Política

Los muchachos trumpistas

Menudo berrinche montó Donald Trump, obstinado en no concederle la victoria a Joe Biden y en insistir en las denuncias de fraude en las elecciones. La purga en la Casa Blanca empezó con el jefe del Pentágono, Mark Esper, fired (despedido) por no haber enviado tropas para contener los disturbios contra la brutalidad policial tras el asesinado de George Floyd, y continuó con el director de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, Christopher Krebs, en el cadalso por haber opinado que las elecciones resultaron ser “las más seguras en la historia de Estados Unidos«. El zafarrancho incluyó la reducción de las fuerzas militares de 4.500 a 2.500 en Afganistán y de 3.000 a 2.500 en Irak a pesar de los reparos de los militares. Una desescalada a la cual se oponía el exsecretario Esper, de modo de preservar la seguridad en ambos países tras las guerras que declaró George W. Bush en respuesta a la voladura de las Torres Gemelas. Si el lema en Argentina era “ni yanquis ni marxistas, peronistas”, en Estados (leer más)

Política

El rap de la campaña

En la campaña de Estados Unidos vale todo. Hasta el lanzamiento de la candidatura presidencial de un rapero famoso, Kanye West, impedido de figurar en las boletas de varios distritos y de quebrar la polarización entre Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden. Lo de West responde más a una estrategia promocional que a su vocación política. Pagó 35.000 dólares para inscribirse en Oklahoma, Estado que aporta apenas siete de los 538 votos en el Colegio Electoral, Hizo una inversión, digamos, mientras divulgaba por Twitter un nuevo álbum de canciones. Como las elecciones son indirectas, el voto popular cuenta poco. En Charleston, Carolina del Sur, el cantante negro, de 43 años, presentó en sociedad el Birthday Party en compañía de su esposa, Kim Kardashian, otra celebridad. Kayne llevaba un chaleco antibalas con la palabra seguridad en el pecho, de modo de capitalizar la ira por el asesinato de George Floyd, y el número 2020 grabado en su cabeza. Prometió en su discurso una compensación de un millón de dólares para quienes tuvieran un bebé (leer más)

Política

¿Son verosímiles las amenazas de Trump?

De haber cumplido con sus amenazas, Donald Trump no hubiera cancelado 10 minutos antes un bombardeo contra Irán con aviones en el aire y buques en posición. Tampoco hubiera dado marcha atrás con la imposición de un arancel del cinco por ciento a todos los productos importados de México si no frenaba la migración de centroamericanos. Ni hubiera permitido más ensayos nucleares de Kim Jong-un. Ni hubiera descartado la “opción militar” ante la permanencia de régimen de Venezuela. Ni hubiera soslayado la interferencia de piratas informáticos de Rusia en las legislativas norteamericanas de 2018, revelada por él mismo, sospechoso de haberse beneficiado de ese artilugio en 2016. Así como Trump insiste en la guerra tecnológica y comercial contra China y fustiga a la Unión Europea con su apoyo al Brexit y su reclamo de mayores aportes económicos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), también aplica en la faz doméstica su táctica, la de la negociación empresarial, en campaña para ser reelegido en 2020 mientras una veintena de precandidatos demócratas procura curarse en (leer más)

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El voto castigo en Brasil

Más allá del resultado de la segunda vuelta del domingo 28, el frente Bovinos (agropecuario), Balas (seguridad) y Biblia (evangélico), resumido en las siglas BBB, avanzará en forma notable en el Congreso de Brasil, donde los sucesivos gobiernos del PT compraban votos a diestra y siniestra. Casi la mitad de los nuevos diputados (243 sobre 513) nunca ha ejercido el cargo. El eslogan de Fernando Haddad, “Hacer a Brasil feliz de nuevo”, con su mentor en la cárcel, ha tenido menos impacto que las arengas fundamentalistas, homofóbicas, xenófobas de su rival El Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro pasa de uno a 52 escaños en Diputados. Veintiuno son policías. Uno de los hijos del candidato, Eduardo, ha sido el diputado más votado en la historia mientras, cual contracara, la expresidenta Dilma Rousseff perdió como candidata a senadora por Minas Gerais. En el Senado, 46 de las 54 bancas también serán ocupadas por novatos. Tres de cada cuatro que buscaron ser reelegidos no lo consiguieron. Un voto castigo en toda regla. Además Donald Trump anunció que (leer más)

Catalejo

La vida es una moneda

Después de las reñidas elecciones de 2010, los alcaldes de los pequeños municipios españoles de Lújar (Granada), Os Blancos (Ourense) y Navaridas (Álava) debieron ser decididos con un procedimiento poco habitual en otras latitudes: una moneda de un euro lanzada a aire, como si se hubiera tratado de pedir un deseo de espaldas a una fuente encantada, de resolver qué equipo mueve la pelota en el comienzo de un partido de fútbol o, en un arranque de ira por un gol no cobrado, de acertarle en el entrecejo al árbitro. En los tres casos, a cara o cruz, ganó el opositor Partido Popular (PP). No sólo ocurre en España. En las primarias demócratas de 2016 en Estados Unidos, la precandidata presidencial Hillary Clinton ganó en seis condados de Iowa frente a su rival, Bernie Sanders, gracias al lanzamiento de monedas. No hubo segunda vuelta, sino puro azar. El desenlace de elecciones por medio del lanzamiento de monedas es más frecuente de lo que parece, sobre todo en condados. Nunca debió recurrirse a ese método en (leer más)

Política

La otra cara de Facebook

JERUSALEN – Europa está en guardia desde 2016. O desde antes, en realidad. Las agencias de seguridad de Estados Unidos concluyeron que ese año, el de las presidenciales, Rusia ejecutó una campaña de ciberataques que terminó beneficiando a Donald Trump. ¿Estaba al tanto Vladimir Putin? Ante la duda, Holanda, Alemania y Francia procuraron curarse en salud en las elecciones de 2017. Diversas intromisiones en sus sistemas operativos guardaban semejanza con la presunta invasión rusa en las entrañas del Comité Nacional Demócrata con la intención de perjudicar a su candidata presidencial, Hillary Clinton. La tecnología no tiene por qué vulnerar los derechos de los ciudadanos. Los más perjudicados. El agujero de seguridad de la red social Facebook, con el robo masivo de información personal con fines propagandísticos, viene a cerrar ahora un círculo que comenzó con los reclamos sobre la veracidad de las noticias que difunde. Las dudas sobre su rigor y su capacidad de proteger la intimidad de sus usuarios llevaron a varios gobiernos a exigirle mayores recaudos a su presidente, Mark Zuckerberg. Algo así (leer más)

Política

Demócratas y republicanos tienen un problema: Trump

WASHINGTON – Como casi todos los demócratas, Dan Restrepo no simpatiza con Donald Trump. Lo sufre. El ex asistente especial del presidente Barack Obama y director para asuntos del hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional está preocupado por la crispación social que reina en Estados Unidos. ¿Es culpa de Trump? “No es la causa, sino el síntoma”, confiesa en la sala de reuniones del Center for American Progress, donde trabaja. “Es el síntoma de varios procesos que hemos vivido en los últimos treinta años, desencadenantes del estancamiento económico y de la crisis global de 2008”, abunda en detalles. Trump confunde el síntoma con un virus. Y lo contagia. En apenas 17 horas despotricó por Twitter contra los senadores John McCain (republicano) y Chuck Schumer (demócrata); el basquetbolista Stephen Curry (Golden State Warriors); la Liga Nacional de Fútbol Americano; el dictador norcoreano Kim Jong-un, e Irán. Eso ocurrió en un día libre. Entre el 1 de enero y el 19 de octubre de 2017 martilló 153 veces las palabras fake news (noticias falsas), según Politifact, (leer más)

Política

Échale la culpa a Obama

Lapidario, el director del FBI, James Comey, desestimó la imputación de Donald Trump contra Barack Obama. Lo acusaba de haberlo espiado durante la campaña de 2016. Una denuncia sensacional, pero sin fundamento. ¿Cómo surgió? El conductor de un programa de radio, Mark Levin, lanzó la historia al aire. Obama se habría valido de “medios del gobierno federal” para intervenir la línea telefónica de Trump. De ser cierto, era “el gran escándalo”, como lo definió Levin. El sitio Breitbart News, antes dirigido por Steve Bannon, jefe de estrategia de la Casa Blanca, la echó a rodar cual bola de nieve. En menos de 24 horas, Trump disparó furibundos tuits contra su antecesor: «¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡McCarthyismo!». Asombroso. El presidente de los Estados Unidos, nada menos, había comprado la idea de la conspiración. Y comenzó de ese modo una caza de brujas al estilo de las emprendidas por el senador republicano Joseph McCarthy en los (leer más)

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Putin atiende en Washington

En diciembre, mientras funcionarios de Rusia, Turquía e Irán evaluaban en Moscú la situación de Siria tras la caída de Alepo, Michael Flynn mantuvo contactos con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, Hablaron de las sanciones de Barack Obama contra el gobierno de Vladimir Putin por los ciberataques que perjudicaron a la candidata demócrata en las elecciones de noviembre, Hillary Clinton. Flynn asumió en enero como consejero de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump. Duró 24 días. El FBI descubrió que su versión de los diálogos con el embajador ruso distaba de la que le había brindado al vicepresidente Mike Pence y a otros altos cargos. El Acta de Ley Logan, aprobada durante la presidencia de John Adams en 1799, dice que es ilegal que “ciudadanos no autorizados” negocien con gobiernos extranjeros. De haber quebrantado “las medidas de los Estados Unidos”, el general retirado Flynn, condecorado por desmantelar redes insurgentes en Afganistán e Irak, debió ser “multado bajo este título, puesto en prisión por no más de tres años, o ambas”. No ha (leer más)

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La sombra de Trump

El provocador de ultraderecha Milo Yiannopoulos iba a dar una conferencia en la Universidad de California en Berkeley, San Francisco. Debieron cancelarla por violentas protestas de los estudiantes. Apenas se enteró, Donald Trump disparó desde Twitter: “Si la UC (Universidad de California) Berkeley no permite la libertad de expresión y ejerce la violencia contra personas inocentes que tienen puntos de vista diferentes, no habrá fondos federales”. Escribió en mayúsculas lo último, “no habrá fondos federales”, de modo de reforzar la amenaza. Traducido: no toquen a Alt-Right (Derecha Alternativa) o lo pagarán caro, carísimo. ¿Qué llevó al presidente de los Estados Unidos a salir en defensa del periodista británico Yiannopoulos, editor de tecnología del sitio de extrema derecha Breitbart News? El insoslayable influjo de su ex director ejecutivo, Steve Bannon, ahora jefe de estrategia de la Casa Blanca. El poder detrás del poder o, quizás, el arquitecto del caos. La sombra de Trump, más allá de que desde su arribo a Washington se haya despachado con igual vehemencia que su jefe contra la prensa. La tildó (leer más)

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El sincericidio de Trump

¿Qué hace al filo de las seis y media de la mañana de un lunes el presidente electo de los Estados Unidos en una semana durante la cual brindará su primera conferencia de prensa en casi medio año y, a su vez, varios miembros de su gabinete desfilarán por el Senado para ser confirmados? ¿Duerme? ¿Medita? ¿Proyecta su inminente gobierno? Frío. Despacha furibundos tuits contra la actriz Meryl Streep en respuesta a un discurso de la noche anterior, durante la ceremonia de los Globos de Oro, en el cual se sintió aludido sin ser mencionado. Le reprocha ser «una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood» y «una lacaya de Hillary, que perdió de manera aplastante». Donald Trump continúa en campaña y, con el mismo tono grosero con el cual trata a los periodistas escépticos o enrolados en medios de comunicación críticos, echa mano de su juego favorito, Twitter, acaso como el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, muestra músculo lanzando misiles a diestra y siniestra. Es la era de los mandatarios envalentonados, como (leer más)

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El año de Trump y el Brexit

Como es habitual en diciembre, el sitio digital Politifact convoca a sus suscriptores a elegir la mentira del año. Fue difícil en 2016. La mentira del año pudo haber sido el firme rechazo de Hillary Clinton a la acusación de haber enviado material clasificado por su correo electrónico privado mientras era secretaria de Estado de Estados Unidos o las denuncias de Donald Trump sobre el presunto fraude electoral del que iba a ser víctima. Hubo más mentiras, atribuidas a las plataformas no tradicionales Google, Facebook y Twitter, como el supuesto apoyo del papa Francisco al candidato republicano. Esas noticas circularon más en la red y recibieron más comentarios que las reales. En el año del Brexit, del tropiezo del acuerdo de paz de Colombia en un referéndum innecesario y de la victoria de Trump, entre otros reveses de la clase política, el Diccionario Oxford escogió su propia palabra para describir el contratiempo y la conmoción que han supuesto. Se trata de post-truth o posverdad. El adjetivo denota “circunstancias en las cuales los hechos objetivos son (leer más)

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El miedo y la ira se dieron la mano

En las primeras horas del 9 de noviembre, apenas los periodistas olfateamos el fiasco de Hillary Clinton en las presidenciales de los Estados Unidos, giramos sobre nuestros talones y, en un pispás, enfilamos hacia el hotel en el cual Donald Trump festejaba su victoria. Era una noche plomiza, lluviosa, sobre una ciudad, Nueva York, más habituada al frenesí del mediodía que a los sacudones nocturnos. Las lágrimas de los demócratas eran elocuentes. Ese día, aún incipiente, se cumplía un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín o, en palabras de Francis Fukuyama, de “la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final del gobierno humano”. El final de la historia, un diagnóstico apresurado, pasó a ser el prólogo de una nueva era en un año, 2016, signado por el Brexit y coronado por Trump como paradigmas de la demolición del orden anterior, en repudio al statu quo, y por el afianzamiento de liderazgos de sesgos autoritarios. Ganaron el miedo y la ira. Lejos de 1989. La desilusión generalizada con la globalización, (leer más)

Política

La mentira del año

Por Jorge Elías Como es habitual en diciembre, el sitio digital Politifact convoca a sus suscriptores a elegir la mentira del año. Es difícil esta vez. La mentira del año pudo ser el firme rechazo de Hillary Clinton a la acusación de haber enviado material clasificado por su correo electrónico privado mientras era secretaria de Estado de los Estados Unidos o las denuncias de Donald Trump sobre el presunto fraude electoral del que iba a ser víctima. Hubo más claro, atribuidas a las plataformas no tradicionales Google, Facebook y Twitter, como el supuesto apoyo del papa Francisco al candidato republicano. Esas noticas circularon más en la red y recibieron más comentarios que las reales. En el año del Brexit, del tropiezo del acuerdo de paz de Colombia en un referéndum innecesario y de la victoria de Trump, entre otros reveses de la clase política, el Diccionario Oxford escogió su propia palabra para describir el contratiempo y la conmoción que han supuesto. Se trata de post-truth o posverdad. El adjetivo denota “circunstancias en las cuales los (leer más)

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Trump construcciones

Por Jorge Elías NUEVA YORK. – Cuando el jefe de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta, les dijo a los suyos que se fueran a dormir porque la candidata no iba a presentarse en el Centro de Convenciones Jacob K. Javits, de Manhattan, la suerte estaba echada. Eran las dos de la mañana del miércoles 9 de noviembre, aniversario de la caída del Muro de Berlín. Veintisiete años después, otro muro comenzaba a levantarse. No en Alemania sino en los Estados Unidos. Muchas mujeres, denigradas por Donald Trump, rompieron en llanto. Debían digerir la realidad, más allá de las protestas inspiradas en el lema «Not my president (No es mi presidente)». La transición civilizada, encarada de inmediato por Hilary con su aceptación de la derrota y por Barack Obama en su condición de presidente saliente, no alcanzó a mitigar la perplejidad de aquellos que, alentados por encuestas erróneas, creyeron que el mapa pintado de rojo, el color de los republicanos, podía teñirse de azul, el de los demócratas. Son los colores de la bandera (leer más)