Vocación de poder
Desde los siete años de edad, Álvaro Uribe conocía su vocación: ser presidente de Colombia. Le preguntaron como a todo niño qué quería ser cuando fuese grande. “Presidente”, respondió con espontaneidad. Le formularon la misma pregunta a su hermano menor, Jaime. “Yo quiero ser el hermano del presidente”, respondió, también convencido. Ambos provocaron carcajadas, según sus tías memoriosas. Uribe, primogénito de cinco hermanos, terminó siendo, entre 2002 y 2010, el primer presidente independiente de Colombia, desertor del Partido Liberal y, a su vez, desentendido del Partido Conservador. A la misma edad, Nicolás Sarkozy reveló su vocación: ser presidente de Francia. “Estaba en la piscina de un amigo de la familia”, recuerda su madre, Andrée Sarkozy, Dadu entre sus familiares. “Entonces nuestro amigo acarició la cabeza del niño. Nicolas se volvió enfadado y le dijo: Pero, ¿quién le ha dado permiso a usted para tocarme la cabeza? ¿No sabe que algún día seré presidente de la República?”. En ese momento, el amigo de la familia se rió mucho de la ocurrencia del pequeño. Ahora no se (leer más)