Otras voces

Cómo la pandemia ha unido a todas las culturas

Primum non nocere. Este aforismo latino perteneciente al ámbito de las ciencias de la salud y de autoría desconocida (aunque atribuido a muchos padres intelectuales) viene a decir algo de gran importancia y de magnífico sentido común, sobre todo si hablamos de bienestar: “Lo primero es no hacer daño”. Conviene tener esta idea en la cabeza en estos momentos de preocupación mundial. No hace falta decir que vivimos tiempos de incertidumbre en todos nuestros parámetros conocidos: en la salud, en la economía y hasta en el amor. Quien tenga dudas, simplemente tiene que salir a la calle y observar durante un breve periodo de tiempo la entrada a un negocio local, una tienda de barrio a la que solía ir desde antes de febrero de 2020. Si el negocio sigue abierto, entonces es probable que haya una fila de personas con un espacio entre cada individuo de aproximadamente dos metros. Ahora pensemos en esa cola de seres humanos en otros lugares, primero de nuestra ciudad, después de nuestro país, de nuestro continente y, para finalizar, (leer más)

Actualidad

El CARI y el Cippec, entre los mejores

Argentina tiene 72 think tanks (tanques de pensamiento) más que Brasil y apenas uno menos que Alemania. En el ranking anual de Go To Think Tank, confeccionado por el Programa de Think Tanks y Sociedad Civil de la Universidad de Pensilvania, 44.992 expertos dieron su veredicto: el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) alcanzaron el tercero y el cuarto puestos, respectivamente, en 2020. Un año difícil, si los hubo, marcado por la pandemia y sus impactos más feroces: los contagios y las muertes que provocaron el confinamiento de las sociedades y el cierre de las fronteras. A pesar de las dificultades, el CARI volvió a ser considerado el mejor think tank de Hispanoamérica. Obtuvo los primeros lugares de Argentina en Defensa; Política exterior y relaciones internacionales; Desarrollo internacional, y Economía internacional, entre otras categorías. «Tiempo y dedicación en un país mejor», según Bordón El Cippec, al igual que en las últimas tres ediciones, se destacó en Política económica y (leer más)

Economía

La burbuja de la desigualdad

En 2020 se perdieron cuatro veces más empleos en el mundo que durante la crisis financiera global de 2008. Lacónico, el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral pronostica “una recuperación lenta, desigual e incierta, a menos que los progresos iniciales se respalden con políticas de recuperación centradas en las personas”. Esos progresos iniciales, los previstos tímidamente para mediados de 2021, se ven agravados por una baja generalizada de las horas de trabajo y de los ingresos. En un solo año se esfumaron 255 millones de puestos de trabajo. El virus de la desigualdad, como se titula otro estudio, el de la organización no gubernamental Oxfam, ahonda el abismo ente un extremo y el otro de las sociedades. La chispa desencadenó la ola de protestas distantes y no coordinadas previas a la expansión del coronavirus. En 2019, el planeta vivía sumido en estallidos relacionados con la polarización de los países, la uberización de la política y el renacimiento de los nacionalismos mientras crecía la (leer más)

Política

La reinvención de un país

Hay gente que paga puntualmente sus impuestos, pero defiende a un presidente, un ministro, un legislador, un gobernador o un alcalde que arriba al cargo con un patrimonio más o menos modesto, elude esa obligación y amasa una fortuna injustificable. No es el caso de Donald Trump, rico desde la cuna, aunque se haya jactado de no presentar su declaración de impuestos en tiempo y forma. Hay gente que también defiende a aquellos que, envueltos en un supuesto halo de impunidad, alzan el índice para señalar a quienes critican su proceder e incitan a la violencia a sus fanáticos en su afán de torcer o negar la realidad. Es el caso de Trump. Hay gente para todo. Le toca a Joe Biden, como a cualquier otro presidente en sus zapatos, la reinvención de una imagen. La de Estados Unidos. Trump alentó la rebeldía, cual adolescente caprichoso, para convencer al mundo de un fraude electoral que no pudo demostrar en los tribunales. Lega los excesos y los desplantes, así como las mentiras con modales escasos. El (leer más)

Política

Impeachment o caos

La consigna quedó clara: “Nunca nos rendiremos. Nunca cederemos. Eso no pasará. No se concede cuando se trata de un robo. Nuestro país ya ha tenido suficiente. No lo soportaremos más, y de eso se trata esto”. De eso se trata, según Donald Trump, el caos dentro del caos con el cual culmina el primer capítulo de su carrera política. Frente a la resistencia de los republicanos a declarar su incapacidad por enfermedad física o mental, como prevé la Enmienda 25 de la Constitución, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, apuró el único recurso disponible para salvar los muebles de la democracia: el impeachment. El segundo contra Trump en cuatro años después de haber zafado en 2020, gracias a los suyos en el Senado, de las imputaciones por haber presionado a su par de Ucrania, Volodymyr Zelensky, para que le aportara pruebas de los negocios en ese país de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, ahora presidente electo. La mayoría demócrata de los representantes aprobó aquel juicio político, el tercero en historia (leer más)

Política

El idioma del resentimiento

La tendencia en Twitter era “golpe de Estado”. No se refería al de Mali, el primero durante la pandemia, sino a la inusitada reacción de los muchachos trumpistas contra el resultado de las elecciones de Estados Unidos y, cual broche, contra la mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso. Un espaldarazo para el presidente electo, Joe Biden, después de haberse asegurado las dos bancas del Senado en disputa en el Estado de Georgia. Ante la igualdad de escaños, desempata la vicepresidenta, Kamala Harris. Algo tan intolerable para Donald Trump y los suyos que tomaron por asalto el Capitolio guiados por un lenguaje común. El del resentimiento. En las primeras elecciones de la historia, entre 1788 y 1789, Estados Unidos estrenó el Colegio Electoral. El único candidato a presidente, George Washington, ganó con el ciento por ciento de los votos. Quizá como hubiera pretendido en las del 3 de noviembre de 2020 el actual presidente, eje de una suerte de referéndum en un país polarizado cuyos fanáticos insisten en creerle. O en interpretar a ciegas que (leer más)