¿Alto el fuego a tres bandas?

Trump organiza una reunión trilateral con Putin y Zelenski mientras los líderes europeos reclaman garantías de seguridad




Trump, anfitrión de "la vieja" y "la nueva" Europa
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De ser por Donald Trump, Volodimir Zelenski debe ceder la región del Donbás y renunciar a su aspiración de recuperar la península de Crimea, arrebatada en forma ilegal en 2014, y de incorporarse a la OTAN para alcanzar un principio de acuerdo con Rusia. La oferta no es del presidente de Estados Unidos, sino de su alter ego ruso, Vladimir Putin. Sin las garantías de seguridad que reclaman los siete aliados europeos que arroparon al mandatario ucraniano en la Casa Blanca, donde el 28 de febrero había sido humillado, el virtual alto el fuego a tres bandas podría patinar en la primera curva.

En medio de las negociaciones, Trump mantuvo un diálogo telefónico de unos 40 minutos con Putin. Algo inusual en esas cumbres, quizá tanto como la camaradería en la reunión bilateral que mantuvieron unos días antes en Alaska, territorio ruso comprado por Estados Unidos en 1867. Putin, imputado por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional en 2023, fue recibido con alfombra roja en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson y paseó en La Bestia, el imponente Cadillac de Trump capaz de protegerlo de amenazas químicas e inclusive de misiles.

Desde el comienzo de la guerra, en 2022, Rusia procuró evitar la expansión de la OTAN hacia las exrepúblicas soviéticas

Las garantías de seguridad pedidas por Zelenski y los europeos implicarían el despliegue de tropas de la alianza atlántica con apoyo aéreo de Estados Unidos a cambio de discutir la partición territorial exigida por Putin y de comprar armas made in USA por valor de 100.000 millones de dólares que pagarían los europeos. Putin aceptaría de ese modo la aplicación del Artículo 5 del Tratado de la OTAN sobre la defensa mutua ante un ataque exterior. De facto, porque Ucrania no es miembro.

Desde el comienzo de la guerra, en 2022, Rusia procuró evitar la expansión de la OTAN hacia las exrepúblicas soviéticas. ¿Por qué Putin lo consiente ahora? Porque, con varios negocios en ciernes no solo en Ucrania, un eventual alto el fuego beneficiaría al invasor, desacreditaría al invadido (con mandato vencido desde el 20 de mayo de 2024, por lo cual debería convocar a elecciones) y, jaqueada por el aumento de los aranceles norteamericanos, trazaría un enorme signo de incertidumbre en la Unión Europea.

Cuando armaba desde el Pentágono la coalición de los dispuestos para la guerra contra Irak, Donald Rumsfeld supo llamarla la “vieja Europa”. Esa imagen perdura dos décadas después con otra fórmula. La de la “nueva Europa”, más dócil y complaciente. “La vieja Europa creyó en un acuerdo con Rusia y fracasó”, soltó el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. Apuntó al fallido contacto con Putin del presidente de Francia, Emmanuel Macron, poco después de la invasión a Ucrania. Un traspié que, como otros, relega a Europa, “la vieja” y “la nueva”, a la segunda bandeja arriba de la trilateral organizada por Trump.

Jorge Elías



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