Entre la espada y la pared por Irán
En noviembre de 2011, durante la cumbre del G-20 realizada en Cannes, Nicolas Sarkozy le confesó en voz baja a Barack Obama: “No lo puedo ni ver; es un mentiroso”. Lejos de defender a su presunto amigo Benjamín Netanyahu, al cual se había referido con total desparpajo el presidente francés, su par norteamericano asintió: “Tú estás harto de él, pero yo tengo que trabajar con él todos los días”. El acalorado diálogo se filtró por un micrófono abierto, como ha ocurrido en otras ocasiones. Esta vez, ambos pagaron el precio del descuido: el sitio web especializado en medios de comunicación Arrêt sur Images ventiló los pormenores. No hubo Cristo capaz de desmentirlos. El gobierno israelí se abstuvo de comentar los desatinados juicios sobre su primer ministro. Prefirió callar. Cuatro meses después, a comienzo de este mes, Netanyahu recogió en la Casa Blanca el premio mayor. “Los Estados Unidos siempre le cubrirán las espaldas a Israel”, declaró Obama. Su visitante, al cual acompañó en la conferencia del Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC), había dicho: (leer más)