Sociedad

La cultura de la cancelación

Cuando decenas de estudiantes tomaron un edificio de la Universidad de Columbia en Nueva York, muchos recordaron las protestas por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam en 1968. El déjà vu, con barricadas en los accesos y consignas contra el gobierno de Estados Unidos, se esfumó apenas colgaron en una ventana una bandera palestina y corearon “Palestina libre”. Los desalojó la policía, como ha ocurrido en Atlanta, Michigan, Texas y otros campus. Hubo varios arrestos. En el aire quedó flotando el debate sobre la libertad de expresión en desmedro de la libertad académica. Desde Vietnam hasta el apartheid y el asesinato de George Floyd, las universidades norteamericanas han sido escenarios de encendidas discusiones sobre asuntos contemporáneos. No solo entre los estudiantes. Esta vez, la palabra woke se coló en el lenguaje. Aquellos que no son woke “tienen que ser reaccionarios”, explica la filósofa Susan Neiman en su libro Izquierda no es woke. “Lo que les une es el principio del tribalismo en sí mismo: solo te conectarás verdaderamente con aquellos que pertenecen (leer más)

Actualidad

El día que Trump perdió el juicio

No ha de haber peor sentencia que una por abuso sexual. Más aún para un expresidente de Estados Unidos empeñado en reincidir en el cargo. Eso importa al común de los mortales, no a Donald Trump, condenado por un tribunal de Nueva York a pagarle 5 millones de dólares (unos 4,56 millones de euros) a E. Jean Carroll por haberse propasado con ella en los probadores de la sección de lencería de una tienda de Manhattan. Ocurrió en 1996, pero Carroll, escritora y ex columnista de la revista Elle, no ventiló la historia hasta 2019, cuando publicó su libro de memorias. Aprovechó entonces una hendija legal que permitía que las víctimas de esos delitos pudieran denunciarlos a pesar haber prescripto. Trump aún era presidente. Carroll, de 79 años, se ha convertido en la primera en hacerle pagar sus fechorías con mujeres. Varias han hecho denuncias de acoso y de violación que cayeron en saco roto mientras él aún se jacta de sus hazañas sexuales. Detalles más, destalles menos, el veredicto del tribunal de Nueva York (leer más)

Política

El divorcio de las naciones

Si las fronteras son las cicatrices de la historia sobre los mapas, las separaciones territoriales por cuestiones políticas, económicas o raciales reflejan diferencias irreconciliables. Un camino sin retorno que, en países polarizados, pueden llevar a la estupidez de recrear guerras civiles. En Estados Unidos, la representante republicana Marjorie Taylor Greene, enrolada en la derecha radical alentada por el expresidente Donald Trump, propuso un divorcio nacional, textuales palabras, entre Estados rojos (republicanos) y azules (demócratas). Delirante, pero real. Una cosa es el Brexit, del cual muchos británicos se sienten decepcionados, y otra, muy distinta, es el separatismo dentro de los países, como el que se plantea Cataluña de España o Escocia del Reino Unido. La iniciativa de la representante Taylor Greene tiene poco sentido en un país que, a pesar de sus discrepancias internas, marca el pulso del planeta para bien o para mal. La división coyuntural, latente en las cloacas de las redes sociales de medio mundo con improperios contra aquel que no piensa igual, ¿llevaría a los rojos a mudarse de los Estados azules (leer más)

Catalejo

Groenlandia, ¿Estados Unidos?

Donald Trump nació en Queens, condado de Nueva York rodeado de islas. Su madre, Mary Anne MacLeod, vino al mundo en una isla. La de Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, Escocia. No es extraño que Trump, después de haber amasado su fortuna en el negocio inmobiliario, pretenda comprar una isla. No cualquiera. La más grande del mundo: Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Era uno de los sueños de otro presidente de Estados Unidos, Harry Truman. Su oferta, 100 millones de dólares, no prosperó en 1946. Tampoco prosperó la de Trump, más cauto a la hora de ponerle precio. “Groenlandia no está en venta”, repuso su primer ministro, Kim Kielsen. Telón para la fugaz negociación entre un país enorme con islas de diversos tamaños y un país pequeño cuya capital, Copenhague, se encuentra en la isla de Selandia. Las otras islas, la inmensa Groenlandia y la diminuta Feroe, entre el Reino Unido, Noruega e Islandia, componen el reino. Trump puso el ojo en Groenlandia, peñasco helado con valor geoestratégico y (leer más)

Otras voces

El terrorismo exige una respuesta multilateral concertada

Por António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (Exclusivo para El Ínterin) El terrorismo es una amenaza mundial persistente y en evolución. Ningún país permanece inmune. Se están utilizando los medios sociales, las comunicaciones cifradas y la web oscura para difundir propaganda, radicalizar a nuevos reclutas y planear atrocidades. La amenaza se extiende desde las tácticas rudimentarias de personas que actúan en solitario hasta complejos ataques coordinados y la terrible perspectiva de que los terroristas utilicen armas químicas, biológicas o radiactivas. Nuestra respuesta tiene que ser ágil y, al mismo tiempo, abarcar múltiples ámbitos. Por ello, he convocado esta semana en Nueva York la primera Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Lucha contra el Terrorismo. Jefes de organismos antiterroristas nacionales y representantes de instituciones internacionales y de la sociedad civil examinarán la forma de mejorar la cooperación internacional y crear nuevas alianzas. La Conferencia se centrará en cuatro esferas fundamentales. En primer lugar, se examinará la forma en que los gobiernos, los organismos de seguridad y los órganos encargados de (leer más)

Política

Tiempos violentos

El atentado terrorista en Túnez delata la intención de los fundamentalistas de hacer descarrilar el proceso de democratización posterior a la Primavera Árabe La masacre terrorista en el museo tunecino del Bardo puso de nuevo en evidencia la fragilidad de los sistemas de seguridad. En este caso, los del único país del norte de África en el cual, durante la Primavera Árabe, prosperó la democracia tras la caída de una dictadura. El asesinato de una veintena de turistas a tiro de piedra de Europa ha sido reivindicado por el Estado Islámico (EI). Fue el atentado más grave desde la revolución de 2011. Tuvo un blanco preciso: el turismo extranjero, principal fuente de ingresos del país. Pone cuesta arriba la gestión del primer ministro Habib Essid, elegido en febrero de 2015 por la Asamblea de Representantes del Pueblo. Menos trascendencia adquirió casi a la misma hora la matanza de más de 150 personas en Saná, capital de Yemen, tras brutales ataques del grupo sunita EI contra mezquitas chiitas. Poca gente va de vacaciones a ese país. (leer más)

Política

La rebelión de los indignados

Sábado 11 de octubre de 2008. Hördur Torfason decide apostarse con su guitarra frente al Parlamento de Islandia y preguntarles a los transeúntes qué está ocurriendo y qué pueden hacer. En medio del caos económico, la gente expresa con un micrófono su desencanto con los políticos y los banqueros. Comienza a gestarse el movimiento Voces del Pueblo. La concurrencia aumenta cada semana. En unos meses, el Parlamento se disuelve. Hay elecciones generales. En un referéndum, los islandeses resuelven no pagarles a Gran Bretaña y Holanda una deuda de 4.000 millones de dólares. Es la piedra de toque del modelo de protesta contemporánea, pero necesita un escenario mayor para globalizarse. Domingo 15 de mayo de 2011. Es San Isidro, patrono de Madrid. Falta una semana para las elecciones municipales y autonómicas. El desempleo y la crispación baten récords. Los indignados hacen suya la calle, sortean las prohibiciones y prometen quedarse en la Puerta del Sol, de Madrid, “hasta que ganéis 600 euros como nosotros”, según me dice uno de ellos. Cumplen con su palabra blandiendo un (leer más)