No Picture
Política

Perdona nuestros pecados

Libre de toda especulación política, Juan Pablo II ha demostrado dos virtudes divinas: perdonó y pidió perdón. Perdonó de inmediato a Mehmet Ali Agca, el turco que intentó matarlo el 13 de mayo de 1981, y, a su vez, pidió perdón, hace una semana, por los errores, las omisiones y las injusticias que cometió la Iglesia en sus 2000 años de historia. Mucha responsabilidad para un solo hombre, cual cruz, por más que esté un paso más allá de los poderes terrenales. Un paso más acá, sin embargo, su actitud no deja de ser la respuesta a una demanda frecuente de gente de toda laya: la sinceridad, cual correlato de la honestidad. De los políticos, en especial.          Sinceridad que, con menor tenor y aún menor énfasis, salvó de la catástrofe a Bill Clinton después de los siete meses de 1998, los primeros, en los cuales negó sistemáticamente la relación (impropia, según él) que mantuvo con Monica Lewinsky mientras era becaria de la Casa Blanca. La admisión de la verdad, más por necesidad que por (leer más)

No Picture
Política

Divididos

Engañoso era todo hasta que ardió Kosovo. Tan engañoso que varios revisionistas se habían apresurado a encasillar el siglo XX entre 1914, por el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y 1989, por el fin del Muro de Berlín. Demasiada prisa demostraron, de ese modo, en su afán de adelgazar la centuria a sus tres cuartas partes: apenas 75 años. No habrán imaginado que algo más iba suceder. Algo más, no por mera casualidad, en donde signaron el principio, los Balcanes. La balcanización, sin embargo, no respeta fronteras ni, muchos menos, caprichos del calendario. Es, hoy por hoy, el reverso del mundo homogéneo, sin altibajos, que promueve la globalización. Da fe de ello el caos en el que viven, o sobreviven, albaneses y serbios en la provincia yugoslava después de haber huido por igual, aunque en dirección opuesta, de los misiles de la alianza atlántica (OTAN), más que de sí mismos. La guerra, o represalia, en la que Occidente privilegió por primera vez en la historia los derechos humanos sobre los soberanos, arrojó un saldo (leer más)

No Picture
Sociedad

Devuélvase al remitente

Que Pinochet haya vuelto, o sido devuelto, a Santiago no significa necesariamente una victoria de la que pueda ufanarse a bastón suelto. Es, quizá, la forma más elegante que encontró el gobierno británico, en aprietos desde que recibió el pedido de extradición de la justicia española, de deshacerse de él. O, tal vez, el broche de un acuerdo político cuyas primeras hilachas comenzaron a vislumbrarse en vísperas de las elecciones presidenciales en las que, después de una primera vuelta reñida, Ricardo Lagos, socialista enrolado en la Concertación, coronó la continuidad que rige en Chile desde el final de la dictadura. El triunfo de Lagos, aunque no sea democristiano como Eduardo Frei y Patricio Alwyn, fue como una figurita repetida en los últimos 10 años frente a un candidato por la derecha, Joaquín Lavín, que renunció a mitad de camino a la causa Pinochet por considerarla perdida. No era negocio, al parecer, insistir con el prócer de otra generación. Situación que, como sucedió desde que Pinochet quedó detenido en Londres, el 16 de octubre de 1998, (leer más)