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Política

Ladra, mañana será peor

En 1983, durante un viaje de vacaciones a Canadá, Mitt Romney no tuvo mejor idea que enjaular a su perro, de la delicada raza setter, y llevarlo en el techo de su coche. Seamus, según el ahora candidato presidencial, disfrutaba en las alturas del aire fresco y el solazo. Ventiló la enternecedora y estremecedora anécdota uno de sus rivales en las primarias republicanas, Newt Gingrich. La aprovechó Barack Obama para imaginarse al pobre animal en la parte superior del avión presidencial Air Force One si su dueño gana las presidenciales de noviembre. La broma, gastada durante la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, revela hasta qué punto los políticos son más honestos cuando se divierten que cuando hablan en serio. Si lo logran, claro. En uno de sus libros, Dreams From My Father (Los sueños de mi padre), Obama confiesa que probó carne de perro durante su niñez en Indonesia. De ello se burla a menudo la ex candidata a vicepresidenta republicana Sarah Palin, mentora del odioso Tea Party. Le (leer más)

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Política

Dame todo el power

En una reunión privada con recaudadores de campaña, Mitt Romney evaluó en silencio las encuestas entre los latinos radicados en los Estados Unidos, alzó la vista y concluyó con amargura: “Auguran una fatalidad para nosotros”. El magro 27 por ciento de apoyo contrasta con el 61 por ciento para Barack Obama, con mayor adhesión en esa comunidad que entre los norteamericanos en general. Si de visión negativa se trata, un 35 por ciento de ellos promete votar contra el candidato republicano y un 23 por ciento rechaza la relección del presidente. En promedio, aunque haya habido más deportaciones en estos años que en los anteriores, el voto latino se inclina hacia los demócratas. Poco hizo Romney para ganarse a ese segmento del electorado, más activo e influyente que otros. En los últimos años, la tasa de nacimientos en familias latinas ha cuadruplicado el promedio general. Los republicanos lanzaron el Hispanic Steering Committee con el hechizante lema en castellano “Juntos con Romney”. Proclaman como los demócratas su dudoso interés en la integración, pero ponen el acento (leer más)

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Política

Cambio de gobierno exprés

Siete tanques Urutú y Cascabel y salieron del Regimiento de Caballería 2 (RC2), Coronel Felipe Toledo, de Cerrito, y cruzaron el puente Remanso. Otros se sumaron a la inquietante caravana. Llegaron a ser 14 en total. Del octavo en arribar al centro de Asunción partió un proyectil. Dio en un dintel del Congreso, debajo del escudo de la República de Paraguay; dejó un boquete de ladrillos desnudos y agujeros más pequeños. Ráfagas de ametralladora sacudían la medianoche del jueves 18 y la madrugada del viernes 19 de mayo de 2000. La pesadilla duró más de 10 horas. “Temíamos lo peor”, me dijo entonces el ministro de Defensa, Nelson Argaña. Lo peor era un golpe de Estado. Desde 1996, el ministro Argaña, uno de los nueve hijos del vicepresidente Luis María Argaña, asesinado el 23 de marzo de 1999, había contado entre 37 y 38 rumores de conatos militares. Ninguno había sido tan brutal como el que provocó la muerte de su padre, con los asilos del presidente Raúl Cubas Grau en Brasil y del general (leer más)

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Sociedad

La política no hace la felicidad

Lo dicte la Declaración de la Independencia, como en los Estados Unidos, o la Constitución, como en Japón, Corea del Sur y más recientemente Brasil, el derecho a “la búsqueda de la felicidad” es algo así como imponer la necesidad de respirar para seguir con vida. Tres siglos antes de Cristo, Aristóteles, discípulo de Platón y maestro de Alejandro, señaló que el fin de la polis era “la felicidad de los ciudadanos” y que, para alcanzarla, podían valerse de “las distintas formas de organización política”. Se trata, en realidad, de una decisión individual, no colectiva, también consagrada en la Constitución española de 1812, llamada La Pepa, como “objeto del Gobierno”. Felicidad es sinónimo de dicha; dicha proviene del verbo decir. Los romanos sostenían que la felicidad dependía de las palabras que pronunciaban los dioses cada vez que nacía una criatura. El hado (destino) quedaba trazado en la dicta (lo dicho); hado proviene de fatum, participio pasivo de fari (hablar, decir). ¿Por qué entonces dudosos índices de felicidad auscultan países como si fueran personas para concluir (leer más)

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Economía

Mucho trabajo, poco empleo

En Europa no se habla de otra cosa que no sea el desempleo. Es alarmante. En los Estados Unidos, a pesar de transitar un año decisivo de elecciones presidenciales, difícilmente mejore ese índice. El déficit se extiende a Medio Oriente y África del Norte y Subsahariana, traducido en descontento social. Sólo América latina parece zafar de la tendencia negativa: este año, gracias a la bonanza acumulada en los anteriores y algunos indicios de estabilidad, aumentará un 0,5 por ciento la ocupación urbana, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina (Cepal). ¿Es el mundo al revés? Más o menos. Curiosamente, aquellos que antes reclamaban reformas estructurales en la región extienden ahora una receta similar en el Atlántico Norte. En todo el mundo, el desempleo afectará a 202 millones de personas en 2012 y a 207 millones en 2013, según la OIT. En un año, de confirmarse esos agoreros pronósticos, una legión de cinco millones de personas (algo así como la población entera de Costa Rica (leer más)

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Política

Vocación de poder

Desde los siete años de edad, Álvaro Uribe conocía su vocación: ser presidente de Colombia. Le preguntaron como a todo niño qué quería ser cuando fuese grande. “Presidente”, respondió con espontaneidad. Le formularon la misma pregunta a su hermano menor, Jaime. “Yo quiero ser el hermano del presidente”, respondió, también convencido. Ambos provocaron carcajadas, según sus tías memoriosas. Uribe, primogénito de cinco hermanos, terminó siendo, entre 2002 y 2010, el primer presidente independiente de Colombia, desertor del Partido Liberal y, a su vez, desentendido del Partido Conservador. A la misma edad, Nicolás Sarkozy reveló su vocación: ser presidente de Francia. “Estaba en la piscina de un amigo de la familia”, recuerda su madre, Andrée Sarkozy, Dadu entre sus familiares. “Entonces nuestro amigo acarició la cabeza del niño. Nicolas se volvió enfadado y le dijo: Pero, ¿quién le ha dado permiso a usted para tocarme la cabeza? ¿No sabe que algún día seré presidente de la República?”. En ese momento, el amigo de la familia se rió mucho de la ocurrencia del pequeño. Ahora no se (leer más)

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Política

#YoSoy132, otro signo de desencanto

Iba ser una campaña a tres bandas, lo usual en México, aunque las circunstancias fueran diferentes por la guerra del presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico y entre los barones de la droga. Las presidenciales del 1 de julio eran entre el apuesto marido de una actriz de telenovela, una mujer con cara de muñeca quinceañera por su eterna sonrisa y un candidato izquierdista aparentemente acabado, según las caracterizaciones de los mexicanos. Transcurrían sin altibajos hasta que brotó un signo del desencanto popular con demandas parecidas a las del movimiento español 15-M y el norteamericano Occupy Wall Street. Apareció el 11 de mayo el movimiento Somos más de 131, luego rebautizado, cual hashtag (etiqueta) de Twitter, #YoSoy132. Eran estudiantes que habían ido a la Universidad Iberoamericana, en la capital mexicana, donde disertaba el favorito, Enrique Peña Nieto, candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y marido de la actriz Angélica Rivera, protagonista de telenovelas en el Canal de las Estrellas, de Televisa. El llamado Candidato de las Mujeres, aupado por los medios de comunicación, había (leer más)

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Política

Como te digo una cosa te digo la otra

Si en el mundo hay países abiertos y cerrados, más que capitalistas y socialistas, ¿por qué la mayoría de los teóricos insiste en encasillar a los gobiernos en la derecha o la izquierda como en los albores de la Guerra Fría? China, por ejemplo, es despiadadamente capitalista en lo económico y horriblemente comunista en lo humano. ¿Es una dictadura de derecha o de izquierda? La izquierda tenía un problema de identidad desde el 9 de noviembre de 1989. En el polvillo de los escombros del Muro de Berlín quedó flotando una pregunta clave: what’s left? Traducido: ¿qué queda? o ¿qué es izquierda? Fusionado: ¿qué queda de la izquierda? Esa duda transitó sin pena ni gloria los años noventa y los primeros del siglo XXI, llamados “nada” por la inexorable influencia de la globalización en un mundo que se perfilaba sin fronteras. La economía, representada por los mercados, desplazó a la política, representada por los gobiernos. En esos años, Tony Blair, Lionel Jospin, Gerhard Schröder y Bill Clinton aplicaban la fórmula de la guitarra: el poder (leer más)