
El lado oscuro del corazón
Vanos han sido los pedidos de ayuda para 460 personas, o más, frente al rechazo de Australia y la vacilación de otras naciones Todo depende de la bondad del objeto y, a veces, del sujeto. O, como en el océano Indico, de un acto de piedad por 460 ejemplares de seres humanos, o más, con menos derechos que los argelinos de París, los turcos de Bonn, los chinos de San Francisco, los mexicanos de Los Angeles, los cubanos de Miami, los salvadoreños de Washington, los guatemaltecos de Chiapas, los japoneses de Lima, los italianos de Buenos Aires, los kosovares de la alianza atlántica (OTAN) y los argentinos de Ezeiza. Somos todos náufragos. Algunos, en tierra firme. Otros, como los afganos, los paquistaníes y los cingaleses del buque carguero de bandera noruega Tampa, en aguas turbulentas. Que han quedado a mitad de camino, en reclamo del status de refugiados, después de ser rescatados el domingo de una balsa de madera destartalada que, cerca del puerto indonesio de Merak, prometía ser la bandeja descartable de un manjar (leer más)