Cultura

Te llamo para atrás

El spanglish, aceptado ahora por la Real Academia Española, puede llevar a confusión o, en el mejor de los casos, a risa La Administración Federal para Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos prohíbe la clonación de seres humanos, pero no logra frenar los embarazos masculinos. Cada dos por tres, un hombre aparece en ese estado. Lo denuncian sus esposas: «Mi marido está embarazado, you know (tú sabes)». Al averiguar quién es el padre de la criatura, uno se topa con la cruda realidad: embarazado significa avergonzado (embarassed); también se usa como sinónimo de apenado o disgustado. Por culpa del spanglish, síntesis del aporte de los latinos a la cultura norteamericana, peores aún son aquellos que en los velatorios expresan simpatía en lugar de condolencias. Es lo último que aspiran oír los deudos. La palabra simpatía proviene de sympathy (compasión o pésame); no siempre se mide el impacto que puede tener. Lo mismo ocurre si en el pasillo de un hospital, uno se topa con un cartel que indica: «Después de las 9 P.M. camine (leer más)

Política

Irak, otra vez atroz

El Estado Islámico de Irak y el Levante, alianza de organizaciones radicales nacida bajo el paraguas de Al-Qaeda, mantiene el vilo al país y pone en un aprieto a la comunidad internacional Una semana antes de la Navidad de 2011, por decisión de Barack Obama, el último soldado norteamericano salió de Irak camino a Kuwait. Era el final de la guerra declarada el 19 de marzo de 2003 por su antecesor, George W. Bush, con premisas falsas y un desenlace tan incierto como la democracia en el país. En casi nueve años murieron más de 151.000 personas, de las cuales 125.000 eran civiles, y resultaron heridas casi 302.000, según el informe “The costs of war since 2001: Iraq, Afghanistan and Pakistan”, del Watson Institute for International Studies, de Brown University. Hubo también 1.800.000 refugiados y 1.700.000 desplazados internos. En diciembre de 2012, un año después de aquello que insinuaba ser el comienzo de una nueva era, milicianos del Estado Islámico de Irak iniciaron una acampada de protesta en Ramadi. La minoría sunita, antes cobijada por (leer más)

Sociedad

Abierto por fútbol

Durante el Mundial, varios gobiernos intentan capitalizar el prestigio de sus seleccionados para obtener réditos extradeportivos y medir el pulso del electorado Cada cuatro años, el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuelga en la puerta de su casa de Montevideo un curioso cartel manuscrito: “Cerrado por fútbol”. No lo quita hasta que se consagra el campeón. Es el sueño de muchos gobiernos, deseosos de tomarse un respiro de los problemas cotidianos o, en algunos casos, de medir el pulso del electorado en un momento de distracción. En ese paréntesis llamado Mundial, el planeta rueda al compás de la pelota. Casi en forma milagrosa, las diferencias políticas se esfuman hasta en los países cuyos seleccionados no se han clasificado. En 2010, el gobierno socialista de España quiso atesorarlo con un controvertido plan de reforma laboral. La Roja, marca registrada del seleccionado, iba a ser campeón mundial, pero perdió el primer partido y sembró dudas hasta el siguiente. Decía entonces The New York Times que “el ascenso a la categoría de gran potencia futbolística” bendecía el matrimonio entre (leer más)

No Picture
Política

EE.UU. dispone, Brasil propone

De ser por Barack Obama y sus aliados europeos de la OTAN, el mundo entero debía aislar a Rusia de la economía global en represalia por la anexión de Crimea. Primero, por medio de una resolución de la ONU y, después, por la decisión unánime de los miembros del G-20. En ambos casos, haciendo equilibrio sobre una cuerda delgada, Brasil tomó distancia de los Estados Unidos o, en realidad, mantuvo su independencia de criterio. Sin proponérselo, les aceitó el camino a otros gobiernos que, como el argentino, condenaron a Rusia en el Consejo de Seguridad y, tras un contacto de Vladimir Putin con Cristina Kirchner, se mantuvieron neutrales en la Asamblea General. Más allá del hecho en sí, la invasión militar de un país a otro y la legitimación de la conquista de parte de su territorio con un referéndum, el gobierno de Dilma Rousseff podía esgrimir especiales razones para sentirse más cómodo con Rusia, su socio del grupo BRICS, que con los Estados Unidos, cuya Agencia de Seguridad Nacional (NSA) espió sus comunicaciones y (leer más)

Política

Abdicación del rey de España

Salón de Columnas del Palacio de Oriente. Seis de la tarde. España se prepara para un acto histórico, la ceremonia de promulgación y sanción de la ley por la que se hace efectiva la abdicación de Don Juan Carlos I, Rey de España. Una firma que pone fin a 39 años de Reinado y en la que todos han querido estar presentes, desde las 150 autoridades del Estado invitadas a los ciudadanos que los recibían entre vivas a las puertas del Palacio Real, y los que siguen la ceremonia a través de sus televisores. La ceremonia comenzaba, ante la atenta y emotiva mirada del Monarca, con la lectura de sus propias palabras en el día, que ya forma parte de la Historia de España, en el que comunicó a la nación su decisión de abdicar. El Rey se refirió entonces a «lo que hemos sido y somos, una gran nación», y habló del «orgullo y gratitud» con el que pone fin a su Reinado. Dejaba claro entonces Don Juan Carlos que sus 39 años como (leer más)

Sociedad

Sobrevivió para contarlo

La lección de Immaculée Ilibagiza, escondida 91 días en un pequeño baño con siete mujeres durante el genocidio de Ruanda En eso, uno de ellos dijo: “He matado 399 cucarachas. Immaculée sería la número 400. Es un buen número para matar”. Del otro lado de la pared, “a menos de tres centímetros del estuco y madera que nos separaban”, Immaculée Ilibagiza, aterrada, aferraba su única tabla de salvación, el rosario rojo y blanco que le había regalado su padre. “Me agazapé en la esquina de nuestro minúsculo baño secreto sin mover un músculo”, recuerda. En esa precaria guarida de un metro de ancho por un metro veinte de largo sobrevivió durante 91 días con siete mujeres. Más de un millón de personas iban a ser masacradas en ese infierno desatado en Ruanda en 1994. Immaculée, de 22 años de edad, católica devota, estudiaba ingeniería, rara avis en un país machista y pobre de África central. Estuvo en estos días en “la tierra del Papa”, la Argentina, memorando el horror y pregonando el perdón. Sobre sus (leer más)

El Interín de Jorge Elías
Sociedad

Burbujas argentinas

En los noventa, el presidente Carlos Menem prometió naves espaciales capaces de ir “en una hora y media a Japón, Corea y, por supuesto, a otro planeta”. Cundió el pánico en la Vía Láctea. Cristina Kirchner, de igual partido y diferente ideología, prometió ahora trenes de alta velocidad con tarifas europeas en un país de salarios africanos. Estalló la euforia: los usuarios del transporte urbano, subsidiado por el Estado, quemaron vagones en gratitud por las bondades del actual servicio ferroviario.

Política

En la casa del jefe

Paraguay no buscó una garantía, sino un cambio. Un cambio radical, en principio, después de 61 años de rutina en el poder del partido con el cual comulgaron desde el dictador vitalicio Alfredo Stroessner hasta el presidente saliente, Nicanor Duarte Frutos. Un cambio radical al estilo de México después de 71 años de hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de modo de separar aquello que Dios creó y el partido, precisamente, unió: el Estado, el gobierno y las fuerzas armadas.