Media victoria a mitad de camino

El partido del presidente de Estados Unidos no perdió las elecciones por escándalo como estaba previsto, lo cual desinfla las ínfulas de Trump




Biden atajó la ola roja
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Las elecciones de mitad del mandato de Estados Unidos suelen ser un referéndum sobre los dos primeros años de gestión gubernamental y sobre la figura del presidente. Una derrota categórica hubiera dejado a Joe Biden como un pato rengo hasta 2024 y, de ser capitalizada por el ala dura de los republicanos, le hubiera dado un empujón a Donald Trump para reincidir como candidato. En ambos casos a pesar de sus edades: uno, 79; el otro, 76.

Si Biden no goza del aprecio de muchos, inclusive de los suyos, los muchachos trumpistas, enlodados por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, tampoco pueden sacar pecho.

En ese ámbito, el legislativo, ni los demócratas ni los republicanos pudieron cantar victoria hasta ahora, más allá de las tendencias: que unos conserven su exigua mayoría de número en el Senado, donde estaban en juego los dos tercios de las bancas, y que los otros dominen la Cámara de Representantes, renovada por completo.

Como en otras comarcas, las campañas muchas veces se enfocan más hacia dentro de los partidos o las coaliciones que hacia afuera

Los demócratas sortearon dos obstáculos: la escasa popularidad de Biden, acentuada por vacilaciones cada vez más frecuentes en sus discursos, y la alta inflación, fenómeno recurrente en otras latitudes que lleva a los norteamericanos a preguntarse sobre el rumbo de la economía a partir de sus bolsillos. Evitaron la hecatombe, de todos modos, poniendo el acento sobre el empeño de Trump en negar la derrota en las presidenciales de 2020. También influyó la decisión de la Corte Suprema, con predominio conservador, de dejar de reconocer el aborto como una prerrogativa constitucional.

Como en otras comarcas, las campañas muchas veces se enfocan más hacia dentro de los partidos o las coaliciones que hacia afuera. Eso ocurrió entre los republicanos: el gobernador de Florida, Ron DeSantis, potencial precandidato presidencial, terminó compitiendo con Trump, más que con el candidato demócrata, Charlie Crist, y obtuvo la reelección. El festejo fue por dos años más, no por cuatro como sucede habitualmente.

Los candidatos de Trump ganaron en varios Estados, pero, en general, le atribuyeron el resultado al partido, no a su apoyo ni al movimiento Make America Great Again (MAGA). Curiosamente, más de 150 que negaron el triunfo de Biden se impusieron en estas elecciones. ¿Trumpismo sin Trump? Algo por el estilo.

La ola roja, el color de los republicanos, se diluyó en la playa de una sociedad polarizada. En realidad, desde antes de la era Trump.

Jorge Elías

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