
¿Quién me ha robado el mes de abril?
Trabajaba en la Editorial Kapelusz, a dos calles de la Plaza de Mayo. Cada jueves veía a las señoras de pañuelos blancos haciendo sus rondas. Era viernes. Unos días antes, el 30 de marzo, la policía había reprimido con saña y alevosía una multitudinaria concentración sindical. A mis 18 años, verde en todo, no entendía nada. Ese viernes, 2 de abril, aquellos que despotricaban contra la dictadura militar comenzaron a elogiarla. La Argentina había recuperado las Malvinas. Las tenía bien presentes: en un mapa del Manual del Alumno Bonaerense habían sido impresas de color amarillo, como Chile, y nos pusieron a pintarlas con témpera de color blanco, como la Argentina.