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Ruinas circulares

Difícilmente israelíes y palestinos retomen el camino de la paz en tanto Sharon y Arafat sigan siendo sus líderes De milagro salvó el pellejo Yasser Arafat. Era entonces, en el verano de 1982, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). En retirada del oeste de Beirut, después de una década de dominio, hacia Gaza, su nuevo enclave. Corrido por las tropas israelíes, bajo las órdenes del ministro de Defensa, Ariel Sharon. Cada uno, enemigo íntimo del otro, siguió su carrera. Pero el destino vino a encontrarlos casi dos décadas después de la expulsión de los fedayines de Beirut, también en verano, en esta segunda intifada (sublevación palestina). Brutal. Despiadada. De réplicas mutuas hasta el fin del mundo. Que, en la cultura de Medio Oriente, no es el Apocalipsis, sino el día en que uno muere. Un nuevo estadio. Signado por la gloria de haber cruzado el umbral divino. Razón de ser de aquellos que no temen inmolarse por Alá y llevarse con ellos la vida, o el alma, de inocentes que (leer más)

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Herida por un sable sin remache

Señal de alerta: la gente pierde confianza en las instituciones porque no ve satisfechas sus expectativas económicas Vivíamos en un ombligo. Los latinoamericanos, no sólo los argentinos. Tan aislados vivíamos, náufragos en tierra firme, que usábamos palabras raras. Como sentimientos en lugar de feelings y reuniones en lugar de meetings. En un santiamén, apenas una década, pasamos del tercer mundo al primero. Y, entonces, empezamos a llamar a las cosas por su nombre: loft al galpón venido a más, topless a nada por aquí y poco por allá, baguette al pan flauta, look al aspecto personal, fashion a la moda, sale a la liquidación de fin de temporada (o de mes), shopping a la vuelta del perro y todo por dos pesos (o su equivalente en otras monedas) al excedente made in China. Teníamos programas de televisión aburridos, no talk-shows ni reality-shows, y noticieros, no magazines. Ni zapping hacíamos, obstinados en cambiar de canal. De Panamá, digo. Tanto hemos cambiado, sin embargo, que vanos parecen ahora los esfuerzos con tal de preservar las especies en (leer más)

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Demasiado al Este es Oeste

La Argentina y otros países han reforzado la seguridad en las instituciones judías por temor a una expansión de la intifada Todo árabe se jacta, desde Las mil y una noches, de dos méritos con su vecino: ser árabe y ser vecino. Siempre y cuando no se llame Yasser Arafat, al parecer, tildado de caradura por el gobierno de Ariel Sharon después de haber hecho alarde de su compromiso con el proceso de paz y con los acuerdos firmados con los sucesivos primeros ministros de Israel. Como si sólo fuera víctima de la crueldad ajena. Un ángel entre duendes. Incapaz de sofocar las represalias por la intifada. O de huir de su propio espejo. Superado, en realidad, por el pasado que vuelve: desde la clandestinidad, los líderes de la Brigada de los Mártires de Al Aqsa, rama de la organización Al Fatah, fundada por él mismo, prometen ataques contra blancos judíos, o norteamericanos, más allá de los límites de Medio Oriente, siempre difusos, mientras el terrorista más buscado del mundo, Osama ben Laden, autor de (leer más)

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Nunca falta alguien que sobre

Todo empezó a fines de 1999 en Seattle, pero, en realidad, Marcos y sus zapatistas ya habían arrojado la primera piedra Separado va todo junto. Todo junto va separado. Y hágase el caos: todos juntos van separados contra la globalización, valiéndose de teléfonos móviles, de correos electrónicos y de sitios de Internet para fijar el punto de encuentro. En un McDonald’s. Que, después del Big Mac y de la Coca-Coca, será prudentemente apedreado. ¿Todos juntos, o separados, protestan contra la electricidad bajo la misma lámpara, entonces? Momento. En Génova, mientras los líderes de los siete países con mayores productos brutos internos del mundo más Rusia (el Grupo de los Ocho) invierten el fin de semana en vacunas contra crisis tan diversas como Medio Oriente, la Argentina, Macedonia, la pobreza, el sida y la importancia de la rueda en la industria automotriz, golpean la puerta las protestas contra la globalización. Que comenzaron en Seattle, el 30 de noviembre de 1999, y que continuaron, sin fin, en Bangkok, Washington, Praga, Davos, Gotemburgo, Barcelona y Salzburgo. Desdibujadas en (leer más)

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Balada para un loco

Videla se convertía, casi al mismo tiempo, en el primer dictador latinoamericano procesado por la Operación Cóndor De sobra sabía que iba a ser sobreseído por la Sala Sexta de la Corte de Apelaciones de Santiago. Los achaques no son tan malos como parecen. Sobre todo si resultan una vía de escape. La única de Pinochet, a los 85 años, con la arrogancia en baja, la arteriosclerosis estable y la demencia en alza después de 503 noches de posoperatorio en las afueras de Londres con la visita frecuente de una diva como Margaret Thatcher. Razón, quizá, de sus deseos ardientes de volver a casa. Por la razón o por la fuerza. Como el canto de una moneda de 100 pesos chilenos. Que, echada a rodar, cayó ceca allende los Andes: casi en estéreo con su eximición de juicio por falta de juicio, el lunes, Videla pasaba a ser, el martes, el primer dictador latinoamericano procesado por la Operación Cóndor. Patentada en Santiago a fines de 1975. Tres meses antes del golpe en la Argentina, dos (leer más)

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Ojalá que la luna pueda salir sin ti

El dictador cubano es, paradójicamente, la traba de una transición democrática y, a la vez, el único capaz de encararla Sombras, nada más, nublaron sus pupilas. Y, más pa’llá que pa’cá, habrá soñado con serpientes. Sus rodillas, después de una vida de verba trágica, flaquearon por primera vez en público. Cayó Fidel Castro y, con él, subió el riesgo Cuba. O, acaso, el riesgo de una transición hacia esa estupidez que, fuera de la isla, llaman democracia. Y que, curiosamente, sólo depende de él, no de su muerte, en el limbo o en la luna durante unos minutos, el 23 de junio, por un súbito desvanecimiento. No pudo con el solazo. Con un golpe de calor, no de Estado. Pero, una vez desempañados los rostros ceñudos que sombreaban sus barbas, reparó en el legado de la sangre. En Raúl Castro. Con las ventajas y las desventajas de ser su hermano. De 70 años, cuatro menos que él. Y convidó a creerle cuando dijo futuro, precipitándose a crear una suerte de monarquía revolucionaria que sobreviva a (leer más)

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Toda prisión tiene una ventana

Montesinos y Milosevic cayeron por motivos distintos, vinculados, sin embargo, con una causa común: el abuso de poder Toda prisión tiene una ventana. Y Vladimiro Montesinos, más prolífico que Spielberg mientras era el jefe de facto de la inteligencia de Fujimori, halló una apenas quedó huérfano de amparo en la Venezuela de su amigo Hugo Chávez: miles de videos, o vladivideos, de pactos non sanctos con medio mundo, filmados por decisión propia, con los cuales, al parecer, no quedaría piedra sobre piedra en el Perú y alrededores. Son el salvoconducto que conservó hasta el final, perdido por perdido frente a la persecución del FBI. Alertado, a su vez, por el Pacific Industrial Bank, de Miami, en donde un emisario debía retirar una módica propina de casi 40 millones de dólares. No sabía que dos de los ejecutivos con los cuales se reunió eran, en realidad, agentes federales. Competidores, en los sótanos de la burocracia norteamericana, con empleados y ex empleados de la CIA, como Montesinos. Más razón aún para dar el golpe de gracia y, (leer más)

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Si yo fuera tú, me enamoraría de mí

Con la propuesta del escudo antimisiles, el presidente norteamericano no convenció a sus aliados de la OTAN MADRID.– Después de los dragones que supo despertar el fuego verbal con China por el aterrizaje forzoso del avión espía norteamericano EP-3 en la isla Hainan, George W. Bush dejó una imagen de dureza a prueba de pedicuros. O de sierras eléctricas. Reforzada, en su primera gira por Europa, con una ingrata coincidencia: la ejecución de Timothy McVeight, reprobada fuera de los Estados Unidos por la poca simpatía que despierta tanto su rigor mientras era gobernador de Texas como la pena de muerte en sí. La seducción, sin embargo, comienza desde la base. No de lanzamiento de misiles, sino de trato igualitario. Actitud que Bush, más familiarizado con la energía sureña trasladada a Washington que con la paciencia oriental y con la diplomacia europea, procuró manejar con pulso de modista, entre puntada y puntada, frente a los líderes de la alianza atlántica (OTAN). Entre los cuales, lejos de una aprobación unánime, obtuvo un pero rotundo con su idea (leer más)

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Pan para hoy, hambre para mañana

El arresto de Menem es otro eslabón de una cadena en la que están engarzados Kohl, Mitterrand y Fujimori La paz más desventajosa es menos redituable que la batalla más justa. Sobre todo, para los traficantes de armas. Gente poco escrupulosa que pacta con un gobierno democrático o con una dictadura militar y, con tal de hacer su negocio, se vale de los rasputines de turno. Encargados, a su vez, de convencer al zar de que el matrimonio es la única guerra en la cual los enemigos duermen juntos. En las otras prima el engaño. Como en la política. Y, por ello, no ha habido una sola escaramuza que no fuera santa. Por Dios y por la patria, cual juramento presidencial. Demandantes, en última instancia, de haber caído en la tentación de obtener ganancias de las desgracias ajenas. Tan ajenas para la Argentina, al parecer, como Croacia y la desintegración yugoslava, por más que tropas nacionales nutrieran el pelotón de los cascos azules de las Naciones Unidas, y el conflicto fronterizo entre el Ecuador y (leer más)

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Historias de la vida privada

Después de los vladivideos de la era Fujimori, las intimidades de los dos candidatos han creado un reality show político Fujimori está lejos. En Tokio. Con sus hermanos japoneses, negados por él desde que decidió ser un inca de pura cepa con tal de emprender su carrera imperial. Contó entonces, en 1990, con el asesoramiento, y la habilidad, del superespía Vladimiro Montesinos. Lejos hoy, también. En Marte, tal vez. Con pómulos en falsa escuadra, mentón pulido y nariz en desnivel después de una pulcra cirugía estética; ni su dentista, al parecer, sería capaz de reconocerlo. Pareja despareja. Encantadora de serpientes. Que legó al Perú los capítulos atrasados de una serie más excitante, o menos aburrida, que El Gran Hermano: los vladivideos. Con impactante realismo, locuaces diálogos y vibrantes desenlaces. Un thriller de hondo contenido dramático, dechado de corrupción y de mentiras. Por el cual sus protagonistas, hayan sido políticos, jueces, militares, empresarios, periodistas o monaguillos, desearían hoy, en coincidencia con la segunda vuelta de las primeras elecciones en más de una década sin Fujimori en (leer más)

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El caballero de la armadura oxidada

La victoria de Berlusconi despertó el júbilo de Aznar, de Thatcher y de Haider, y la duda de los otros líderes de Europa Roma, a juzgar por la guía telefónica, está llena de argentinos. O, tal vez, Buenos Aires esté llena de italianos. Compartimos todo: la pasión, los gestos, la pasta, los batigoles… Hasta, en algunos casos, la ciudadanía. Sólo nos faltaría a los argentinos un presidente de origen italiano, por más que Raúl Alfonsín haya nombrado de facto a Domingo Cavallo en un blooper, según se corrigió de inmediato frente a corresponsales extranjeros, con el cual hizo otro modesto aporte a la confusión general. Consecuencia, seguramente, de las enormes dudas que ha despertado en la socialdemocracia europea, con la cual comulga, la victoria de Silvio Berlusconi. Comparado, antes de las elecciones del domingo pasado, con el ultraderechista austríaco Joerg Haider por sus lazos con un nostálgico del fascismo como Umberto Bossi, líder de la Liga del Norte. El único que no festejó por no haber alcanzado la senaduría. Autor, no obstante ello, de una (leer más)

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Ojo por ojo, bala por piedra

La intifada, segunda parte, ha demostrado que la ecuación entre extremismo y línea dura sólo depara como resultado el caos Están mal; van peor. Ni unos han avanzado, ni los otros han retrocedido. ¿Entonces? La paz está en punto muerto. O en lenta agonía. Rota, como una ilusión de cristal, mientras todos ponen y todos pierden. Por más derechos que esgriman los palestinos, por más razones que tengan los israelíes. Por más venganzas que juren. Por más difuntos que velen. Cosidos a pedradas, descosidos a puñaladas. Lapidados, réplica tras réplica, en un caos en el cual la piedad sin justicia es debilidad y la justicia sin piedad es crueldad. Bienaventurados los mansos. Poco, o nada, ha quedado de los vanos intentos de Yasser Arafat, Bill Clinton y Ehud Barak (y de sus antecesores Yitzhak Rabin, Shimon Peres y, con menos ímpetu, Benjamin Netanyahu) de hallar la cuadratura del círculo. O la fórmula de paz. Vencida, o superada, desde el 28 de septiembre de 2000, por la intifada, segunda parte. Y, poco después, por la dispersión (leer más)

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Estamos en el aire

Bush rubricó el plan de crear un escudo antimisiles mientras el millonario Tito se convertía en el primer turista espacial Un mundo seguro, versión George W. Bush, no es necesariamente un mundo feliz, versión Aldous Huxley. Y ser feliz, o procurar serlo, no es, al menos en los Estados Unidos, un estado en cuestión, sino una cuestión de Estado: está contemplado como un derecho en la Declaración de la Independencia. Las democracias liberales, como la argentina, adoptaron y adaptaron la carta de navegación norteamericana, versión Juan Bautista Alberdi, pero soslayaron con precocidad tanguera la balada de la felicidad en sus letras constitucionales. La felicidad, sin embargo, no depende de una norma en especial (salvo que se trate de una tal Norma), sino de las pequeñas cosas: una pequeña mansión, una pequeña cupé, un pequeño yate, una pequeña cuenta bancaria… O, en el caso de Bush, un inmenso escudo antimisiles que, con vista de lince y olfato de sabueso, advierta en las alturas un misil lanzado contra su territorio, o contra el área que proteja, y (leer más)

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Devoto de los votos y de las botas

El régimen de Castro, más amigo de la dictadura argentina que de la democracia, se ufanó de una victoria moral Perdido por perdido, nunca vencido, Fidel Castro removió el avispero: «Eso es lamer la bota de los yanquis», espetó el 2 de febrero por los 39.500 millones de dólares que requería el blindaje financiero. Podrían haber sido 1500 millones menos si hubiera pagado la añosa deuda contraída con la Argentina, pero suele ofenderse cada vez que un emisario del gobierno, o del vil capitalismo, trata de hablar de ella. Nada de eso, entonces: asesorado por expertos sobre las inminentes grietas de la Alianza desde la renuncia de Carlos Chacho Alvarez a la vicepresidencia, sólo pretendía cargar contra las relaciones carnales con los Estados Unidos. En otro país, el exabrupto de Castro, con tono grave de stalinista dogmático, movimientos ampulosos de showman vocacional y uniforme verde oliva de recién llegado de Bahía de Cochinos, habría desatado réplicas inmediatas de oficialistas y de opositores por igual. Que eso no se dice, que eso no se hace, que (leer más)

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Apocalipsis García

En un país en apuros, acosado por fantasmas, la posibilidad de que de sea de nuevo presidente espanta a los inversores Durante el destierro en Bogotá, Alan García se comparaba con Perón mientras abrigaba la esperanza de volver a Lima. Y decía que Alberto Fujimori era como Carlos Menem por el afán de ser reelegido, o re-reelegido, después de haber torcido la letra constitucional con tal de consumar su segundo mandato y de torcerla nuevamente, en el caso del Perú, con tal de que no hubiera dos sin tres. Menem no alcanzó, o no pudo alcanzar, el tercer período consecutivo. Fujimori, como Perón, crió un López Rega: Vladimiro Montesinos. Que terminó arrancándole los ojos. García estaba seguro de que el Perú, nueve años después, no iba a ser el mismo. Tampoco él: asumió en varias ocasiones el mea culpa por la hiperinflación, el desabastecimiento, la fuga de capitales y el aislamiento en los que hundió al país durante su presidencia, acosada por Sendero Luminoso y por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Pero regresó y, (leer más)