Trump atiza el fuego en su propia tropa
WASHINGTON. – Donald Trump es el primer presidente de Estados Unidos que no ha presentado su declaración de impuestos en tiempo y forma. Se jacta de ello, como si viviera al margen de la ley, así como de los beneficios que obtiene con su apellido en la marquesina del hotel que inauguró poco antes de las elecciones de 2016 sobre la misma avenida de la Casa Blanca: Pensilvania. El hotel, a cinco cuadras del Despacho Oval, se ha convertido en el polo de atracción de republicanos, demócratas y lobbistas. No sólo de ellos, en realidad, sino también de mandatarios, funcionarios y diplomáticos extranjeros. Eso entraña un dilema: ¿puede el presidente recibir pagos de otros gobiernos? No, en principio. Los abogados de Trump dicen que son legales mientras fiscales y grupos civiles insisten en denunciar la presunta incompatibilidad. Trump no acusa recibo. Ya anunció el eslogan para su reelección en 2020. De “Make America great again (Hagamos que Estados Unidos sea grande otra vez)” pasará a ser “Keep America great (Mantengamos grande a Estados Unidos)”. Antes, (leer más)