El Partido Comunista controla toda la información en China

El destacado periodista argentino Jorge Elías, especialista en política internacional, en esta entrevista con ReporteAsia nos da su punto de vista sobre temas cada vez centrales: libertad de expresión y desinformación




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Esta charla se da en el marco del análisis del informe BGMF (Beijing Global Media Footprint) sobre Argentina que fue publicado por Freedom House, una entidad reconocida internacionalmente por su compromiso con la difusión de los valores democráticos y el estudio de fenómenos relativos a fake news, y propaganda internacional. En dicho informe, siguiendo los lineamientos de su desarrollo, se halló que la influencia de Beijing en términos generales en los medios argentinos y redes sociales en Argentina ha sido alta en los últimos años, aunque también se establece que la resiliencia  y la respuesta local es notable frente a este influjo, que se aplica a través de distintas herramientas propagandísticas cuyo objetivo de generar una imagen inequívocamente positiva del Partido Comunista Chino y de su gesta, plana, sin lugar para preguntas, dudas o inquietudes adicionales sobre la veracidad de esa información.   

El entrevistado, Jorge Elías, dirige el portal de actualidad y análisis internacional El Ínterin, y es conductor de Radio Continental y del programa Cuarto de Hora, de CADAL TV.  Viajó a China en dos ocasiones (1997 y 2008). Fue columnista de política internacional corresponsal en Estados Unidos, con competencia en México y Canadá, del diario La Nación. Cubrió elecciones, conflictos y guerras en más de treinta países. Investigó, entre 2000 y 2009, crímenes de periodistas en el Cono Sur para la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Asimismo, ha mantenido entrevistas con más de medio centenar de mandatarios. Es también integrante del Instituto de Política Internacional de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y miembro consultor del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

La relación argentino-china

En el caso de China, que pasó a consolidarse como segundo socio comercial de Argentina en 2022, la existencia de información falsa o de campañas de difusión de propaganda relacionadas al “gigante asiático” es un hecho que está estudiado y registrado en todo el mundo. Se la considera un ejemplo del “soft power” que ejercen distintos países como estrategias para impulsar su propia imagen positiva y exaltar sus propias cualidades de gobierno y sociedad, más allá de que sean ciertas o no. Este tipo de esfuerzos comunicacionales buscan anclar determinados conceptos y mensajes, y ejercer influencia sobre su concepción respecto de China, el Partido Comunista Chino y otros aspectos del gigante asiático, como su forma de gobierno y los resultados económicos obtenidos en los últimos 20 años, como prueba de que el desarrollo social no es solo propiedad de las democracias hegemónicas del oeste y de las economías capitalistas. En todo esto, hay incorporada una batalla cultural que acompaña a las guerras comerciales y las estrategias geopolíticas entre distintos modelos y tipos de gobernanza.

Al iniciar el diálogo con Elías, se tomó como referencia la llegada de Hu Jintao a la Argentina en 2004 como hito para analizar las últimas 2 décadas de relación diplomática bilateral, que cumplirá 52 años en 2024.  A partir de la visita de Hu, quien fue removido escandalosa e inesperadamente de la última de la ceremonia de clausura del Congreso del Partido Comunista, ocurrida en octubre de 2022, se empezó a construir una nueva relación con el gigante asiático.

El crecimiento de la información sobre China

Sobre el crecimiento del volumen de información dedicada a China desde entonces en los medios de comunicación argentinos, Elías considera que China todavía se percibe con mucha distancia desde Argentina “Porque se trata de información internacional tomada a distancia. Se conoce poco de China, somos culturas completamente diferentes. Estamos en las antípodas. Esto tiene que ver con una influencia relativa. Te diría que en la agenda informativa no es prioritario lo que ocurre dentro de las fronteras de China. Porque si lo fuera, un país como Argentina que se embandera con los DD.HH. evidentemente estaría denunciando la violación de los derechos humanos allí, el partido único, los problemas latentes de Hong Kong y de Taiwán, el caso de la persecución de minorías étnicas”.

Además, como explica el entrevistado, en Argentina la agenda política le da prioridad a lo urgente y no a lo importante: “En caso de Argentina lo urgente es la crisis económica, mirarse el ombligo, la necesidad de apoyo o ayuda económica”. 

Por ello, aunque concuerda en que existen especialistas en Argentina muy formados e informados sobre China (sobre todo en el ámbito académico), afirma que la información que recibimos sobre China es ‘distante’: “porque hay un problema madre, que es que no hay corresponsales argentinos en China, e inclusive de otros países de América Latina. Esto hace que sea muy difícil ‘hincar el diente’ a fondo sobre la realidad de otro país, en este caso de otro continente. Insisto, con sociedades que reflejan culturas totalmente diferentes”.

“Entonces, frente a fuentes de información única como es el caso de China y en un hermetismo que caracteriza a los países asiáticos en general, es muy difícil salir de esa superficialidad”, añadió.

Acuerdos de colaboración

En este marco, es conocida para Elías la existencia de intentos desde Beijing para posicionar narrativas pro China en los medios locales, “Y a eso hay que sumarle un cierto posicionamiento en varios medios de comunicación a través de acuerdos comerciales. Es decir, aquí se publican inserts de China que no son necesariamente políticos que hablan de la prosperidad china o de una clase media pujante”.

De hecho, el tema de los acuerdos de colaboración e intercambio de información entre medios de comunicación de Argentina y China -tema que Freedom House identificó en su investigación- representan un fenómeno que el entrevistado encuentra representativo de una mayor capilaridad entre el periodismo de ambos países, y que analizó desde diferentes puntos de vista, aunque, como dijo, estos tal vez no representen un mayor impacto de la información referida a China en la opinión pública local.

“Los acuerdos entre medios son comerciales y son coyunturales. Esto hablando de medios públicos. Se incrementaron durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, también se incrementaron y continuaron durante el gobierno de (Mauricio) Macri y perduraron durante la presidencia de Alberto Fernández. Sobre los medios de comunicación privados, tenés un amplio espectro de líneas editoriales, pero en general no hay un acercamiento ideológico a China de parte de ellos”, dijo.

Como describió, cuando los medios privados hacen una republicación de un contenido ofrecido desde Beijing, se trata de piezas que no tienen contenido político, puro y duro, sino que cubren más que todo temas económicos sociales, “no hay una bajada de línea como podría ocurrir en otros casos”. 

Falta de receptividad de los medios

Sin embargo, el periodista argentino considera que es importante evaluar qué impacto concreto tienen este tipo de publicaciones en la opinión pública, “porque no sé hasta qué punto la gente ve Telesur, o lee un insert en un diario que habla (positivamente) de China o de lo buena o linda que es la Gran Muralla”.

En este marco, ofrece un ejemplo concreto sobre la falta de receptividad que tienen los medios de comunicación chinos en el periodismo local y la competencia de la información sobre China con otras de carácter internacional: “En Argentina está la Agencia Xinhua y el tema es: ¿quién la consulta? Hay acuerdo con Télam ¿Y quién baja un cable de Télam hablando maravillas de China? Hay acuerdo con la Televisión Pública ¿Y qué material hay de China? Estamos hablando inclusive de información gratuita, pero: ¿qué interés tiene para el ciudadano de a pie que está lidiando con otros temas y que, por ahí sino estuvo preocupado por la pandemia, la guerra en Ucrania, Armenia, a eso hay que sumarle los acuerdos de Abraham, la masacre terrorista en Israel por parte de Hamas, la réplica de Israel, etcétera”.

Asimismo, estas colaboraciones no representan un peligro en sí mismo ni un potencial canal de difusión de información falsa, porque los medios locales, mientras se publican un insert pago, en simultáneo en la sección de información internacional, cuyos datos depende de agencias de noticias o de medios internacionales, reproducen aquello que pasa política y económicamente en China.

Compromiso militante

Acepta, igualmente, que en Argentina existen grupos de medios de comunicación que tienen intereses en difundir taxativamente información originada en Beijing como si se tratase de datos corroborados por agencias internacionales: “Después podemos hablar de periodismo militante, si vamos al caso. Es decir, aquellos que defienden a ultranza desde la revolución cultural hasta los confinamientos durante la pandemia en China, hasta la alianza estratégica entre Argentina y China, y demás. Pero eso no es periodismo”, manifestó el entrevistado, aclarando que ese tipo de información “es más que todo propaganda, que es justamente la antítesis del periodismo, que representa investigar, informar y entretener”.

En estos casos, prosiguió, lo que se impone es el trasfondo de la imposición del discurso único: “Y por supuesto, de esta forma se evita el tema tabú por antonomasia: no me hables del partido comunista ni del régimen, hablemos sólo del estilo de vida de la sociedad china”.

¿Cree que estas narrativas que pueden impulsar el periodismo militante o el de China, o el esfuerzo que hace China desde Beijing puede tener receptividad en la opinión pública local? 

Creo que más que todo China ha tenido un impacto positivo, más allá del periodismo militante. Positivo porque, como decía un legislador demócrata en Estados Unidos, “toda política es local” y en cierto modo uno ve la prosperidad o la presunta prosperidad de China, de rascacielos al estilo de Nueva York, pero en el medio callejones llenos de barro en los cuales se venden serpientes como afrodisíacos, y uno se queda con el rascacielos y dice “bueno, a ver, cuál es la virtud de esta gente. Y que le dieron de comer a la mayor población mundial (aunque hoy superada por India). Eso no deja de ser una virtud”.

En segundo lugar, como mantiene Elías, existe el discurso oficial de parte de las autoridades argentinas sobre la bondad de un régimen que se acopla a la producción de periodismo que no critican el modelo chino y solo pondera sus aspectos positivos, como ocurrió con un ex embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, “que pareció ser un embajador chino en Argentina». 

“Entonces -concluye Elías- “en la opinión pública puede haber una imagen relativamente favorable sobre China, pero que en el fondo tampoco es una opinión tajante”.

¿Cómo cree que el periodismo puede mejorar sus prácticas con respecto a la información que se difunde sobre China?

Formación e intercambio de información. Obviamente, nada suplanta, a mi criterio, el contacto cara a cara. Conocer la realidad de otro país a través de un desempeño profesional absolutamente libre. Eso en China no se puede hacer. De hecho, las veces que he viajado si no fui con un gobierno, fui con otro. Y difícilmente un medio de comunicación argentino financie una estadía en China o un viaje. Y también es muy difícil acceder a las fuentes. Es decir, al margen de que la gente puede contarte cosas (como viven y demás) cuando querés acceder a una fuente gubernamental es todo un trámite y que a veces ni se consigue y eso requiere tiempo. 

“Tenemos una diferencia abismal en cuanto a tiempo. Para lo que nosotros es urgencia para ellos es paciencia. Cuando se habla de la paciencia oriental, no se está hablando de un cliché. Se está hablando que te puede llevar meses conseguir una entrevista con un ministro o un canciller, o ni hablar con el presidente. Te puede llevar años. Y, ¿quién está dispuesto a llevarlo y sostenerlo? ¿Quién está interesado? Este es otro dato”, remarca. 

Además, invita al periodismo al sumarse al debate sobre China, considerando que la discusión hoy pasa por órganos académicos: “Yo formo parte del Instituto de Política Internacional de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y se discute China. Formo parte del CARI, y se discute China. Pero estamos hablando de diplomáticos, economistas, pero no de periodistas. Algunos periodistas hay. Estamos aprendiendo todo el tiempo, no es que uno tiene ya una idea acabada y esto es así porque tal o cual lo dice”.

Influencia sobre los valores de la democracia

De alguna manera, la experiencia de China de los últimos 20 años se opone a la de Argentina: mientras que el modelo de gobernanza chino batió récords de crecimiento durante años, logrando desarrollos sobresalientes en cuestiones económicas y de crecimiento de su sociedad, la Argentina vio decaer en muchos aspectos sus capacidades económicas y de impulso social, considerando que las cifras de pobreza alcanzaron el alarmante 40,1%  en el segundo semestre de 2023 según la entidad gubernamental INDEC, en un contexto inflacionario que superó el 100% interanual (es la tercera economía más inflacionaria del mundo) en 2022-2023.

¿Cree que tal vez el ascenso de modelos de gobierno como el chino tenga alguna implicancia en esta manera de ver la democracia en esta parte del mundo?

No lo creo, porque hay una insatisfacción con la democracia que viene de hace tiempo. Es decir, excede la posibilidad de comparar. Insisto, no se puede comparar un régimen de partido único con una democracia naciente. Porque si vamos al caso, en Argentina estamos hablando de 40 años de democracia que, a los ojos de los chinos, son apenas un soplo de viento.

Sobre la insatisfacción con la democracia, Elías prefiere no definir una fecha exacta cuando se inició este fenómeno en Argentina, pero a nivel mundial “te podría decir que viene de 2008, cuando aparecen los primeros indignados en Islandia y luego en España, que tuvo réplicas en todo el planeta.

Pero, manifiesta que no percibe un intento local de copiar el régimen chino en busca de querer implantarlo localmente: “Es decir, puede haber voceros que afirman que en China hay una democracia -en China no hay una democracia, esta es una realidad, es una dictadura de partido único donde se violan los DD.HH. y donde hay una imposición que es la de un régimen o un partido dominante, que evidentemente tiene facetas positivas a los ojos del mundo (de determinados sectores- pero yo no he visto, no veo, salvo algún vocero gubernamental, que alguien te diga: “Mirá, lo mejor que nos puede pasar es una revolución cultural y tengamos partido único”

La relación a futuro: 5G y alineamiento político

En Argentina se viven momentos de muchos cambios. La llegada del presidente Javier Milei viene a desafiar muchas de las verdades sobre las que se construyó la realidad argentina hasta ahora. Y uno de ellos es el tema China. Mientras anteriores gobiernos, en especial los de origen peronista-kirchnerista- tendieron a imponer la idea de que China se había transformado políticamente en un socio prioritario de Argentina, la flamante Administración plantea una refundación del vínculo, mientras relocaliza su eje político entre Estados Unidos e Israel, según las palabras del propio primer mandatario.    

Pero tal como trae a colación el periodista argentino, no hay que olvidar qué China no solo ha ingresado a la economía local a través de sus propias gestiones, sino que también es el tercer socio mayoritario del Fondo Monetario Internacional, acreedor del gobierno argentino por más de US$40 mil millones.

“A estos hay que agregarle otros desafíos que la relación tiene por delante, relacionada, por ejemplo, a la actualización de la red de telecomunicaciones en Argentina: “en algún momento, nuestro país va a tener que instalar el 5G. Y esta tecnología significa elegir, y detrás está Huawei que es la compañía china de telefonía celular».

Concientización

Llegando al final de la charla, nos pareció interesante conocer la opinión de Elías sobre el nivel de “awareness” sobre desinformación relacionada a China que existe en Argentina. Su respuesta fue taxativa: la información sobre China y el debate sobre ese país en el periodismo es colateral en la agenda local, y la lectura que se realiza sobre el Gigante Asiático es, en general, superficial. Advierte, además, sobre la importancia cada vez mayor de las redes sociales y de los influencers por encima de los medios de comunicación tradicionales y sobre el periodismo.

“La agenda informativa se va renovando, porque ya no hay ese tiempo de análisis que había cuando la prensa era impresa (no estoy siendo nostálgico, sino que yo trabajaba en un diario y como analista tenía toda la tarde para poder hacer un análisis, levantar un teléfono, buscar fuentes, preguntar. No era buscar en Google, era buscar tres, cuatro o cinco opiniones, chequear información. Entonces lo que se publicaba al día siguiente, bajo mi responsabilidad, había sido rigurosamente chequeado, porque también era mí propia exigencia”.

Hay otro dato, aclara, que a su criterio es un poco preocupante, y es que los medios de comunicación han sido sobrepasados por las redes sociales. «Entonces hoy, cualquier persona que tiene una cuenta de una red social se convierte prácticamente en un periodista. Eso desvirtúa el oficio, arte o profesión, o como se quiera llamarlo”.

Marcos González Gava

Publicado originalmente por ReporteAsia



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