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¿Cómo será el mundo en 2050? La tendencia hacia el deterioro del empleo seguro, con robots capaces de reemplazar al ser humano, plantea un gran desafío para la próxima generación
El futuro puede ser mejor de lo que los pesimistas entienden o peor de lo que los optimistas están dispuestos a explorar. En la ciudad japonesa de Sasebo, un dinosaurio mecánico y una mujer androide atienden con una sonrisa a los huéspedes del hotel Henn na (hotel Raro), sustituyendo al personal humano. En Buenos Aires, casi en coincidencia con su inauguración, más de mil científicos y expertos en inteligencia artificial y otras tecnologías se pronunciaron contra la proliferación de robots militares que, sin intervención humana, pueden ser “ideales para asesinatos, desestabilización de naciones, sometimiento de poblaciones y crímenes selectivos de etnias”.
El escritor norteamericano de origen ruso Isaac Asimov acuñó la palabra robótica sin pensar, quizá, que la humanidad iba a verse envuelta en la discusión sobre los límites éticos de las máquinas. No se trata de drones ni de misiles, sino de seres autónomos con inteligencia artificial que pueden ser simpáticos como Wall-E, aunque reemplacen trabajadores en hoteles, o antipáticos como Terminator, aunque prevengan muertes en guerras. Sin control humano, un robot puede ser un arma letal. Tan letal como el desempleo en un mundo en el cual uno de cada cuatro trabajadores tiene un empleo estable.
La tendencia hacia el deterioro del empleo seguro, avisa la Organización Internacional del Trabajo (OIT), amenaza con “perpetuar un círculo vicioso de demanda global débil y creación de empleo lenta”. En España, a causa de la crisis, los sindicatos mayoritarios Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) han perdido 1,4 millones de afiliados desde 2008. Pasaron de 3,2 millones a 1,8 millones. Un 43,7 por ciento menos en apenas siete años. De la frustración a la depresión o, en casos extremos, el suicidio hay un paso. “Desafortunadamente, estos factores contribuyen a la inestabilidad social”, señala el laboratorio de ideas The Millennium Project, de Washington.
En 2022, la India superará a China en cantidad de habitantes, África será el continente con mayor crecimiento demográfico y Nigeria será el país cuya población aumentará con más rapidez, estima la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Un rato después, en 2050, la población mundial, hoy de 7.300 millones de personas, habrá sumado 2.300 millones más, vaticina el informe Estado del Futuro 2015-2016, de The Millennium Project. En el ínterin habrá que mejorar la educación, la salud, la economía y la gobernanza para prevenir desastres humanitarios y ambientales.
En un mundo que marcha a dos velocidades, la de los ricos y la de los pobres, la brecha insiste en ensancharse. La desigualad, su secuela más dañina, prospera “por el aumento de los costos de los alimentos, del agua y de la energía”. La mayoría de la gente, dice el informe Revisión de las Perspectivas de Población Mundial, de la ONU, se concentrará en países signados por la pobreza y la desigualdad, como la India, Nigeria, Pakistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Indonesia y Uganda. El crecimiento demográfico será acompañado por el aumento de la expectativa de vida y la reducción de las muertes infantiles.
Buenas noticias: la cantidad de personas de 60 años de edad o más se duplicará en 2050 y se triplicará en 2100. ¿Buenas noticias? El teórico socioeconómico Peter Drucker reniega de las predicciones. Prefiere llamarlas amenazas. Como el gran debate que se planteará en las próximas décadas. Que, dice, no será económico ni tecnológico, sino demográfico. Estará enfocado en el empleo mientras continúa habiendo familias más numerosas (ergo, más nacimientos) en Haití y Ruanda que en los Estados Unidos y Alemania. “La tecnología puede sustituir a la mano de obra y provocar el desempleo estructural”, observa The Millennium Project.
Los retos, enumerados en forma despareja como los 12 jinetes del Apocalipsis por el Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, son múltiples y variados: cambio climático, guerra nuclear, catástrofes ecológicas, pandemias, colapso del sistema, impactos de grandes asteroides, supervolcanes, biología sintética, nanotecnología, inteligencia artificial, riesgos inciertos y mala gobernanza. Puestos en la coctelera, cualquiera de ellos podría sellar el deterioro o acelerar el desenlace. Seamos pesimistas u optimistas, el futuro asusta si no nos damos cuenta de algo: es hoy.
Twitter @JorgeEliasInter y @elinterin
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Excelente artículo, Jorge. Nadie habla de los puestos de trabajo perdidos por la tecnificación (y el consecuente desempleo y subempleo) y menos aún del peor de los males de estos tiempos: la explosión demográfica. Era hora. Un abrazo.
Muchas gracias por tu observación, Lida. Cariños, Jorge