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Política

Los sueños de mi madre

La histórica reforma sanitaria concretada por Obama no deja de dividir las aguas en EE.UU. De ser cierto que cada cual tiene la edad de sus emociones, Barack Obama ha rejuvenecido dos años en apenas dos meses. Entre la derrota de los demócratas en enero frente al senador republicano Scott Brown en Massachussets, dominio tradicional de los Kennedy, y la peliaguda sanción del plan de salud en la Cámara de Representantes, antes aprobado en el Senado, aparecen y desaparecen en su semblante un par de precoces arrugas. Son consecuencia de las tribulaciones por los dudosos dividendos del capital político invertido en reformar un sistema que nace torcido en los albores del siglo XX y que, durante gobiernos de distinto signo, se resiste a ser enderezado. En los Estados Unidos, los mayores de 65 años están cubiertos por el Medicare y las familias con ingresos modestos, así como los niños, las embarazadas y las personas con capacidades especiales, están cubiertas por el Medicaid. Entre un plan médico y el otro, gestionados en forma poco eficiente por (leer más)

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Política

Té con masas

Obama, como Clinton, se topa con un firme rechazo a reformar el sistema de salud Ha escrito en la palma de su mano izquierda: “energía”, “impuestos” y “levantar el ánimo” de la gente; otra consigna, “recortes presupuestarios”, está tachada. Desde el atril, mientras agita los brazos y deja ver esos apuntes en tinta negra, Sarah Palin clausura la convención nacional del Tea Party. Está en Nashville, Tennessee, territorio del ex vicepresidente demócrata Al Gore, derrotado por George W. Bush en las mañosas presidenciales de 2000. La vitorea una multitud encantada con sus maldiciones contra esos liberals, o izquierdistas, capaces de lo peor. La ex candidata a vicepresidenta de los Estados Unidos y ex gobernadora de Alaska es, ante ellos, “alguien como nosotros, del mundo real”. Cobrará al final de la velada 100.000 dólares. Son sus módicos honorarios por intervenir en esa recreación del histórico motín del puerto de Boston. Entonces, el 16 de diciembre de 1773, es contra Gran Bretaña por gravar la importación de productos de primera necesidad como el té; colonos disfrazados de (leer más)

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Política

La mejor de su clase

Los desastres naturales, como en Chile y Haití, causan más éxodos que las guerras Hacia finales de 2003, Michelle Bachelet es rara; algo esconde. Ni proyecto político tiene. En ese momento, las encuestas comienzan a iluminarla. Convoca entonces a los barones del Partido Socialista. Valora sus trayectorias, pero no confía de ellos. No confía en nadie. Después incorpora a independientes y liberales. Tampoco comulga con ellos. Son útiles para dilucidar las dudas del establishment y los inversores extranjeros. “Uno tiene que tratar de ponerse en los zapatos del otro para buscar la fórmula”, suelta, enigmática. Es la clave de la abrumadora imagen positiva de más del 80 por ciento con la cual ha terminado su gobierno. ¿Qué significa ponerse en los zapatos del otro? Eso, precisamente, y saber escucharlo. En el tiempo invertido en forjarse a sí misma y ejercer la presidencia, amargamente coronada con el terremoto, el tsunami, las réplicas, las víctimas y la primera derrota en dos décadas de la Concertación en elecciones generales, ha acumulado tanto capital político Bachelet como capital económico (leer más)

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Sociedad

No soy de aquí ni soy de allá

Los desastres naturales, como en Chile y Haití, causan más éxodos que las guerras En su primera reacción tras el devastador terremoto en Chile, Evo Morales cala más hondo que cualquier otro mandatario con una reflexión que, por simple, no deja de ser punzante: “Siento que la madre tierra se enoja”. Tanto se enoja la madre tierra, o Pachamama, que promete para este siglo menos huracanes, tifones, inundaciones, tormentas de nieve y otras calamidades relacionadas con el clima, pero, al mismo tiempo, los fenómenos de ese tipo serán cada vez más intensos y, como consecuencia de ello, más devastadores. Es el pronóstico de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2009, 245 desastres naturales sacuden al planeta. De ellos, 224 están vinculados con el clima; afectan a 58 millones de personas. Por poco, la ONU no acierta en la cantidad de refugiados ambientales: prevé 50 millones. Se trata de aquellos que, por sequías, desertificación, erosión de los suelos, accidentes industriales y otros factores, deben desplazarse dentro de (leer más)