La cultura de la cancelación
Cuando decenas de estudiantes tomaron un edificio de la Universidad de Columbia en Nueva York, muchos recordaron las protestas por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam en 1968. El déjà vu, con barricadas en los accesos y consignas contra el gobierno de Estados Unidos, se esfumó apenas colgaron en una ventana una bandera palestina y corearon “Palestina libre”. Los desalojó la policía, como ha ocurrido en Atlanta, Michigan, Texas y otros campus. Hubo varios arrestos. En el aire quedó flotando el debate sobre la libertad de expresión en desmedro de la libertad académica. Desde Vietnam hasta el apartheid y el asesinato de George Floyd, las universidades norteamericanas han sido escenarios de encendidas discusiones sobre asuntos contemporáneos. No solo entre los estudiantes. Esta vez, la palabra woke se coló en el lenguaje. Aquellos que no son woke “tienen que ser reaccionarios”, explica la filósofa Susan Neiman en su libro Izquierda no es woke. “Lo que les une es el principio del tribalismo en sí mismo: solo te conectarás verdaderamente con aquellos que pertenecen (leer más)