El juicio del siglo
Desde la renuncia del presidente Fernando Collor de Mello en 1992, cual resguardo para evitar un juicio político por corrupción, no han dejado de acechar los fantasmas de ese flagelo en Brasil. La actual presidenta, Dilma Rousseff, debió deshacerse de su mano derecha y sucesora en el cargo de jefa de la Casa Civil (o jefa de ministros), Erenice Guerra, por sospechas de haber participado de una firma de cabildeo que manejaban familiares de ella y de haber ayudado a compañías privadas a obtener contratos y préstamos bancarios estatales para proyectos de obras públicas. La recaudación iba a nutrir las arcas del Partido de los Trabajadores (PT). Idéntico destinatario iban a tener los fondos del llamado mensalão (mensualidad), traducido en sobornos a los diputados de partidos afines para que votaran proyectos del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva. Por ese escándalo, siete años después de que estallara, tres ex ministros y 35 políticos, banqueros, financieros y empresarios desfilan por el Tribunal Supremo, dispuesto a dilucidar el caso más grave de corrupción y desvío de (leer más)