así como la globalización de la antiglobalización y la internacionalización de los nacionalismos. Obstáculos que Clara Riveros ayuda a sortear en este contexto que necesitaba, justamente, la mirada volcada en este texto.  

Jorge Elías

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