Getting your Trinity Audio player ready...
|
Nobumasa Akiyama, profesor de la Escuela de Políticas Públicas e Internacionales y de la Escuela de Posgrado de Derecho de la Universidad de Hitotsubashi, Tokio, dialogó por segunda vez con ReporteAsia durante este año, cubriendo una cantidad de temas entre desnuclearización, seguridad, política japonesa e internacional.
La primera ocasión en la que nos encontramos fue en enero, en Japón, cuando visitamos el país del sol naciente para realizar una serie de entrevistas dedicadas a cubrir distintos aspectos de la geopolítica nipona.
En este caso, el también investigador visitante del Instituto Japonés de Asuntos Internacionales y miembro de The Asia-Pacific Leadership Network for Nuclear Non-Proliferation and Disarmament (APLN), estuvo en Buenos Aires en su primera visita a América Latina en el marco de la celebración de la “Exposición sobre las bombas atómicas y la paz de Hiroshima y Nagasaki: Hacia los 80 años desde el bombardeo”.
Se trata de un evento que ya recorrió 58 ciudades de 20 países desde 1995, dedicado a mantener viva la memoria de los ataques nucleares sobre Japón que marcaron un antes y un después en la historia de la humanidad.
La inauguración de esta exhibición también incluyó la conferencia testimonial de Teruko Yahata, sobreviviente o “Hibakusha” de la bomba de Hiroshima. De parte del profesor Nobumasa, su agenda lo llevó a participar de un encuentro académico en el CARI (Consejo Argentino de Relaciones Internacionales), y disertar en la UNDEF (Universidad de la Defensa) y en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en todos los casos con el foco puesto en desnuclearización y seguridad en Asia Oriental.
Esta segunda entrevista con el sensei Akiyama –que tuvo lugar en el Centro Cultural de la Embajada de Japón en Argentina–, no podría haberse dado en un mejor momento, ya que casi en simultáneo a nuestra charla el Premio Nobel de la Paz le era entregado a la entidad Nihon Hidankyo, que nuclea a sobrevivientes de las bombas atómicas de Japón. Este premio destaca el incansable compromiso de los “Hibakusha” con la no proliferación de armas nucleares, justo cuando la guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente avivan la amenaza nuclear una vez más.
La reciente identificación de soldados norcoreanos en Rusia y las últimas declaraciones de Xi Jinping ante su Ejército llamándolo a prepararse para la guerra, en relación a Taiwán, agregan tensión a un escenario ya muy conflictivo. Pero eso no es todo: las próximas elecciones en Estados Unidos suman un elemento más de inestabilidad en el statu quo de Asia, como también sucede con la cumbre de los BRICS que se está llevando a cabo en estos momentos en Rusia, donde se propone la creación de una moneda de uso internacional alternativa al dólar. Por doquier, crujen las estructuras de los paradigmas internacionales de equilibrio de poder tal como se conocían.
En nuestra primera charla en enero de este año, el profesor Akiyama Nobumasa, nos alertaba que, en este marco de guerra generalizada, Japón no descarta la hipótesis de una amenaza inminente “mientras las armas nucleares existan”. Los lanzamientos constantes de misiles por parte de Corea del Norte hacia territorio japonés, lo mismo que el crecimiento del arsenal nuclear de China (que llegaría a 1.500 ojivas nucleares para 2035) justifican esta posición.
Debe comprenderse también que existen disputas por cuestiones territoriales en la región, que marcan una mapa geopolítico y diplomático plagado de tópicos sensibles.
–¿Profesor, ¿qué cambió en estos meses desde nuestra primera charla a nivel geopolítico?
–La situación en Ucrania, y para los ucranianos, se está complicando. Por entonces, cuando hablamos la primera vez, Corea del Norte le proveía artillería a Rusia, y probablemente China no le enviaba armas, pero sí materiales a Rusia para la producción de armas. En estos meses, la cooperación de China, Rusia y Corea del Norte se ha hecho más clara. Y están tomando una actitud más asertiva hacia el mundo occidental.
El caso de Irán, que apoya a Hamas y Hezbollah, también plantea un reto en tanto, si llegase a darse un conflicto directo con Israel, el riesgo de que Irán pueda optar por la opción nuclear es una amenaza cada vez mayor.
La situación en relación a la desnuclearización no está mejorando. En Europa, Medio Oriente y Asia Pacífico la existencia de armas nucleares está aumentando. Tenemos que trabajar juntos para recordar la historia del uso de las armas nucleares; eventualmente, esto llevará a un mundo sin este tipo de armas.
–Con tantos frentes abiertos, ¿dónde está puesta hoy la atención de Japón en términos geopolíticos?
–No podemos comparar los riesgos, pero, en principio, nuestra estrategia es evitar que escalen las actividades más asertivas de parte de China y Corea del Norte. No creo que vayan a usar armas nucleares porque esa no es la mejor estrategia para obtener sus objetivos. Sin embargo, siguen haciendo crecer sus arsenales nucleares. Por eso, es probable que con más armas tengan actitudes más decididas todavía contra jugadores regionales, como Japón, Corea del Sur y Filipinas.
Esta es la prioridad número uno en cuanto a preocupación.
Luego, el tema del estrecho de Taiwán es otra cuestión de importancia. Los movimientos de China en contra del statu quo nos preocupan. China, justamente, hace unas semanas atrás lanzó un misil de largo alcance hacia el Océano Pacífico. Y viene conduciendo este tipo de tests en los últimos tiempos dentro de su propio territorio. Por eso, no se conocía tanto que Beijing también prueba misiles. Esta vez la comunidad internacional lo notó porque lo lanzó hacia el mar. Esto lo hizo para demostrar que tiene capacidades intercontinentales.
¿Por qué lo hace ahora? Antes de realizar estas pruebas, China notificó a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, y cabe destacar que se supo que el misil chino impactó justo donde lo habían predicho; esto también lo hizo Beijing para mostrar ante estos países la capacidad tecnológica que ostenta.
Esto no es sorpresa: sabemos que China está desarrollando su producción armamentística y diversificando sus misiles de media y larga distancia, submarinos nucleares, plataformas de lanzamiento móviles y silos misilísticos que operan misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Así que, con todo esto, creemos que están fortaleciendo la supervivencia de su arsenal nuclear.
Presencia japonesa en el Estrecho de Taiwán
Se supo que el 25 de septiembre pasado un buque de la fuerza marítima de autodefensa de Japón, el destructor Sazanami, atravesó por primera vez el estrecho de Taiwán, junto con buques australianos y neozelandeses.
Esta operación nipona en el Mar del Sur de China marca la significancia que tiene esta región para Tokio, donde también China tiene conflictos con Filipinas, por islotes y archipiélagos de las Islas Paracel e Islas Spratly, siendo que últimamente se han dado algunas agresiones entre navíos de esos países, que han escalado hasta consolidarse como episodios graves. Japón, de hecho, tiene su propio litigio con China por la Islas Senkaku (en japonés) o Diaoyu Dao en chino, y los altercados entre las fuerzas guardacostas de ambos países son constantes.
“Nuestra estrategia es evitar que escalen las actividades más asertivas de parte de China y Corea del Norte”
Como explica el profesor Akiyama sobre la presencia del buque japonés en el Estrecho de Taiwán: “algunos criticaron que esta acción tardó mucho en concretarse, porque el Estrecho de Taiwán es una parte central de nuestra comunicación mar-tierra, por eso el paso no debe ser bloqueado por ningún Estado de la región, esa la señal que dimos. Si China lo intentara, eso sería una preocupación no solo para Japón sino para la comunidad internacional”
“Esto se hizo ahora porque recientemente los barcos chinos han aumentado su presencia y pasan cada vez más cerca de zonas aledañas a islas japonesas, en un momento cuando hay reclamos sobre soberanía. No creo que sea apropiado desestimar la ley internacional y hacer que aviones violen el territorio aéreo japonés, eso fue muy provocativo de parte de China, aunque, de hecho, aviones rusos también han volado últimamente sobre nuestro territorio”, agregó. Se refiere al bombardero Tu-95 que entró en el espacio aéreo japonés en el sur de Okinawa y alrededor de las islas Izu al sur de Tokio en septiembre pasado.
–¿Qué implica para Japón el conflicto territorial entre Filipinas y China?
–El de Filipinas y China es un conflicto largo. Cómo evolucione va a depender del Gobierno filipino, cuyo liderazgo es más bien amistoso con China, aunque definitivamente existen tensiones sobre el territorio.
Para Japón, este conflicto debe resolverse no por la fuerza, sino por el diálogo. Ese es el principio central de toda relación bilateral internacional. Y este es justamente uno de los principios que violó Rusia, hablamos de los pilares del estado de derecho internacional: no usar la fuerza para resolver conflictos, ni internacionales ni domésticos. Lo que sucede en Ucrania va en contra de la ley internacional, rompe el principio de soberanía, el eje de todo Estado.
Esto vale también para Filipinas. Algunos reportes de Filipinas dicen que China está presionando más fuerte desplegando mayor presencia militar. Aunque no es un conflicto directo, con su accionar China busca implantar que la fuerza, el poder, puede cambiar el statu quo inclusive sin el apoyo de la comunidad internacional.
–¿Qué puede decir sobre el vínculo de Japón con Corea del Sur por cuestiones de seguridad?
–Japón está de acuerdo con que Estados Unidos profundice sus lazos con Corea del Sur dentro del tratado bilateral de seguridad que mantienen, que se integra con la cooperación trilateral de estos dos con Japón. Gracias a este esfuerzo mancomunado, el intercambio de información es cada vez más extenso entre las partes.
Los próximos pasos implican definir planes de contingencia en casos de escenarios de crisis de seguridad en la región. Es claro que Japón por su Constitución, no puede ejercer seguridad colectiva con otro Estado. El caso es que Japón sólo podría ejercer Defensa colectiva con Estados Unidos, porque somos aliados militares, y creo que Corea del Sur también sería precavida de no tener Fuerzas de Autodefensa Japonesa en su propio territorio. Todavía necesitamos más discusiones y construcción de confianza.
Sobre la política de Japón
La reciente renuncia de Fumio Kishida como primer ministro fue sorpresiva, en especial para Occidente. Pero el entrevistado nos ayuda a entender que la decisión de Kishida era esperable, y que su salida respondió a la dinámica de la política doméstica japonesa: “Tal vez sucedió por ciertos escándalos involucrando financiación política en su partido, el Liberal Democratic Party (LDP). Estaba recibiendo mucho maltrato debido a este tema”.
“Muchos políticos de ese partido fueron criticados por problemas de malversación de fondos, pero Kishida estaba limpio; sin embargo, tomó responsabilidad de la situación como líder partidario. Y como las elecciones se acercan, le debió haber parecido mejor tener un nuevo liderazgo y que las elecciones se celebren siguiendo a un nuevo guía, ese fue su cálculo político”, añadió.
–¿Cuál es su perspectiva sobre el nuevo primer ministro Ishiba Shigeru?
–No es mainstream, proviene de una minoría, fue elegido por ser popular ante el público, pero no tanto dentro del Partido o entre los políticos. También por haber propuesto muchos diálogos interesantes relativos a políticas de seguridad y financieras.
En el caso de seguridad, propuso negociar con la ONU la revisión del acuerdo de seguridad Japón-Estados Unidos, de modo que se pueda aumentar la influencia de Japón en algunos aspectos legales de la relación bilateral, como por ejemplo, sobre la conducta de soldados americanos en Okinawa, donde han estado involucrados en crímenes. Es decir, buscó darle más injerencia a Japón en estos asuntos. Además intentó revisar otros temas, como los costos de mantenimiento que paga Japón de las bases militares norteamericanas (suman 120) en territorio nipón.
También buscó evaluar cambios en el statu quo de la Defensa de la región y proponer un multilateralismo al estilo OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en Asia Pacífico, es decir una alianza multilateral de seguridad.
–¿Cuál fue la reacción generalizada ante estas propuestas?
–Recibió serias críticas de expatriados norteamericanos en Japón y en el Gobierno de Estados Unidos. También halló disconformidad en naciones como India, Indonesia y países del Sudeste Asiático. Simplemente porque insertar un modelo de seguridad tipo OTAN en el Pacifico sería un cambio muy drástico. Muchos pensaron que es un modelo poco realista, por muchas razones. Primero Japón tiene condicionado su ejercicio al derecho de autodefensa colectiva, como ya dijimos.
“La situación en relación a la desnuclearización no está mejorando”
Además, en una arquitectura tipo OTAN, si uno de los miembros es agredido, entonces Japón debería sumarse a la lucha en su defensa y eso le es imposible debido a sus actuales circunstancias políticas, que no se lo permiten. Y segundo, a otros países de la región tampoco les gusta la idea, porque si tuviéramos este tipo de armado multilateral en esta zona, potencialmente los adversarios serían China o Corea del Norte. Sin embargo, la mayoría de los países de Asia tiene una relación comercial fuerte con China, y no quieren tomar una actitud hostil hacia Beijing.
–¿Qué es esperable en las próximas elecciones generales del 27 de octubre?
–No sabemos qué puede pasar, pero Ishiba tiene que repensar su estrategia de seguridad, aunque no está en contra de la alianza con Estados Unidos. Cuando dio su primer discurso, el contenido del mismo estuvo alineado con la política de Kishida, y expresó que no se iba a separar de la línea convencional de las política de Japón. Es importante que vaya paso a paso, sin dar señales equivocadas a los aliados.
Las elecciones generales de Japón del domingo 27 de octubre serán una prueba para el nuevo primer ministro, quien busca consolidar su posición al frente de un partido plagado de internas. Tendrá que ser más severo con aquellos que lo acompañen respecto a administración de fondos. De máxima, si no puede mantener a sus aliados políticos en la coalición de Gobierno, el partido Komeito, y pierde colegas cercanos, y si las elecciones le son negativas, existen entonces muchas probabilidades que su liderazgo entre en crisis.
–Sensei, cómo ve la relación de Japón con Argentina…
Es muy promisoria en temas estratégicos. Japón identifica el tema de los minerales críticos, litio, etcétera, y su provisión estable como una de las prioridades esenciales para el desarrollo de nuevas tecnologías. En este sentido, buscamos que esta provisión no se complique y también procuramos aumentar la capacidad de supply chain de Argentina.
Sabemos que Argentina quiere sumar más valor agregado, desarrollar su industria sobre este sector, recibir inversión. El problema del lado de Japón es que probablemente nuestras compañías no están en el mejor momento y que los chinos están buscando entrar a la Argentina con una propuesta más robusta.
–¿Cree que la relación de Argentina con China complica a Japón?
–No, Argentina tiene su propia estrategia nacional de desarrollo, y debería aprovechar a ambos, a Japón y a China, para balancear su crecimiento. Pero los mercados en el mundo son muy severos, entonces Argentina tiene que ver cómo aumenta su competitividad. Es importante para todas las compañías de Japón, o las fábricas de Argentina, estudiar las tendencias, analizar los pronósticos del mercado, ver cuál es el próximo escenario de negocios que se impondrá.
Si quieres hacer una batería de litio, el mercado está sobre ofertado en China, en Europa, en Estados Unidos, y está disminuyendo, mientras la demanda de los autos híbridos está aumentando.
Por otra parte, estamos felices de saber que la relación con Washington representa un pilar de la política internacional de Argentina, eso también nos une como países. Por eso, necesitamos cooperar para evitar las crisis que puedan producirse por las próximas elecciones de Estados Unidos.
Be the first to comment