
Sueños de un provocador
La felicidad depende de pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño coche deportivo, un pequeño yate, una pequeña cuenta bancaria… O, en el caso de Silvio Berlusconi, de otras pequeñeces, “mujeres jóvenes y bonitas. Las viejas y feas, por favor, apoyen a la oposición». Después de todo, según un sondeo revelado por él mismo, “el 33 por ciento de las jóvenes italianas se acostaría conmigo. El resto ha contestado: ¿otra vez?”. La brutal franqueza del ex primer ministro italiano refleja su esmerada humildad: «Tenía once en fila en la puerta y me he tirado a ocho». En carrera por la candidatura presidencial republicana en los Estados Unidos, Donald Trump, también multimillonario, maduro, xenófobo y fanfarrón, dijo que pudo acostarse con Lady Di y, de inmediato, desglosó la lista de las mujeres con las cuales no dudaría en tirarse una canita al aire. Una canita teñida, como las de Berlusconi. En primer lugar puso a su esposa, la modelo eslovaca Melania Knauss. Luego a su ex, Ivana, y a la difunta Diana. Y siguió: las actrices (leer más)