Sociedad

Extranjeros, go home

Los gobiernos europeos se replantean sus políticas migratorias como si aquellos que provienen de otras latitudes fueran los culpables del fracaso y compitieran con los nativos Las crisis siempre hacen de las suyas, aunque sean ajenas. Es lo que siente Suiza, isla de prosperidad que adhiere, no pertenece, a la afligida Unión Europa. Suiza tiene apenas un tres por ciento de desempleo. El crecimiento anual, del 1,2 por ciento, es superior al de muchos de sus vecinos. Turbados por el arribo de extranjeros en busca de empleo, los suizos convocaron a un referéndum, algo usual en ellos cuando deben tomar decisiones. Esta vez, quisieron auscultar su generosa ley de asilo y asistencia social. Ocho de cada diez optaron por restringir los permisos de trabajo de larga duración. Eso levantó ampollas en la Comisión Europea. En momentos de incertidumbre, los países que aún conservan determinados privilegios suelen replegarse o, en este caso, entornar sus fronteras. El miedo al otro, caballito de batalla de los partidos xenófobos de Europa, se convierte en la incomodidad con el otro, (leer más)

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Los indignados de América del Sur

En junio, “o gigante acordou” (el gigante despertó). Ese lema, difundido a la velocidad de la luz por las redes sociales, llevó a miles de personas a tapizar de pancartas las principales ciudades de Brasil en protesta contra una suba de 20 centavos en el costo del transporte público, finalmente abortada. “It’s not 20 cents” (no son 20 centavos), replicaron después en inglés. Y continuaron marchando, ahora contra la corrupción política con consignas similares a las lanzadas desde 2011 por los indignados españoles, griegos y norteamericanos en medio del fulgor de la primavera árabe. Habían sido estrenadas tres años antes en la remota y convulsionada Islandia. De haber sido sólo por los 20 centavos, los brasileños más pobres habrían ganado la calle. No fueron ellos, sino los ricos y la clase media, según un revelador sondeo del Instituto Datafolha, más allá de que haya habido destrozos, saqueos, trifulcas y detenidos. En Brasil, cuya desigualdad social se ha reducido en la última década, el 10 por ciento más rico acapara el 42 por ciento de la (leer más)

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Espacio para la neutralidad

En la adolescencia y poco después, en la edad universitaria, es normal que uno se incline hacia un extremo ideológico y considere tibios a aquellos que optan por la neutralidad. De hacerlo súbitamente al borde de la vejez, sin haber pisado antes el terreno político, el entusiasmo puede causar estragos en las relaciones personales. Eso ha ocurrido en los últimos años en algunos países de América del Sur. El saludable retorno de la política al centro de la escena, en desmedro de la economía, ha caldeado los ánimos y ha derrapado en una absurda clasificación de los allegados entre amigos y enemigos, incluidos los parientes. No todos han adoptado esa conducta hostil, propia de adolescentes tardíos e intolerantes. El 36 por ciento de los ciudadanos de la región se ubica en el centro político y el 19 por ciento prefiere evitar las etiquetas, lo cual supone que un 55 por ciento, más de la mitad, no se identifica con la izquierda ni con la derecha a ultranza, según revela el último informe anual Latinobarómetro (20.204 (leer más)

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Felicidad por decreto

Tres siglos antes de Cristo, Aristóteles, discípulo de Platón y maestro de Alejandro, decía que el fin de la polis era “la felicidad de los ciudadanos” y que, para alcanzarla, podían valerse de “las distintas formas de organización política”. Tanto la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como las constituciones de Japón, Corea del Sur y Brasil consagran el derecho a “la búsqueda de la felicidad” como una meta, no como una obligación. Es un anhelo individual, no colectivo, también contemplado en la Constitución española de 1812, llamada La Pepa, como “objeto del Gobierno”. Era un anhelo individual, en realidad. Excepto el escritor británico George Orwell con los ministerios del Amor, de la Paz, de la Abundancia y de la Verdad, plasmados en la novela 1984, ni el remoto reino budista de Bután, el único que mide la felicidad interna bruta en lugar del producto bruto interno, se ha atrevido a tanto como el gobierno de Venezuela. El presidente Nicolás Maduro ha creado el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, encargado de (leer más)

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Sirios en América latina

Mientras Barack Obama y una veintena de aliados insisten en cocinar a fuego lento una represalia contra el régimen de Bashar al Assad por la fundada sospecha de que haya usado armas químicas contra civiles, los gobiernos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) abogan por una solución política. Más allá de la recurrente retórica antinorteamericana de algunos de ellos, han dejado dicho que una acción militar contra Siria puede desencadenar un conflicto regional de gran magnitud. Del continente americano sólo Honduras ha instado con los Estados Unidos, España y otros a una “fuerte respuesta internacional” sin mencionar en forma concreta un virtual ataque. La guerra civil siria, desatada en la primavera boreal de 2011, ha empujado a más de dos millones de personas a buscar refugio en otras latitudes. El 97 por ciento ha sido acogido en países cercanos como Irak, Jordania, el Líbano y Turquía, pero algunos han comenzado a recurrir a sus familiares en América latina. El flujo ha crecido ante la posibilidad de que la coalición armada por Obama y compañía (leer más)

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El mundo empieza a envejecer

Uno de cada cuatro habitantes de China tiene menos de 20 años y uno de cada tres es hijo único. El país más poblado del planeta es, también, el de los niños escasos, como tituló su último libro la investigadora y sinóloga francesa Isabelle Attané, especialista en demografía. La cantidad de jóvenes chinos, unos 350 millones, supera a la población de los Estados Unidos. Sólo los hijos únicos chinos representan dos veces y media la población de Francia. La ley de planificación familiar que establece que cada familia puede tener sólo “un pequeño emperador” data de 1979, un año después del estreno del período de reforma y apertura encarado por Deng Xiaoping. Esa ley arbitraria, con letra y música por el Partido Comunista Chino, rige en las ciudades. En 1984, cinco años después de haber sido impuesta, quedaron exceptuadas las poblaciones rurales. En ellas, según Attané, “la necesidad de tener niños es apremiante para asegurarse una vejez decente, pues no existe ningún sistema de retiro oficial”. Los niños “son siempre, a corto plazo, una fuente (leer más)

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EE.UU. es más optimista que Europa

Tres de cada cuatro europeos creen que la situación empeorará en el futuro inmediato, según una encuesta de Ipsos y Publicis. Ven el vaso medio vacío o, en realidad, no perciben la luz al final del túnel. Del otro lado del Atlántico, en los Estados Unidos, también afectados por la recesión desatada en 2008, Andrew Kohut y Michael Dimock rescatan el optimismo de los ciudadanos a pesar de la creciente desigualdad y de las dificultades económicas. Lo hacen en un trabajo divulgado por el Council on Foreign Relations (CFR). Persiste en ambos casos la inseguridad sobre el empleo, la vivienda, la educación y la jubilación. Ahora bien, ¿por qué los europeos son más pesimistas que los norteamericanos? Primero, porque unos notan con pavor que la Unión Europea ha invertido sus energías en salvar al euro, no a los europeos. Segundo, porque los norteamericanos, más allá de sus pesares económicos y de sus críticas mordaces a los políticos, aún confían en resolver por sí mismos sus problemas en un sistema que consideran justo y que, más (leer más)

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Dime cómo viajas y te diré dónde vives

La bonanza de un país no se ve en el pobre que compra un vehículo nuevo, sino en el rico que viaja en el transporte público. Eso no ocurre a menudo en América latina, donde, según un informe sobre desarrollo urbano de la Corporación Andina de Fomento (CAF), “la movilidad es de baja calidad, con sistemas de transporte colectivo deficientes, congestión, contaminación del aire y altos niveles de accidentes de tránsito”. La bonanza de los últimos años ha promovido la venta de coches y motos. Eso ha provocado mayores atascos en ciudades densamente pobladas, como México, San Pablo y Buenos Aires. En la mayoría de esas nuevas unidades viaja sólo el conductor. En las 15 ciudades auscultadas por la CAF, cuyas poblaciones varían entre 20 millones de personas (México y San Pablo) y 1,2 millones (San José, Costa Rica), el transporte público es vital. El sistema de autobuses y metro no alcanza. Por esa razón han proliferado los proveedores individuales, con vehículos de capacidad escasa y servicio poco eficiente que han perjudicado al transporte habitual. (leer más)

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Otros tiempos, otros hispanos

Once millones son los inmigrantes que viven sin la debida autorización en los Estados Unidos. Es más o menos la población total de Cuba, Bolivia o Palestina. La cifra surge de la información del censo y de otras encuestas gubernamentales. El Departamento de Seguridad Nacional decía en enero de 2011 que eran 11,5 millones de personas. El Centro Hispano Pew, organización no partidaria dedicada a investigaciones, arriesgaba 11,1 millones en marzo de ese año. Sean más o menos, la cantidad refleja un déficit legal que, como pocas veces, está en vías de ser reparado por un grupo de senadores demócratas y republicanos. En la reforma migratoria que proponga ese grupo, después de haber desechado su propio proyecto, cifra Barack Obama la posibilidad de mostrar su interés en cooperar con América latina y el Caribe. Es difícil que se haga realidad antes del verano boreal, pero, mientras viaja a México y Costa Rica en plan de acercamiento, el mero trámite sirve para atenuar las críticas por las deportaciones masivas durante su primer período, superiores a las (leer más)

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Niña guerrillera, con FARC desde los 12, vive para contarlo

En el campamento, a la vera de las montañas del sur de Colombia, Martha González se levantaba a las 4.20 de la mañana, tomaba un tinto (café) y, si no tenía pendientes, arreglaba sus cosas. A las 6 servían el desayuno (chocolate y arepa). A las 12, el almuerzo (frijoles, arroz, arvejas y jugo de mora). A las 5 de la tarde, la cena. Y a las 8 se iba a dormir. De los camaradas, a los cuales comparaba con “mamá y papá”, recibía maquillaje y esmalte. “Los civiles no me llaman la atención, pero, por ser guerrillera, no dejo de ser mujer”, me explicó. Tenía 26 años en 2000. Había pasado más de la mitad de su vida en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Juraba Martha González, mientras sus compañeros iban y venían a nuestras espaldas con los fusiles en posición de siesta, que no tenía miedo. Que se sentía en casa. Que nada malo podía pasarle. “Ingresé en las FARC a los 12 años, después de que los militares asesinaron a (leer más)

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Dios no atiende en Buenos Aires

En la Argentina suele decirse que Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. Es una ironía sobre la toma de decisiones, propia de la capital en desmedro de las provincias. Jorge Bergoglio, oriundo de Buenos Aires, ha pasado a ser el líder espiritual de 1.200 millones de fieles, algo menos que la población de China en coincidencia con la asunción del nuevo presidente de ese país, Xi Jinping. Todo el mundo deposita ahora en el papa la esperanza en vislumbrar una iglesia mejor tras las miserias de la pederastia, entre otras. Si Juan Pablo II era una respuesta contra el comunismo en Europa del Este, ¿qué significa un papa como Francisco para América latina? En “el fin del mundo”, como él mismo llamó a la Argentina, muchos aún se frotan los ojos sin salir de su asombro. La consagración de un papa argentino, latinoamericano y jesuita, cada atributo por primera vez, no es fácil de asimilar. El país está sumido en una profunda polarización, advertida en sus homilías. A la presidenta Cristina (leer más)

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Resuena la fe en Argentina; arman revuelo en el Cono Sur

Excelsior (México) BUENOS AIRES, 14 de marzo.- En “el fin del mundo”, como definió a su país Francisco en la primera aparición en el balcón de la basílica de San Pedro, hay una frase que fluye a flor de labios cada vez que ocurre algo inesperado: “Dios es argentino”. La sueltan los argentinos cuando el suceso roza el milagro. En este caso, el Papa es jesuita y argentino y, por extensión, latinoamericano por primera vez en la historia. Quizá por eso, cerca del Obelisco, punto neurálgico de la ciudad de Buenos Aires, como el Ángel de la Independencia en la ciudad de México, un hombre trajeado que iba con los auriculares del iPhone no pudo contenerse cuando escuchó la noticia: “Dios es argentino”, exclamó, sonriente. Más allá de la mala fama de los argentinos por su presunto pecado de arrogancia, Jorge Mario Bergoglio se caracteriza por la humildad y la austeridad. En la ciudad de Buenos Aires, donde nació y de la cual fue arzobispo, viajaba en subte (metro) y colectivo (autobús) en lugar de hacerlo (leer más)

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Año nuevo, crisis vieja

¿Qué nos sucede, vida, que, últimamente, estamos malhumorados y no sabemos por qué? Mal de muchos, consuelo de tontos, pero, consuelo al fin, ni los alemanes son felices. Lo confirma una encuesta de Ipsos sobre el bienestar nacional. Los habitantes del país más rico y pujante de Europa se sienten insatisfechos. La mayoría, como en otras latitudes, desearía tener menos preocupaciones económicas e incertidumbre respecto del futuro, así como contar con una mejor cobertura médica. Hilando más fino, no pocos alemanes se contentarían con ser más espontáneos, dormir más y tener sexo. En los caprichosos índices de la felicidad, como el más reciente elaborado por Gallup tras auscultar 148 países, ocho de los diez primeros son americanos. ¿Es posible que Panamá, Paraguay, El Salvador, Venezuela, Trinidad y Tobago, Guatemala, Ecuador y Costa Rica superen en sonrisas, a pesar de sus pesares, a otros con mejores condiciones de vida? Mayor ingreso, en principio, no implica mayor bienestar. En medio de la crisis global, la región vive una suerte de verano que, frente al crudo invierno de (leer más)

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Más jubilados que niños

En 2008, Kathleen Casey-Wilkens cumplió 62 años de edad y, con ellos, el inexorable destino de los baby boomers: se jubiló. Esa generación, nacida entre 1946 y 1964 en los Estados Unidos, está en vías de ser superada por las siguientes. No se trata de un fenómeno único. Cada segundo, según las Naciones Unidas, dos personas cumplen 60 años en el mundo. A este ritmo, hasta América latina dejará de estar poblada de rostros juveniles. En 2036 habrá más adultos que menores; en 2050, un cuarto de la población estará tramitando el retiro. Esa franja se triplicará e igualará en proporción a la de los países desarrollados. Por el descenso de la natalidad, los movimientos migratorios y la mayor esperanza de vida, los sexagenarios serán tres veces más que ahora a mediados del milenio, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (Unfpa). Los mayores de 80 años, dice el informe «Envejecer en el siglo XXI: una celebración y un reto», pasarán de un 1,6 por ciento de la población en la actualidad (leer más)

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Política

Igualmente desiguales

A un campesino mexicano se le atribuye haber dicho que la independencia de su país era, en realidad, “otro cura en una mula diferente”. En su léxico, el cura representaba a la clase dirigente y la mula, en sus variadas acepciones, al sistema político, adaptable según las circunstancias. La presunta reflexión del campesino mexicano, coronada el 16 de septiembre de 1821 después de once años de luchas, excede las fronteras de Chiapas. Va más allá, quizás hasta la provincia argentina de Tierra del Fuego, el fin del mundo. Desde entonces, la desigualdad ha dejado su huella en América latina, así como la pobreza en África. En tiempos de prosperidad, tanto el actual como los pretéritos, ese déficit no ha dejado de hacer mella. El continente se ha convertido en los últimos años en el más urbanizado del planeta, pero, en forma simultánea, tiene las mayores tasas de desigualdad, según el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat). ¿Qué significa esto? Que algo así como 468 millones de personas (ocho de cada diez) (leer más)