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Política

Alfa, beta, crisis

Grecia deberá terminar con el clientelismo político si no quiere desentonar con la UE Desde el siglo XIX, Grecia se caracteriza por su exagerada burocracia. Es una de las más robustas de Europa. Supera en la proporción entre empleados públicos y habitantes a Bélgica, Francia, Alemania y el Reino Unido, entre otros. Esa tendencia, lejos de cambiar, se afianza. De ser el Estado parte de la solución, Grecia estaría en la gloria. En 2008, a raíz del colapso del sistema hipotecario de los Estados Unidos, el Estado parece ser parte de la solución. Dos años después, por la escasa confianza en la palabra empeñada por el gobierno griego, el Estado vuelve a ser parte del problema. Por derrame, el Estado es el culpable del déficit fiscal de los países de la eurozona y algunos más. En este trance, los gobiernos más perjudicados, como el español y el portugués, se aprestan a rebajar salarios, congelar pensiones, recortar gastos y suspender obras. ¿Desvisten a un santo para vestir a otro? En Grecia, antes de la crisis, la (leer más)

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Economía

Todo trae problemas

La eurozona no halla la salida frente a una crisis de proporciones Entre crisis nuevas y coletazos de las anteriores, pocos políticos se inspiran en vislumbrar un mundo mejor. El primer gobierno de coalición británico en 65 años, encabezado por el conservador David Cameron y secundado por el liberal demócrata Nick Clegg, cree que estruja corazones con la decisión de rebajarse un cinco por ciento los salarios. Quiere mostrar firmeza en la lucha contra el déficit fiscal. Es poco desprendido. Arranca tantos suspiros como los tijeretazos al gasto público anunciados por los gobiernos socialistas de Grecia, España y Portugal con el fin de restaurar la confianza. En el tránsito del Estado de bienestar al Estado de malestar, cualquier solución trae problemas. Mucha gente ha bajado los brazos. Coincide con la mayoría de los políticos en que es imposible vislumbrar un mundo mejor. Es chocante: en el momento de mayor acceso colectivo a la tecnología somos cada vez más ansiosos, inseguros, solitarios, desconfiados hasta de nuestros amigos y proclives a la depresión. Las relaciones sociales se (leer más)

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Política

Dime qué lees y te diré quién eres

Obama propone a los suyos que permitan que la oposición les haga hervir la sangre En una democracia, según  Barack Obama, “se puede discrepar sin necesidad de demonizar a la persona con la que se discrepa y se pueden poner en duda sus juicios sin necesidad de poner en duda sus motivos o su patriotismo”. La tendencia a ningunear y descalificar al otro sólo por disentir con uno aumenta la tensión y la polarización. ¿Cómo evitarla? Les propone a los suyos: “Si sólo leen los editoriales de The New York Times [progresista], traten de leer de vez en cuando los de The Wall Street Journal [conservador]. Les pueden hacer hervir la sangre, pero no van a cambiar su forma de pensar”. Mal no vendría un consejo parecido en la Argentina. Desde Maquiavelo, “todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres”. En esa disyuntiva se encuentra Obama. Le preocupa que su gobierno sea percibido como “una amenaza”. Quienes piensan de ese modo, infiere, “ignoran que, en una democracia, todos somos el gobierno’’. No todos, (leer más)

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Sociedad

Prohibido el paso

La severa ley de Arizona para combatir la inmigración ilegal altera la agenda de EE.UU. Lo que son las cosas: en el primer año de gobierno de Barack Obama son expulsados de los Estados Unidos más extranjeros que en el último de George W. Bush. No se trata de un endurecimiento de la política de deportación de ilegales, plasmada en la valla frente a México que manda levantar Bush con la venia del Capitolio. Se trata de un pecado de omisión de Obama: no cumple en tiempo y forma con la reforma migratoria, demorada por las reformas sanitaria y financiera. Entre 2008 y 2009, la legión de extranjeros echados del país trepa de 264.503 a 387.790. Cual broche, la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, refuerza ahora la valla con una ley tan odiosa como la valla misma. Es la “ley de barrios seguros y apoyo a las fuerzas del orden”. Permite a la policía detener a cualquiera por “sospechas razonables” de no tener los papeles en regla; de comprobarlo, el pobre infeliz pasará a ser (leer más)

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Economía

Vendo islas, excelente ubicación

Poca gracia causó en Grecia la idea de dos diputados alemanes Con el mezquino afán de dar un consejo y ahorrarse un préstamo, los diputados alemanes Josef Schlarmann y Frank Schäffler, de la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel, echan a rodar una propuesta que suponen eficaz: que Grecia, acosada por una deuda superior a su producto bruto interno, ponga en venta algunas de sus 6000 islas, esparcidas en los mares Egeo y Jónico; sólo 227 están habitadas. ¿Es una genialidad o un disparate? Las autoridades griegas procuran zafar del brete con un “programa plurianual de políticas económicas” acordado con la Unión Europea y el Fondo Monetario. La tendrían más fácil si, en sintonía con los diputados alemanes, admiten algo tan caro a ellos como la tragedia: “¡Vendan sus islas, griegos quebrados! –proclama el periódico sensacionalista alemán Bild–. Y la Acrópolis también”. Con ese tono, rayano en la grosería, difícilmente la cuna de una de las civilizaciones más trascendentes de la antigüedad se desprenda a tontas y a locas de las joyas de (leer más)

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Política

El opio de los pueblos

Un arma nuclear en manos de un grupo terrorista podría provocar la peor catástrofe Hasta el último fraude electoral, Hamid Karzai, presidente de Afganistán, es el “hombre más chic” del planeta, según coinciden en señalar varios diseñadores de modas encantados con sus sombreros de astracán (piel de cordero de lana muy rizada), trajes italianos y capas bordadas de colores deslumbrantes. En los Estados Unidos empieza a hacerse conocer un mes después de la voladura de las Torres Gemelas. Desde octubre de 2001, la alianza atlántica (OTAN) libra en su territorio dos guerras en forma simultánea: una contra el régimen talibán, semillero de Al-Qaeda, y otra contra los traficantes de opio. Bien no va una ni la otra. En un país familiarizado con la corrupción, Karzai resulta reelegido en noviembre de 2009 gracias a la renuncia a la segunda vuelta de su rival, el ex canciller Abdulá Abdulá, por falta de garantías para el recuento de los votos. El fraude, denunciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea, no afecta la (leer más)

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Política

Juicio de lesa humanidad

Por razones más políticas que jurídicas Baltasar Garzón deberá ocupar el banquillo En la carrera de Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional de España, cada 16 de octubre es más que un aniversario. Es un doble aniversario. En esa fecha, en 1998, logra el arresto de Pinochet en Londres por torturas y asesinatos de ciudadanos españoles cometidos durante el largo invierno de la dictadura militar chilena; en esa misma fecha, diez años después, se declara competente para investigar en su propio país la suerte de 114.000 personas desaparecidas o enterradas en fosas comunes durante otro largo invierno, la dictadura militar de Franco. Juzga, en ambos casos, crímenes de lesa humanidad. Lo son y, en principio, no prescriben. Pero en España rige la ley de amnistía promulgada en 1977, dos años después de la muerte de Franco. Por avanzar en la pesquisa solicitada por los parientes de los desaparecidos, Garzón es querellado por grupos de extrema derecha como Manos Limpias, la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) y Libertad e identidad. Entiende (leer más)

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Política

El mito del eterno retorno

Putin amenaza con sacar de las cloacas a los terroristas Si antes iba a aniquilar a los terroristas hasta “en el inodoro”, ahora promete “arrancarlos del fondo de las cloacas”. Con su renovado aviso, en un tono acaso más contundente que en 1999, Vladimir Putin confirma su convicción sobre la aparente necesidad de preservar con puño de hierro la seguridad en Rusia. Menos enfático y más prolijo, aunque no menos drástico, el presidente, Dimitri Medvedev, clama por reforzar las leyes tras los brutales atentados contra el metro de Moscú y el centro de la ciudad de Kizliar, en la república norcaucásica de Daguestán. Está claro que, desde mayo de 2008, el primer ministro conserva el poder y su protegido ejerce el gobierno. Está claro, también, quién manda. Es público y notorio que, por primera vez, las órdenes no salen de las entrañas del Kremlin. Putin, ex espía de la KGB, es primer ministro, después presidente, ahora primer ministro y, de seguir la secuencia, después presidente. Es de los que comen ajo: le gusta repetir. Y (leer más)

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Política

Los sueños de mi madre

La histórica reforma sanitaria concretada por Obama no deja de dividir las aguas en EE.UU. De ser cierto que cada cual tiene la edad de sus emociones, Barack Obama ha rejuvenecido dos años en apenas dos meses. Entre la derrota de los demócratas en enero frente al senador republicano Scott Brown en Massachussets, dominio tradicional de los Kennedy, y la peliaguda sanción del plan de salud en la Cámara de Representantes, antes aprobado en el Senado, aparecen y desaparecen en su semblante un par de precoces arrugas. Son consecuencia de las tribulaciones por los dudosos dividendos del capital político invertido en reformar un sistema que nace torcido en los albores del siglo XX y que, durante gobiernos de distinto signo, se resiste a ser enderezado. En los Estados Unidos, los mayores de 65 años están cubiertos por el Medicare y las familias con ingresos modestos, así como los niños, las embarazadas y las personas con capacidades especiales, están cubiertas por el Medicaid. Entre un plan médico y el otro, gestionados en forma poco eficiente por (leer más)

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Política

Té con masas

Obama, como Clinton, se topa con un firme rechazo a reformar el sistema de salud Ha escrito en la palma de su mano izquierda: “energía”, “impuestos” y “levantar el ánimo” de la gente; otra consigna, “recortes presupuestarios”, está tachada. Desde el atril, mientras agita los brazos y deja ver esos apuntes en tinta negra, Sarah Palin clausura la convención nacional del Tea Party. Está en Nashville, Tennessee, territorio del ex vicepresidente demócrata Al Gore, derrotado por George W. Bush en las mañosas presidenciales de 2000. La vitorea una multitud encantada con sus maldiciones contra esos liberals, o izquierdistas, capaces de lo peor. La ex candidata a vicepresidenta de los Estados Unidos y ex gobernadora de Alaska es, ante ellos, “alguien como nosotros, del mundo real”. Cobrará al final de la velada 100.000 dólares. Son sus módicos honorarios por intervenir en esa recreación del histórico motín del puerto de Boston. Entonces, el 16 de diciembre de 1773, es contra Gran Bretaña por gravar la importación de productos de primera necesidad como el té; colonos disfrazados de (leer más)

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Política

La mejor de su clase

Los desastres naturales, como en Chile y Haití, causan más éxodos que las guerras Hacia finales de 2003, Michelle Bachelet es rara; algo esconde. Ni proyecto político tiene. En ese momento, las encuestas comienzan a iluminarla. Convoca entonces a los barones del Partido Socialista. Valora sus trayectorias, pero no confía de ellos. No confía en nadie. Después incorpora a independientes y liberales. Tampoco comulga con ellos. Son útiles para dilucidar las dudas del establishment y los inversores extranjeros. “Uno tiene que tratar de ponerse en los zapatos del otro para buscar la fórmula”, suelta, enigmática. Es la clave de la abrumadora imagen positiva de más del 80 por ciento con la cual ha terminado su gobierno. ¿Qué significa ponerse en los zapatos del otro? Eso, precisamente, y saber escucharlo. En el tiempo invertido en forjarse a sí misma y ejercer la presidencia, amargamente coronada con el terremoto, el tsunami, las réplicas, las víctimas y la primera derrota en dos décadas de la Concertación en elecciones generales, ha acumulado tanto capital político Bachelet como capital económico (leer más)

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Sociedad

No soy de aquí ni soy de allá

Los desastres naturales, como en Chile y Haití, causan más éxodos que las guerras En su primera reacción tras el devastador terremoto en Chile, Evo Morales cala más hondo que cualquier otro mandatario con una reflexión que, por simple, no deja de ser punzante: “Siento que la madre tierra se enoja”. Tanto se enoja la madre tierra, o Pachamama, que promete para este siglo menos huracanes, tifones, inundaciones, tormentas de nieve y otras calamidades relacionadas con el clima, pero, al mismo tiempo, los fenómenos de ese tipo serán cada vez más intensos y, como consecuencia de ello, más devastadores. Es el pronóstico de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2009, 245 desastres naturales sacuden al planeta. De ellos, 224 están vinculados con el clima; afectan a 58 millones de personas. Por poco, la ONU no acierta en la cantidad de refugiados ambientales: prevé 50 millones. Se trata de aquellos que, por sequías, desertificación, erosión de los suelos, accidentes industriales y otros factores, deben desplazarse dentro de (leer más)

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Política

Dios salva a la reina

Como siempre, a la Argentina la asiste el derecho en las Malvinas, no la simpatía de los isleños Puestos a hacer memoria, los británicos recuerdan con tanto recelo la Guerra de las Malvinas como “la mano de Dios”. La reacción de Margaret Thatcher ante los afanes bélicos de Leopoldo Fortunato Galtieri no tiene punto de comparación con el timo del primer gol de Maradona en la Copa del Mundo de 1986, en México, pero, en la memoria colectiva, ambas circunstancias reflejan la peor imagen de los argentinos. En esa imagen distorsionada, e interesada, no caben la belleza y la destreza desplegadas por Maradona en el segundo gol del mismo partido, injustamente opacadas por la viveza del primero. Son las dos caras de una misma moneda: cómo nos ven y cómo queremos que nos vean. En el Foreign Office, las Malvinas, así como la Argentina, están tan lejos de ser una prioridad. Cada año, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas insta a ambas partes a debatir la soberanía de las islas. Gran Bretaña hace (leer más)

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Política

Crónicas terrícolas

Es más fácil hablar con extraterrestres que acordar un plan para paliar el desempleo A Marte “llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados […] Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: «Hay trabajo para usted en el cielo. ¡Visite Marte!». Y los hombres se lanzaban al espacio”. En sus Crónicas marcianas, Ray Bradbury imagina en la década del cuarenta la colonización de Marte en un año todavía incierto y remoto: 1999. La humanidad, acechada por el desempleo y otras plagas, abandona la Tierra en sucesivas oleadas de cohetes plateados con el fin de establecerse en ese planeta. Son invasores, irrespetuosos de la cultura ajena. Terminan diezmando a la población nativa con un arma letal: el contagio de sus (leer más)

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Política

No nos dejes caer en la tentación

Los negocios privados de los mandatarios despiertan suspicacias en todo el mundo Apenas concluye su labor como canciller de Alemania, Gerhard Schröder acepta ser el presidente del consejo de vigilancia de una filial de la compañía Gazprom. No espera ni un mes. Pasa a cobrar 350.000 dólares anuales. Es un escándalo. Entre sus últimos actos de gobierno, el antecesor de Angela Merkel brinda avales al gigante gasífero ruso para un préstamo. De saber que va a ser uno de sus principales ejecutivos, ¿habría sido más cuidadoso en los acuerdos con su amigo Vladimir Putin? En Alemania y otros países son incompatibles los negocios privados con la función pública. Difícilmente salga indemne un mandatario cuyo patrimonio se incremente en forma excesiva durante su gestión o, después, se valga de una posición de privilegio para hacer una diferencia, como en la Argentina de los Kirchner. De hacerla, esa diferencia será para la campaña por la reelección, como ocurre en 1996 con Al Gore como ladero de Bill Clinton: le achacan que usa el teléfono de su despacho, (leer más)