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Sociedad

La casa se reserva el derecho de admisión

La invasión de inmigrantes a Melilla y Ceuta reforzó el temor a la virtual incorporación de Turquía a la Unión Europea En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, concluía Sancho Panza: “Dos linajes hay en el mundo, como decía una abuela mía, que son el tener y el no tener”. Cuatro siglos después, en el lugar de la Mancha, de cuyo nombre tampoco quiero acordarme, el tener y el no tener dependen más de la partida de nacimiento que del afán de superación. El tener y el no tener se resumen, en la Mancha y sus alrededores, en las estadísticas brutales del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): 2500 millones de personas (el 40 por ciento de la población mundial) apenas subsisten con menos de dos euros diarios, el precio de una Coca-Cola en Madrid o en París. En 18 países, con 460 millones de habitantes, empeoraron las condiciones de vida desde 1990. De ellos, 12 pertenecen al África subsahariana, azotada, también, (leer más)

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Sociedad

La pelota no dobla

En América latina, el deporte más popular refleja sus problemas más frecuentes: corrupción, violencia y secuestros Tres a uno batió Independiente Santa Fe a Millonarios. En la cancha estuvieron los jugadores, el árbitro y los jueces de línea. Fuera de ella, más allá de los entrenadores, los suplentes, los auxiliares, los dirigentes y los periodistas, nadie. Ni un alma. Por primera vez en la historia, el clásico de Colombia se disputó a puertas cerradas, mudas las tribunas, enrolladas las banderas, aplacadas las pasiones, como si se tratara de un asunto entre 22 a los cuales Borges hubiera regalado con gusto una pelota a cada uno de modo de no verlos correr detrás de una sola. Por los continuos enfrentamientos entre hinchas, el alcalde de Bogotá, Luis Garzón, concluyó que el estadio El Campín, en donde ambos equipos se alternan la condición de local, era más riesgoso que los enclaves de los guerrilleros de izquierda y de los paramilitares de derecha. Exageró, pero decidió cerrarlo al público. Aceptó de ese modo una derrota más amarga que (leer más)

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Política

Armas de destrucción más IVA

La reacción tardía tras el paso del huracán y el dolor de la madre de un soldado han acentuado las críticas contra Bush En agosto, las fuerzas norteamericanas desplegadas en Irak sufrieron 74 bajas. Fue el tercer índice más alto desde abril y noviembre de 2004; murieron entonces 126 y 125 soldados, respectivamente. Entre ellos, Casey Sheehan, voluntario de 24 años procedente de una familia de clase media de Vacaville, a mitad de camino entre Sacramento y San Francisco, California. Su madre, Cindy Sheehan, de 48 años, quiso reunirse con George W. Bush. La razón: mi hijo ha muerto por una causa justa, adujo, quiero saber cuál es esa causa justa. No obtuvo respuesta. En vano montó guardia durante más de una semana, bajo los rayos de un sol implacable, a la vera del rancho de Crawford, Texas, en donde el presidente de los Estados Unidos, de vacaciones, recibió en mangas de camisa a los secretarios de Defensa, Donald Rumsfeld, y de Estado, Condoleezza Rice, entre otros. No a ella. Por un derrame cerebral de (leer más)

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Política

¿Y dónde está el piloto?

La resolución transitoria del conflicto no da certezas sobre el futuro, acosado por el fantasma de la ingobernabilidad Más allá de su petróleo, Hugo Chávez puso énfasis desde el comienzo de su gestión en un rasgo común con vastos sectores de Venezuela y de la franja andina: ser mestizo. Decía que no lo toleraban por ello. Era un toque distintivo, casi folklórico, respecto de otros presidentes, gracias al cual, repartiendo arepa y compartiendo penurias, iba ganándose la simpatía de quienes se identificaban con él. Ser mestizo era, en definitiva, como ser indígena; algo así como ser marginado a pesar de haber heredado los títulos de propiedad de las naciones originales. En el discurso de Chávez abrevaron varios líderes de movimientos indígenas de Bolivia, Perú y Ecuador, así como aquellos que, al filo de los noventa, empezaron a resumir el estigma de la década en un enemigo común: el neoliberalismo, pregonado por los Estados Unidos. Apareció entre ellos un tal Evo Morales, líder cocalero que, a diferencia del presidente peruano Alejandro Toledo, de tez tan cobriza (leer más)

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Sociedad

Fronteras calientes

Más allá de los recelos de la Argentina por el liderazgo de Brasil, la región está signada por enfrentamientos bilaterales En resumen, Lula no pudo monopolizar la cumbre de la cual era anfitrión por la actitud políticamente incorrecta de Hugo Chávez y, a su vez, Néstor Kirchner se mostró tan sensible ante las palabras emotivas de su par peruano, Alejandro Toledo, que, en medio de su discurso, prefirió atender una llamada por teléfono celular mientras iba al baño en lugar de aprobar con aplausos el papel de líder regional que había asignado a Brasil. Tan sensible se mostró, convengamos, que apuró el regreso a Buenos Aires por estrictas razones de tedio, no de agenda. La postal de la I Cumbre de Países de América del Sur y la Liga Arabe, realizada en Brasilia, exhibió algo más que rencillas entre Lula y Kirchner. Exhibió rencillas múltiples entre varios presidentes de la región, independientemente, en su mayoría, de los vínculos entre sus respectivos países. Y exhibió, también, una ola de conflictos bilaterales, generados por heridas no cicatrizadas, (leer más)

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Política

La manzana de Evo

El limbo político en el que se halla el país plantea la disyuntiva entre dos concepciones de poder difícilmente conciliables A 14 meses de haber asumido el gobierno, Gonzalo Sánchez de Lozada estaba solo. Más solo que nunca, en realidad. Como todo presidente a punto de caer en un pozo, el más profundo dentro sus depresiones frecuentes. Le sobraban culpas y le faltaban respuestas en octubre de 2003. En la calle, frente al Palacio Quemado, la protesta cobraba muertos. Cobraba muertos y resucitaba rencores por las privatizaciones realizadas durante su primera gestión, entre 1993 y 1997, y por la mera posibilidad de que Chile, identificado como el enemigo implacable desde las aulas primarias por la Guerra del Pacífico, en 1879, obtuviera algún rédito de las exportaciones de gas. En los 17 meses siguientes, el hasta entonces vicepresidente Carlos Mesa debió enfrentar, como presidente, 820 conflictos sociales. O, traducidos en reclamos, 12.000, diferentes todos ellos. Resolvió 4250. Poco más de un tercio, apenas, frente a un promedio de dos huelgas, bloqueos o amenazas por día. En (leer más)

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Política

Mar adentro

Cada vez más, los conflictos sociales son propios de los países en los que se producen en lugar de representar un drama regional COQUIMBO, Chile.– Sobre el Desierto de Atacama, a bordo del avión presidencial, Ricardo Lagos debió interrumpir un animado diálogo con ministros, parlamentarios e invitados. «Me llama Chávez», se excusó. Y al tiro, como dicen los chilenos, partió hacia su despacho, una cabina modesta con un escritorio y tres butacas. Después abordó con la comitiva un Hércules C130, de la Fuerza Aérea, rumbo a El Salado, pueblo terroso y aislado en el que iba a inaugurar una planta de tratamiento de cobre. Fue el jueves, un día antes de su quinto aniversario en La Moneda (sede del gobierno) y un día después de la resolución de la crisis de Bolivia. Al teléfono, Chávez era un peligro. No por el motivo del llamado, sino, amante de los monólogos, por la temible duración del diálogo a pocos minutos del aterrizaje. Desde París, empero, sólo le agradeció la gestión conciliadora del canciller chileno, Ignacio Walker, ante (leer más)

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Política

Jugo de tomate frío

Un abrupto giro en la campaña ha entonado al candidato demócrata En septiembre, después del fiasco de la convención demócrata en Boston, John Kerry estaba enfadado. Muy enfadado, en realidad. La campaña, centrada en Irak, se había estancado en Vietnam. Enfocada, más que todo, en sus medallas de héroe, puesta en duda su validez por una banda de ex militares hostiles llamados a sí mismos Los Veteranos de la Verdad. Debía hacer algo. Y pronto, dedujo su principal asesora, Mary Beth Cahill. Convocó entonces a Thomas Vallely, viejo camarada de armas. Le confió la responsabilidad de replicar las críticas de George W. Bush, más allá de que durante aquella guerra el actual presidente hubiera obtenido un permiso para no moverse de Texas. Es decir, para permanecer en la reserva. A salvo, pues. Con jugo de tomate frío, el marido de «Doña Ketchup» procuró perjudicar la convención republicana. Mientras aún caían los globos en el Madison Square Garden, Kerry presidía un mitin de medianoche en Clark County, Ohio, en donde Al Gore había obtenido una exigua (leer más)

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Presuntos implicados

Legisladores norteamericanos denunciaron supuestos contactos entre la red terrorista y pandilleros centroamericanos Tienen tatuajes por doquier. En la calva, en la frente, en las mejillas, en el cuello, en el torso, en la espalda o en los brazos. En zonas visibles, sobre todo, de modo de no disimular su identidad. Su pertenencia a la mara a la usanza centroamericana, o la banda a la usanza mexicana, o la pandilla a la usanza norteamericana. Un factor de poder en el barrio, seudónimo de la zona marginal en la cual imponen su ley a falta de otra ley que no sea el rencor. Y a falta de otros recursos que no sean el tráfico de drogas y de armas, la prostitución, el robo y, a veces, la violación, el secuestro y el asesinato. Tres congresistas demócratas de Texas, en la frontera con México, denunciaron supuestos contactos de Al-Qaeda con cabecillas de maras. La prensa norteamericana, a su vez, consignó que el jefe de células de la red, Adnan Shukirjumah, de origen saudita, estuvo en Honduras con la (leer más)

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Amamos a Kerry, pero votaríamos a Bush

La mayoría de los presidentes simpatiza con los demócratas, pero desea que la Casa Blanca no cambie de color político Sólo el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, consustanciado con la lucha contra el terrorismo por padecerlo en casa, y la mayoría de sus pares de América Central, beneficiados con el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, enviaron tropas a Irak. Si uno hila fino, también podrían ser los únicos de la región en inclinarse sin pudores por la reelección de George W. Bush. Los otros presidentes latinoamericanos jamás arriesgarían su capital político de ese modo. Sobre todo, frente una realidad: John Kerry, el candidato demócrata, no se ha caracterizado en el Senado por una gran vocación hacia los tratados de libre comercio, por más que haya votado por ellos. Menos aún su compañero de fórmula, John Edwards, también senador, contrario a los acuerdos de ese tipo con Chile, el Caribe y África. Con un agravante, en su caso: si hubiera sido senador en 1993, dijo que habría rechazado el Tratado de Libre Comercio (leer más)

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Te llevo bajo mi piel

El procurador general de México lleva un microchip inyectado en el brazo, reflejo del valor que ha cobrado la seguridad En The Truman Show, Truman Burbank (Jim Carrey) vive en un gigantesco set de filmación; no puede escapar de las cámaras. ¿Ficción? Fricción, en realidad: el procurador general de México, Rafael Macedo de la Concha, lleva implantado en el brazo un microchip del tamaño de un grano de arroz por el cual vive, también, en un gigantesco set de filmación; el implacable control satelital escrudiña sus movimientos a sol y sombra. El microchip, llamado chip antisecuestro, alberga sus fotos, sus huellas digitales y otros datos personales. Con él, cual santo y seña, puede ingresar como Pancho por su casa en el Centro Nacional de Información para la Procuraduría General de la República (PGR), archivo del delito en México, evitando otro tipo de cerrojos. Es decir, alguien sabe en todo momento dónde está Macedo de la Concha, blanco frecuente de amenazas de narcotraficantes por su cargo de fiscal general. Conclusión: ganó seguridad, pero perdió privacidad y, (leer más)

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Atrapa la bola, John

Como están las cosas, si Kerry resulta elegido presidente, podrá cambiar la retórica y el estilo, no la política En el círculo íntimo de George W. Bush, cada aparición de Al-Qaeda, sea por un atentado, sea por una amenaza, refuerza la hipótesis original: es mejor combatir a nuestros enemigos en Bagdad que en Baltimore. Total, agrego, los funerales son ajenos, así como las derrotas (caso José María Aznar) o los contratiempos (caso Tony Blair). Mientras tanto, Michael Moore puede ganar millones con su «Fahrenheit 9/11», Bill Clinton (John Kerry, digo) puede exaltar a los convencionales demócratas y Saddam Hussein puede escribir veinte poemas de amor y una canción desesperada. En ese círculo, obstinado en forjar la imagen severa del presidente de la guerra, no cuentan los atentados contra las autoridades interinas de Irak ni las amenazas contra un aliado como Silvio Berlusconi. Cuentan, más que todo, los planes frente a un eventual relevo del gobierno de los Estados Unidos; el próximo presidente, si no es Bush, podrá cambiar la retórica, no la política. Estará atado (leer más)

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México me atormenta; Buenos Aires me mata

Fox y Kirchner, asediados por los secuestros, debieron responder con planes urgentes que no figuraban en sus agendas Por fortuna, América latina está casi libre de pecado: no ha sido blanco de atentados terroristas en más de una década, excepto las voladuras de instituciones judías en Buenos Aires en 1992 y en 1994. Esa circunstancia, auspiciosa por un lado, implica un severo desafío por el otro: la región está fuera de la agenda estratégica de centros de poder que, desde la demolición de las Torres Gemelas, no reparan en otra cosa que no sea la seguridad, más que la defensa. Debe arreglárselas sola, pues, si de convulsiones internas se trata. En especial, si no afectan a terceros países, como los secuestros extorsivos o, en casos extremos, las guerrillas urbanas. Colombia, con su guerra vitalicia, no ingresa dentro de los cánones del terrorismo internacional, así como Perú con sus resabios de Sendero Luminoso; en la triple frontera, a su vez, no deja de ser un enigma el presunto respaldo que recibirían grupos fundamentalistas. De ahí, el (leer más)

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La crisis menos pensada

Castro se cobró una deuda con Fox, de modo de enviarle un mensaje a Bush frente a su inminente plan para desplazarlo Iba a cobrarse una deuda; dos años y dos meses llevaba esperando la oportunidad. En su arenga del 1° de Mayo, Fidel Castro cargó contra los gobiernos de México, Perú y Chile por la condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los acusó de haber sido peones de los Estados Unidos en la votación del 15 de abril en Ginebra. Uno en particular, Vicente Fox, iba a acusar el golpe. En vísperas, sobre todo, del anuncio del plan de George W. Bush para acelerar la caída de su dictadura vitalicia y captar de ese modo el voto del exilio cubano de Florida en su carrera por la reelección. Poco después, el canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, dijo que la actitud de Fox había sido irreflexiva: ordenó el retiro de su embajadora en La Habana, Roberta Lajous, y la expulsión de México del (leer más)

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Al mundo le falta un tornillo

El paradigma de la guerra, a diferencia de la amenaza soviética en la Guerra Fría, divide y descentraliza el poder real Uno, Bush, habla con tanta ligereza de la guerra como otro, Clinton, hablaba del ketchup, y otro, Kerry, habla con tanta ligereza de la globalización como uno, Reagan, hablaba de una de cowboys. El paradigma, eje de la carrera presidencial de los Estados Unidos, converge en una curva: la guerra. Una curva peligrosa en el camino de la globalización. O, en su momento, una irónica respuesta a la europea, extraña al tradicional idealismo norteamericano, al horror del 11 de septiembre, doblegando, y archivando, el papel unificador que ejerció la amenaza soviética durante la Guerra Fría. La amenaza soviética ha sido desplazada por la amenaza terrorista. Todos usan repelente contra ella, pero medio planeta, y me quedo corto, se pregunta si es peor el perro o la rabia. En la duda, sin más antibiótico que la rabia contra el perro, talla la diferencia. Uno, Bush, se ufana de ser el presidente de la guerra, por (leer más)