Plan canje
Hayan estado en sus aguas territoriales o no, Irán quiso subir la apuesta frente a las inminentes sanciones de la ONU Amonestado o no, Irán nunca consideró la posibilidad de suspender su programa de enriquecimiento de uranio. Prometió que no iba a usarlo para fabricar la bomba. Nadie le creyó. Y, por ello, puso a la comunidad internacional en un aprieto. En un aprieto mayúsculo: los Estados Unidos, encerrados en su “eje del mal”, siempre se mostraron más propensos a la guerra que a la diplomacia. Pesó Irak, sin embargo. Pesó Irak, con su rédito penoso, y pesó, también, Gran Bretaña, asociado con los máximos exponentes de la denostada “vieja Europa”, Francia y Alemania, en el intento de evitar otra confrontación. O de recuperar la cordura. La captura de 15 marinos británicos en aguas territoriales iraníes, o no, puso en otro aprieto a la comunidad internacional. En otro aprieto mayúsculo: ¿cómo responder a un país soberano, bajo sospecha por su obsesión de obtener la bomba, ante una situación por la cual Israel, en circunstancias diferentes, (leer más)