
No bombardeen Buenos Aires
En la película Starship Troopers, estrenada en 1997, no queda piedra sobre piedra en una ciudad cuyas espaldas dan a pura llanura y montaña. Es Buenos Aires, versión Hollywood. En la ciudad real, con su avenida más ancha del mundo coronada por el Obelisco, la montaña más alta suele ser de basura cuando los recolectores deciden hacer huelga en demanda de mejoras salariales. Los protagonistas de la película, Johnny Rico y Carmen, argentinos que hablan inglés, juran vengarse de unos insectos gigantescos que pretenden destruir la Tierra. Ya no existen Washington ni Nueva York ni Los Ángeles, arrasadas en Independence Day y Mars Attacks! En esas ciudades, como en Moscú, caló hondo el discurso bélico de Mitt Romney, aparentemente más interesado que Barack Obama, denostado premio Nobel de la Paz, en ser el comandante en jefe de las fuerzas armadas norteamericanas. El candidato republicano exaltó el escudo antimisiles que, con vista de lince y olfato de sabueso, advierta en las alturas un misil lanzado contra su territorio, o contra el área que proteja desde Polonia, (leer más)