Rompan todo; paga Trump
En poco más de un cuarto de hora, lo que duró su pletórico discurso de investidura, Donald Trump rompió con el orden establecido. Y en una semana de mandato demostró con creces que no había soltado de casualidad la llamativa palabra “masacre” en esa infausta pieza de su autoría. Describió a los Estados Unidos como si estuvieran al borde del colapso. Esa visión quimérica y apocalíptica resultó ser la base argumental de un plan aislacionista en lo político, proteccionista en lo económico y xenófobo en lo social. Un plan de escasos amigos que, a su vez, no son los mejores para apuntalar la supremacía norteamericana en un planeta huérfano de líderes. Los Estados Unidos con Trump, como el Reino Unido con su salida de la Unión Europea, decidieron archivar dos siglos de hegemonía anglosajona en todos los órdenes, desde el cultural hasta el militar. En el caso de Trump, tendiendo muros físicos e ideológicos, que son aún peores que los otros, la cerrazón fortaleció en un santiamén la imagen global de sus presuntos adversarios. Es (leer más)