Libertad a gritos
Las protestas masivas en Cuba tienen en común con otras en América latina reclamos por la desigualad, la inflación y otras urgencias aceleradas por la pandemia, pero, gran diferencia, exigen un bien aún más preciado: la libertad. Pudo haber otras, sofocadas por la mano dura de Fidel y Raúl Castro. Esta vez, con un dictador poco carismático y, en cierto modo, desconocido hasta por los llamados revolucionarios, Miguel Díaz-Canel. El desapego por los derechos humanos de Argentina y México, tanto frente a la dictadura cubana como frente a los atropellos de los regímenes de Venezuela y Nicaragua, deja el desnudo la afinidad ideológica en desmedro de los padecimientos de esos pueblos, según Gabriel Salvia, director general del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal). “La política exterior argentina volvió a principios obsoletos e hipócritas”, dice Salvia. Si Díaz-Canel se encomienda a las estructuras de poder del Partido Comunista, el único admitido en la isla, el Mercosur queda a merced del proteccionismo del gobierno de Alberto Fernández frente a la necesidad de (leer más)